martes, 31 de mayo de 2011

Lady Vaga y el ginecólogo chulazo

Queridas y queridos, por si alguno tiene dudas aún a estas alturas, os confesaré que mi relación antagónica con los ginecólogos no siempre fue así. Hubo un tiempo en que sus batiblanqueadas presencias no me provocaban taquicardias, sudores fríos y castañeteo de rodillas. Creedlo o no, es la verdad, acólitos.

Todavía recuerdo el primer ginecólogo que se cruzó en mi camino, ¡ay!, qué hermoso era. Para honrar su recuerdo como merece, le llamaré "el ginecólogo chulazo".

Sabed, queridas y queridos, que mis honorables ancestros nunca han sido partidarios de revisar partes del cuerpo "porque sí" ni de andar palpando redondeces a la búsqueda de bultos espurios ni, por supuesto, de meter dedos por orificio alguno (ni siquiera los que la ropa no tapa, no) así, sin ton ni son. Así llegué yo a cumplir 21 primaveras sin haber pasado por las manos de ginecastro ninguno y sí por las de algún afortunado partenaire.

En aquellos tiempos, oh lectores, Lady Vaga era el embrión daftpunkero de la diva refinada que ahora conocéis. Es decir, ya era VIPerina hasta la extenuación, pero hoy día me encuentro harder, better, faster, stronger, sin perjuicio de admitir que entonces tenía las tetas algo más alpinas y el orgullo menos baqueteado.

Me dio por estudiar una lengua extranjera que en el futuro me traería inconmensurables alegrías y fue la primera de ellas coincidir en clase con un espécimen masculino alto, moreno y de piel tostada por el sol que nos hacía suspirar y mojar el underwear a todas las damas concurrentes. No entraré en detalles físico-escultóricos, porque sé que al menos una de mis lectoras, Lady Rabbit en concreto, está sin bragas ahora mismo y no quiero que haga efecto ventosa en la silla del despacho. Perdonadme, pues, y culpadla a ella de la curiosidad en que quedáis sumidas. ¡Se siente!

Un día, durante el descanso, el macho ibérico se me acerca y comenzamos a charlar acerca de nuestras respectivas profesiones y vidas. Se extraña sobremanera de que, a mis años, aún no me haya subido al potro de ningún profesional -si bien siempre me he considerado una consumada amazona, digna descendiente de Andrómaca- y procede a explicarme cómo es una revisión. Os ahorro los detalles técnicos que, por otra parte, casi todas conocéis o podéis imaginar, y voy al meollo, que tuvo lugar después de que yo le dijese que no veía necesidad de que nadie me metiese dedillos o aparatejos por ahí abajo sin antes besarme el cuello o llevarme a cenar:

- Tú vente un día a mi consulta, Lady, que muchas decís que preferís una chica, pero las chicas te van a meter dos dedos para revisarte y yo no, yo lo hago con uno- y me muestra su mano derecha, del tamaño de una raqueta de paddle, a juego con sus casi dos metros de dorado esplendor.

- Pero ¿de verdad te crees que enseñándome esa pedazo de mano que tienes me van a dar ganas de ir a tu consulta?

Y aquí viene mi consejo, niñas: nunca, nunca, nunca dejéis que os revise los bajos un ginecólogo chulazo que busca clientas entre sus compañeras de clase. Porque lo más probable es que no sea ni médico ni nada y solo quiera aprovecharse de vuestra inocencia y franco candor. Y si un tío tan guapo recurre a esa pésima estrategia en vez de a fardar de físico, es que alguna tara importante tiene.

He dicho, nenas, luego no os quejéis de que no avisé.

lunes, 30 de mayo de 2011

Y otra carta de amor para nuestros ginesaurios queridos...

