miércoles, 23 de enero de 2013

Tetalibana, gracias a Dior (y sorteo)

Ya hace algún tiempo, queridas y queridos, que me tomé la libertad de explicar en este nuestro rinconcito de despotrique ginesáurico lo que vuestra diva adorada piensa sobre tetas, lactantes y botellines para bebés, pero nunca deja la vida de dar vueltas, como yo misma hago cuando divago, y creo llegada la hora de quitarme la máscara (pero nunca la de pestañas) ante vosotros y confesar lo que muchos sospecháis:

SOY UNA TETALIBANA

Sí, queridas y queridos. No os quedéis patiabiertos y boquidifusos, pasmaditos y confusos (¡qué bien se me da el arte del ripio!), pues estoy segura de que ya os lo figurábais e intuíais de qué pie cojeo aunque me calce los Choo con estilo felino.

Soy una tetalibana, sí. No tengo pudor alguno en denominarme a mí misma así para abreviar y para reírme un rato de quienes osan llamarnos “talibanas de la teta”. No sé qué imbécil inventó esa denominación que en su casa considerarán harto ingeniosa sus padres, poco objetivos como a su calidad de amantes progenitores corresponde, pero a mí no me ofende en absoluto, la hago mía y le doy la vuelta.

¿Por qué soy una tetalibana? Porque reconozco, donde sea y cuando sea, no solo que la lactancia materna es el mejor alimento para un bebé, sino que la fórmula, sencillamente, no lo es. No basta con decir que la teta es mejor; es que la leche artificial es bastante peor.

Porque admito, y los estudios lo avalan, que la leche artificial comporta riesgos serios para la salud del bebé. Y esto se lo digo en la calle a quien se ponga chulito sin despeinarme mi flequillo estilo Audrey.

Porque no entiendo que una mujer bien informada pueda preferir, teniendo capacidad de elegir, dar a su hijo chopped bien cobrado cuando tiene jamón ibérico gratis. Ojo: nada tiene esto que ver con las mujeres que, habiéndolo intentado, se han encontrado con un impedimento imposible de salvar. Para estos casos se creó la leche artificial y, como las cesáreas necesarias, bienvenida sea.

Porque me hace mucha gracia que, siempre que alguien defiende la lactancia materna, llegue una súper-respetuosa chachiguay a decir que tan buena es una cosa como la otra y que hay que respetar todo. No, mira, reina, yo no critico lo que tú haces con tus tetas y tus botes, pero tú no me cuentes milongas. Si das leche artificial por “x” razones, es TU problema (y el de tu hijo), TU decisión y TU vida, pero no me vengas con chorradas porque no cuela. No te justifiques, nadie te lo ha pedido.

Aparte de todas estas razones y otras tantas que no me apetece enumerar ahora mismo, porque acabo de hacerme las uñas y no quiero que se me estresen las cutículas, me gustaría reiterar que a mí me da exactamente igual lo que haga cada una con sus pechitos, cachetes y ombligos. Es cierto que me da pena por los bebés, que se pierden el mejor alimento del mundo, y por las madres que dejan de vivir una experiencia realmente increíble, pero oye, cada uno lleva su camino y arrieritos serán ellos, que yo soy una dama. Así que no empecemos con lo de siempre, que si la Vaga dice que las de biberón son no sé qué y que sus tetas (de la Vaga) son más antigravitatorias que las del resto porque, aunque esto último sea verdad, de mi boca no ha salido ni de mis yemitas tampoco.

Y para honraros, queridas y queridos, por llegar al final de esta perorata y en colaboración con la genial y siempre acertada Sarai Llamas, vamos a celebrar un sorteo  y alguno de vosotros se llevará esta preciosa lámina reivindicativo-festiva-espectacular.
Impresión digital de altísima calidad de la ilustración original de Sarai Llamas
en papel de 220gr satinado opaco, resistente a la luz y al agua.
Tamaño A4: 21 x 29,7 cm.

Cómo gozáis, ¿eh?, solo de imaginarlo. No nos deis las gracias, somos así de espléndidas. Sobre todo Sarai, que es la autora y única artífice de esta preciosidad.

Para participar, solo tenéis que dejar un comentario en esta entrada y haceros seguidores, fans, esbirros, acólitos o admiradores en las páginas de Lady Vaga y Sarai Llamas en facebook. El domingo a medianoche (hora peninsular) le diré a Ambrosio que corte el grifo y chape el chiringo, así que espabilad, que lo bueno acaba pronto. No olvidéis dejar una dirección de e-mail para contactar con vosotros en caso de resultar ganadores (podéis mandarla a mi correo electrónico si no queréis publicarla en abierto).