Queridas y queridos, os informo de que (sí, se informa "de"; decirlo sin preposición está mal, majetes. ¿Que soy una talibana ortográfica? Ya, y de la lactancia también, según algunos, ¿pasa algo?) en la sección "Descarga tu Plan de Parto" podéis encontrar el Plan de Parto Subversivo original, en sus versiones imprimibles de una y dos páginas, así como dos versiones epistolares confeccionadas con el mismo para enviar el próximo 7 de junio: la original que ya todos conocéis y la que Lady Destroyer, una misteriosa activista con muy mala leche y muy buen humor, ha modificado para dejarlo más acorde con sus deseos y necesidades de expresión.

Lady Destroyer, te agradezco que estés tan cabreada y tan dispuesta a ayudar. Los empleados del servicio de Correos también te lo agradecerán.

domingo, 29 de mayo de 2011

¿15.000 en una cama?

Queridas y queridos, como el domingo es un día de perezoso asueto y sé que ni os pasáis por aquí (lo cual me parece magnífico, puesto que supongo que estaréis dedicándoos al fornicio, al cuidado de vuestros retoños, a lavar el coche como tantos tuneros de pro o simplemente a vaguear, loable afición donde las haya), vengo sólo a deciros que algo tendrá Lady Vaga que os pone cachondillos, os vicia y os engancha, porque:
  • Desde que puse el ordenador en la cama, el pasado 30 de marzo, me habéis visitado más de 15.000 veces.
  • En lo que va de mayo, se han superado las 10.000 visitas.
  • El Plan de Parto Subversivo va por las 2.500 visitas ¡y subiendo!, que no es moco de pavo teniendo en cuenta que se ha compartido en Facebook y en muchos otros blogs.
Así que, queridas y queridos, gracias por la compañía virtual, el apoyo, los encantadores mensajes y la presencia aun en la distancia. Han sido ocho semanas maravillosas y espero que os quedéis con Minimacho y conmigo otras catorce, como poco.

Y ahora, dolce far niente hasta mañana, que para eso es domingo.
Besos perezosos,
Lady Vaga.

sábado, 28 de mayo de 2011

Una carta de amor para la SEGO

Queridas y queridos, como yo soy Vaga redomada y sé que vosotros en el fondo también, he pensado que alguien debería ponéroslo fácil para que el día 7 (Día Mundial de los Derechos del Nacimiento), que ya está muy cerquita, no tengáis excusa para el escaqueo.

Como recordaréis, Lady Rabbit tuvo la genial idea de enviar el Plan de Parto Subversivo a la SEGO y a cuantos ginecólogos en nuestras vidas se han portado vilmente con nosotras (o con vuestras novias, hijas, madres o hermanas, que también necesitamos y agradecemos vuestro apoyo, chicos) y en eso estamos, organizando un envío masivo del cual nos encantaría que formaseis parte. Y como sé que si no os lo damos todo mascadito no os movéis del sofá, me he dignado redactar una carta modelo, con su encabezamiento, su remitente, su remite y todo menos flores en los márgenes, para que no tengáis más trabajo que descargarla, cambiar la fecha y darle al botón de "Imprimir". Podéis conseguirla aquí o en la sección de descargas, a la derecha de la página.

Os recuerdo que estáis invitadísimos a uniros a la página de Facebook "Señor ginecólogo, si Vd. sabe parir mejor, adelante" para obtener un listado de posibles destinatarios, participar y sugerir ideas y que sois completamente libres de redactar vuestro propio escrito (faltaría más) o poner otro remitente (éste se le ocurrió a una de nuestras colaboradoras y nos pareció muy ingenioso y apropiado) si es vuestro deseo.

Me encantaría que colaboraseis con nosotras en esta divertida acción cuyo único propósito es recordar a los ginecólogos anticuados que somos personas y no contenedores de bebés. Si nos sale bien, no dudéis de que prepararemos otras periódicamente a ver si van espabilando.

Y ahora, voy a reclinarme, que me duelen las yemitas de escribir,
Lady Vaga,
la diva que divaga.

viernes, 27 de mayo de 2011

El sueño de Lady Vaga

Queridas y queridos, las divas también soñamos. Y es curioso que, en sueños, todos los mortales somos más o menos iguales, con nuestros miedos, nuestras esperanzas y nuestras asociaciones de ideas desconcertantes... Bueno, todos, menos Paris Hilton, que no tiene ideas que asociar, y Justin Bieber, a quien el flequillo no deja distinguir si está despierto o dormido.

Sin ir más lejos, yo llevo dos noches soñando con Minimacho. Anteanoche, justo antes de cumplir la semana veinticuatro, soñé que moría. No recuerdo cómo lo supe, pero de pronto me llevaba la mano a la barriga y sabía, con ese tipo de certeza que sólo se da en los sueños, que mi Minimacho había decidido dejarme. Desperté completamente angustiada por aquel sueño cuyo recuerdo aciago se dedicó a amargarme el día de ayer.

Pero como mi cerebro me quiere mucho y sabe que dependo de él (y de las cerezas que han pasado a ser el elemento fundamental de mi dieta desde hace un par de semanas), anoche me envió otro mensaje onírico y me proyectó la película "Puedes parir a Minimacho", protagonizada, como no, por mi excelsa persona y por el susodicho Mini.

En el sueño estoy en pleno trabajo de parto, en mi casa, con Lord Muchomacho y nuestra comadrona. Ella me explora y dice que sigo de tres centímetros y que llevo no sé cuántas horas estancada, así que cree que lo mejor es irnos al hospital. En ese momento recuerdo nítidamente todo cuanto viví en mi primer parto: las broncas como si yo fuese una niña pequeña, la despersonalización, el miedo, el calor asfixiante de aquel box, las ironías de la comadreja comadrona y de la carnicera ginecóloga... Y no quiero ir; sé que si voy al hospital me harán otra cesárea y no creo que pueda soportarlo... Le suplico a mi comadrona que me dé media hora más, sólo media, y ella accede.

Hablo mentalmente con Minimacho, me acaricio la barriga, y le pido que me ayude. Le explico que aún tenemos unas cuantas horas por delante y que en casa estaremos más cómodos, que mamá no quiere ir todavía al hospital pero que lo hará si es imprescindible. Y Minimacho me escucha; lo sé porque soy su madre. Además, tiene toda una vida pendiente aquí fuera para ignorarme y desobedecerme, ¿y no es eso un magnífico aliciente para decidirse a nacer?

No me preguntéis cómo, porque es una de esas elipsis temporales que sólo suceden en los sueños y en algunas monumentales borracheras, pero lo siguiente que veo es que tengo ganas de empujar (aunque sólo ha pasado esa media hora de gracia, o quizá ni siquiera) y que entre mis piernas asoma, morenita y redonda, la cabeza de Minimacho. Noto su cuerpo resbalando a través del mío y las lágrimas mojándome la cara; la mano de Lord Muchomacho me acaricia el pelo y sonrío mientras lloro. Unos segundos después, los hombros de mi chicuelo se deslizan fuera de su primer apartamento y mi comadrona lo recoge para ponérmelo sobre el pecho.

Yo creo que el sueño de esta noche bien vale para anular el anterior, ¿no? Y lo mejor de todo es que, si la comadrona estaba en casa con nosotros, significa que en el sueño Minimacho se esperaba hasta su semanita, pacientemente y sin adelantarse...

Así que, queridas y queridos, Lady Vaga parirá y lo hará como una reina: bien acompañada y mejor asesorada, en su casa reconvertida en Bat-cueva para la ocasión y sin manos inoportunas que le hurguen los bajos. O no sería yo una diva.

miércoles, 25 de mayo de 2011

¿Por qué escribes un blog? Premio al blog enriquecedor

Me pregunta Diana por qué escribo este blog y tiene el detallazo de decir que La Vida de Lady Vaga le ayuda a ver las cosas de otro color. No contenta con ser así de maja, esta mujer con nombre de diosa me otorga un premio y todo, cuya dotación económica aún no me ha sido comunicada:



Aunque yo creo que esa pregunta la respondí en la primera entrada, "Bienvenidos a la cama de Lady Vaga", no me importa volver a contar la misma historia una y otra vez, tengo complejo de tertuliana.