Y con esto y un bizcocho de mantequilla recién horneado (gracias, Ambrosio, está usted en todo), me despido hasta el lunes, fecha en que os comunicaremos quién es el afortunado ganador. Ganas me dan de hacer un tongo para que me toque a mí, pero soy una mujer honesta, no como otras que pululan por ahí...

Besos de la suerte,
Lady Vaga,
la diva que divaga.

viernes, 4 de enero de 2013

¿Qué fue de Bajo Arenas?

Queridas, queridos, arrellanada entre cojines de seda y cubierta con mi mantita de cachemira (los fashionistas cutres de medio pelo -es decir, cualquiera que se deje/haga llamar fashionista- dicen "cashmir" pero a mí eso me parece una horterada mayor que los pechos recauchutados de Yola) os felicito el Año Nuevo con mis mejores deseos, a saber: que las futuras parturientas de 2013 disfrutéis de partos respetados y que a los ginesaurios les caiga encima un piano de cola que les deje bidimensionales per secula seculorum, Dior mediante.

Pero también emerjo de las profundidades de mi vida de lujo y ociosidad supremos para daros cuenta de una noticia que me han filtrado mis siempre eficaces espías, que trabajan sin parar mientras yo me hago (me hacen) las uñas: Rajo-Bajos Arenas sigue vivo.

Sin duda recordaréis a ese sujeto y su jeta, pues presidió la SEGO y nos dejó auténticas para la posteridad perlas de un tamaño que no hay collar que aguante, pero si no le ponéis cara ahora mismo, podéis disfrutar de su simpar belleza aquí y aquí. Ahora, qué duda cabe, tenemos a un presidente mucho más moderno, dialogante e imaginario... Porque sí, queridas y queridos, el que hay ahora es también un personaje digno de hacer de villano dickensiano.

Qué guapo es este hombre y qué porte presidencial emana por
cada uno de sus poros... ¡Envidioso el que le critique, hombre!
Bueno. Pues como al amigo Juanma Rajo-Bajos no le aguantaban ya en su casa ni a la hora de comer, porque con eso de no ser presi estaba el amigo pesadito y quejumbroso como si fuese Juan Cuesta en la oposición, hubo que buscarle un quehacer; era eso o defenestrarle subrepticiamente. Por eso, ahora podemos encontrarle presidiendo algo tan maravilloso como la Federación de Asociaciones Científico Médicas Españolas, que responde al nombre abreviado de "FACME" y que fue escogido por su excelente sonoridad y potente capacidad evocadora, pues reconoce nuestro amigo Rajo-Bajos que su mayor fantasía es escuchar, en alguna ocasión, una sugerente voz femenina que le susurre al oído "fuck me, Bajito mío". Y, como tal no ha acontecido en nuestro universo ni acontecerá en ninguno de los potochocientos mil universos paralelos que la ciencia admite, se ha buscado él mismo las castañas para que por doquier se escuche "Rajo-Bajos, presidente de FACME, ha dicho..."

¿Que por qué? Porque puede, nenas. Así que ataos los machos, que bajo su yugo presidencial y carismática influencia es muy posible que la próxima vez que vayáis al alergólogo os haga un tacto vaginal o que el pediatra de vuestros hijos les haga unos monitores a la que os descuidéis.

Avisadas estáis, así que yo ahora me marcho a esperar que los Reyes Magos me traigan las bragas dispara-torpedos que les he pedido para mi próxima revisión ginecológica.
Lady Vaga,
la diva que divaga.

martes, 11 de diciembre de 2012

Estivill, en cash

Este tío es feo de dar pesadillas; no sé cómo algún lerdo puede relacionarle con
el sueño relajado, feliz y reparador... A mí me hace más bien un efecto laxante.
Queridas, queridos, aquí tenéis la definición gráfica de lo que es ser un vendido al Esti-vil metal. Y a buen entendedor, pocas palabras bastan (eso dice mi madre, que es muy del refranero español).