Estoy embarazada del que será mi segundo hijo y al cual, para los efectos que al blog atañen, podéis llamar Minimacho; mañana cumplo veinticuatro semanas, unos seis meses aproximadamente (día arriba, día abajo). Mi embarazo iba viento en popa, hacía vida normal, iba al trabajo, cuidaba de O. G. (mi hijo mayor, un precioso bebé seductor cuyo hobby principal es besar chicas e invitarlas a palomitas, sean vendedoras del Leroy Merlin, encargadas de Pronovias o policías nacionales), colaboraba con El Parto Es Nuestro, hacía muchos arrumacos a mi guapísimo y altísimo Lord Muchomacho (arrumacos y todo lo demás, que así es como se queda una embarazada, queridas mías), me calzaba el tacón catorce horas diarias y todas esas cosas que ya os imagináis y que son consustanciales a mi espectacular vida. Ni que decir tiene que me encontraba divinamente, quitando las náuseas (que, por otra parte, también me dan en el trabajo cuando veo a según qué paisanaje entrar por la puerta) y la somnolencia extrema.

Sin embargo, la madrugada del 15 al 16 de marzo, tuve una fisura en la bolsa de líquido amniótico (bolsa dichosa, si por mí fuese te habría puesto remaches y plástico de doble densidad, puñetera), lo cual me llevó directa al Hotel Espe, donde me quedé dos semanitas a pensión completa, spa y relax hasta completar mi tratamiento de antibióticos y terminar con la paciencia (ya mermadita de serie) de mi agradable carcelera, la doctora Fistra, una encantadora mujer con la que algún día me tomaré un té mientras jugamos a adivinar en cuál de las dos tazas está el laxante de caballo. Os recuerdo que, según esa doctora, Minimacho tenía muy poquitas posibilidades de salir adelante y, si lo lograba, sería en todo caso un gran prematuro (para lo cual tendríamos que llegar antes a la viabilidad, las veinticuatro semanas que mañana se cumplen).

Pasados esos catorce días, pedí el alta voluntaria para continuar con el reposo en mi residencia privada, dotada de TV en color, baño completo, terraza con vistas y cama tamaño familiar (y nunca mejor dicho, porque hace ya dos años que ahí no se duerme de dos en dos), además de menús a la carta mucho más nutritivos y gustativamente entretenidos que los que me servían en Hotel Espe, que no dejaba de ser un resort bastante aburrido para mí.

Actualmente, continúo de baja médica hasta nueva orden, si bien la doctora que me lleva es bastante más optimista en cuanto al riesgo de Minimacho y me da permiso para pasear, airearme y sintetizar vitamina D al solecito matinal, lo cual mi cuerpo serrano y yo agradecemos más que un Euromillones en este momento vital.

El objetivo, como ya sabéis, es llegar a septiembre, que es cuando salimos de cuentas, y entonces liberar a Minimacho y que nazca en la fecha que más cabalística y simpática le resulte. Por eso escribo este blog: para entretenerme hasta entonces y para que todas las mujeres, embarazadas o no, que pasen por aquí sepan que si tienen la misma mala suerte que tuve yo con la fisura no tienen por qué desesperarse ni dar todo por perdido.

Desde mi diván os lo digo,
palabra de Lady Vaga.

martes, 24 de mayo de 2011

Vestida para el éxito, embarazada y divina

Mis chicas de septiembre, cuya "dulce espera" terminará más o menos por las mismas fechas que la mía (¿verdad, Minimacho? Que lo llevamos diez semanas hablando...), me animan a frivolizar un poquito hablando de moda para embarazadas y yo no soy nadie para llevarles la contraria, pues sé que sin sus visitas mi pequeño oasis bloguero sería más bien un erial con menos animación que la despedida de soltero de Alfonso Díez.

Cuando estoy embarazada y me da por mirar el armario, recuerdo siempre a Marta Sánchez quejándose de que no conseguía encontrar ropa premamá favorecedora y, en parte, estoy de acuerdo con ella: hay mucho saco estampado de floripondios y pocas cositas realmente ponibles y llamativas. Porque ¿no os pasa a vosotras que os sentís muy atractivas y sexys con la barriguita? Nenas, es total, porque disimula el posible michelín que pudiéseis tener, queda redondita y monísima y (sí, lo corroboro) de perfil hace que el trasero se vea muy muy bien. Salvo la ciática, todo son ventajas.

En mi caso, quizá sea por el confinamiento forzoso o porque me da poco sol, pero reconozco que pocas veces en mi vida me he sentido tan a gusto con mi cuerpo como con este embarazo (y eso que mientras estuve ingresada le regañé doscientas doce veces por fabricar bolsuchas frágiles y blandurras tipo las de tubérculo del Carrefour en vez de sólidos bolsacos como los que dan en Sánchez Romero); cualquier cosa que me ponga me da la sensación de que me queda monísima; otra historia será verme después en foto, pero eso esperará hasta después de los calores. Menos mal que yo no soy de subir mis looks a Chonísimo Chicísimo.

Así que aquí os dejo con mi guía de compras para embarazadas, que no es más que una lista de sitios y trapos que a mí me funcionan. Sentíos libres de añadir las tiendas o prendas que más os gusten, de criticar y hasta de sorprenderos por la poca ropa premamá que en ella encontraréis (de hecho, nada en la lista es de premamá salvo que lo indique expresamente). Eso sí, os garantizo que de todo lo que figura en la guía hay talla tanto para esbeltas como para generosas de formas y que lo podréis reutilizar, si no para el posparto (por el cambio de estación), seguro el verano que viene aunque estaréis mucho más flaquitas.
  1. Los vaqueros: en mi armario son imprescindibles, embarazada o no. Ideales de precio los de premamá de Kiabi, aunque es casi misión imposible quitarles el olor a fibra textil (y eso que les he pegado buenas palizas en la lavadora y la secadora). Si, como a mí, os incomoda esa especie de fajín que incorporan para taparte la barriga, podéis descosérsela y os quedarán unos monísimos vaqueros a la cadera.
    Las adictas al talle bajísimo podéis pasar todo el embarazo con vuestros vaqueros de antes; yo intenté comprar unos así al principio, pero no tuve suerte y todos los que encontraba eran de caja más alta de lo que resulta cómodo en nuestro estado, así que recurrí al premamá.
    Lady Vaga aconseja: chicas, lucir hucha es una ordinariez os pongáis como os pongáis. Por favor, evitadlo a menos que sepáis que vuestros espectadores van a introduciros moneditas por la zona, en cuyo caso siempre podéis rotularos encima "Insert Coin" para facilitarles la labor.
  2. Tapando la tripita: con pantalones de talle bajo y camiseta puede pasar que se os quede la barriga al aire y no siempre apetece. En Kiabi hay unas bandas para la barriga muy monas que solucionan ese inconveniente, aunque no se mantienen en su sitio todo el tiempo hasta que el embarazo está muy avanzado. Usos alternativos para las bandas: póntela como un palabra de honor cortito para llevar en la piscina encima del bikini.
  3. Vestidos: para preñeces estivales, nada más fresco que un vestido de algodón. A mí me privan los de estilo ibicenco, que podéis encontrar en Primark por menos de 20 euros (yo me compré uno el año pasado por 11 y ahora le estoy sacando muchísimo partido), o los hippies estampados con nido de abeja en el pecho (low cost también en Primark), que podéis llevar incluso sin tirantes para lucir súper sexys.
    Últimamente he encontrado algunos muy bonitos y bien de precio en Blanco (os diré que sin ser delgada he entrado en la talla M, así que, sí, hay talla para todas); por lo holgado que me va el vuelo de la falda, calculo que ese vestido llegará hasta el final del embarazo, o casi.
    En la sección juvenil de Zara también encontraréis cosas monas y prácticas; tengo uno de mi primer embarazo que me está dando un resultado fabuloso.
    En New Yorker encontraréis vestidos y blusas favorecedores y muy combinables para vaqueros o leggings.
    Ojo con los vestidos cortos: quedan muy monos, pero prestad atención al largo y tratad de calcular cómo os quedarán conforme crezca la tripa o podéis llevaros sorpresas... Tengo un par de H&M que, sin ser de premamá, quedan preciosos, entallados y drapeados desde el hombro a la rodilla. Marcan la tripa de una manera súper sexy y son comodísimos; eso sí, como no eran de premamá y el corte era tan ceñido, tuve que comprarme un par de tallas más para estar a gusto.
    Lady Vaga aconseja: no tengas pudor en probarte una talla o dos más de la que sueles usar si el vestido te gusta; en el peor de los casos siempre lo podéis arreglar si adelgazáis más de lo esperado tras el parto. Es mejor que te quede un poco suelto que ir en plan morcón por la vida, y si no, que se lo digan a Beyoncè.
  4. Marcar tripita: a veces, de perfil tenemos sensación de "mesa camilla". Supongo que a las famosas también les pasará, porque por mucho vestido de gala que luzcan en la alfombra roja estando preñis, me he fijado en que evitan posar de lado. Cuando tengamos la panza ya grandota y nos veamos muy anchas de perfil, podemos recurrir a un cinturón a la cadera, bien sea uno ancho de cuero (queda fenomenal combinado con las sandalias o botas country para las más atrevidas) o un cordelito de algún otro material (me gustan especialmente las trencitas largas con las que puedes dar dos vueltas, una por encima y otra por debajo de la barriga; dan un aire griego muy vistoso con los vestidos largos). Cuidado con apretároslo demasiado, corréis el riesgo de parecer representantes de embutidos.
  5. Ropa interior y de baño: me declaro abiertamente adicta a Change of Scandinavia desde que se instaló en España. Los precios, más que razonables; los diseños, sexys y prácticos; hay variedad de colores, de estilos y, lo más importante, de tallas (pero de verdad). Con deciros que yo he encontrado un sujetador sin tirantes espectacular (y me cuesta horrores, porque soy muy exigente en ese aspecto) Si os resistís a dejar de usar aros en el embarazo, aquí encontraréis sujetadores con aros hasta que deis a luz y de lactancia después. Además, suelen hacer promociones y descuentos muy rentables. Ah, los chicos: si queréis hacer un regalo "especial" a vuestra preñadita preferida, podréis comprar su talla directamente si ella tiene tarjeta del Club y darle un sorpresón.
    Respecto a las bragas (me niego a decir "braguitas", lo siento), en el embarazo las prefiero lo más bajitas posible para que no me incomoden en la parte de abajo de la barriga. Últimamente, las más prácticas que he encontrado son las de Sloggi, muy a la cadera, sin costuras y de tono visón que no se notan absolutamente nada de nada ni siquiera con vestidos blancos finos. Que no es plan de ir como la española del british bodorrio del mes pasado, que se le notaba el glúteo comprimido por la braga, no señor.
Y, de momento, no se me ocurre nada más, salvo recordaros que no por estar embarazadas debemos dejar de preocuparnos de nosotras mismas (en la medida en que podamos y queramos, claro, que no todas somos igual de fashion victims ni tenemos por qué) y que una sesión de peluquería la deja a una nueva y bien alta de moral.

Ya iré actualizando con lo que vaya recordando (sabéis que mis neuronas son pocas y están a muchas cosas), pero os recuerdo que podéis añadir lo que os apetezca a la lista.
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