Me despido y me marcho a cenar, que esos langostinos no se van a morder solos,
Lady Vaga,
la diva que divaga.

sábado, 8 de diciembre de 2012

La bella y el bestia

Queridas, queridos, entre el famoseo, tanto el patrio como el de allende los mares, abundan la estulticia, la estupidez y la poca cosa neuronal. No sé si más que en otros gremios (imagino que la inteligencia en el famoseo seguirá una distribución normal, como las que estudiábamos en estadística en nuestros años mozos), pero desde luego, al ser archiconocidos, se aseguran de que todo el planeta se entere de que son, con todas las letras, imbéciles.

- No me guhta que a loh toroh te pongah la minifaldaaaaaa...
Ej que no pienso compartir tus mamellas ni con nuestros
churumbeles, corderita mía...
- Jo, Brayan, eres más paleto...
Estaba yo esta mañana navegando perezosamente entre diarios, panfletos, libelos y demás medios de comunicación online cuando mis hermosos ojos perfectamente delineados con khol se han encontrado con unas declaraciones de la voluptuosa -a la par que recosida- Megan Fox. Tras su maternidad, explica muy tiernamente que le apetece sobre todas las cosas estar con su bebé, lo cual para mí dice mucho de ella, como podéis leer aquí (intentad ignorar la terrible sintaxis del redactor, que es mortal de necesidad):

Desde que tiene a su hijo, Megan ha reconocido que es una mujer nueva. "Estoy enamorada de mi hijo y solo quiero estar en casa con él. Sin embargo, admite que ha sido difícil cuidar al recién nacido sin ningún tipo de ayuda le trajo algún que otro problema con su marido. "Hemos contratado una enfermera dos noches por semana porque si no íbamos a terminar divorciándonos", explicaba.

Y oigan, yo la entiendo. Si mi marido fuese tan gilipollas como Brian Austin Green, yo también contrataría una enfermera para que le diese su medicación y le atendiese dos noches por semana mientras me dedico a estar con mi bebé.

Las famosas también tienen su corazoncito... Y a mí la Fox me ha sorprendido agradablemente.

Y ahora, me marcho a supervisar la cena que está preparando Ambrosio, que al servicio no se le puede dejar solo en la cocina.

Se despide y se pone el delantal,
Lady Vaga,
la diva que divaga.

miércoles, 5 de diciembre de 2012

No más PVDC

Esta entrada es para todas mis compañeras de Apoyo Cesáreas, pero especialmente para Lady Cinnamon, una mujer y madre maravillosa de quien aprendo en silencio cada día, aunque ella no se dé por enterada.

Queridas, queridos, sabido es por todos que el cerebro de una diva funciona a una velocidad peculiar, pues habitamos en una dimensión paralela donde el tiempo y el espacio no coinciden con los parámetros de los mortales comunes, es decir, vosotros (con perdón).

Por tanto, no es de extrañar que la elaboración de reflexiones sesudas, profundas y capaces de dormir a un opositor a notario puesto de Red Bull hasta las pestañas se demore en mi persona hasta hacer olvidar a autora y lectores la idea original de la que surgía el tema.

Pero aquí estoy yo para poner remedio a tanto dislate y divagar bien a gusto. Sacad sin mayor dilación y a la voz de YA vuestros reclinatorios hinchables e hincad las rodillas en ellos para leer a la Vaga como se merece, es decir, genuflexos y receptivos. Pues es palabra de Lady Vaga para el perdón de los ginesaurios.

Hace ya varias semanas que entre las "miembras" (va por ti, Aido, que a saber "andandarás", muchachuela. Me caías simpática por tu irreverencia lingüística...) de El Parto es Nuestro (yo tampoco sé cómo me dejaron entrar ni en qué estaban pensando cuando aceptaron mi participación, pero ahora les toca aguantarme y maravillarse ante mis simpares belleza e ingenio) surgió un interesante intercambio de ideas acerca del PVDC y de cómo se sentía una mujer que, tras un intento de parto vaginal después de cesárea, terminaba con una nueva cirugía en su cuerpo. De todas las ideas allí vertidas bebí y bebí, cual Naty Abascal en una fiesta de la noche madrileña, y pensé, durante los ratitos que los pequeños O.G. y U-6 me dejan entre monería, juego y travesura, hasta llegar a algunas conclusiones que seguramente reflejarán mucho de lo que allí se dijo, pero espero que tal no moleste a ninguna de las participantes en aquella charla, pues en modo alguno pretendo arrogarme autorías que no me corresponden ni reinventar la rueda, invento viejuno donde los haya, sino mover a reflexión a mis ilustres admiradores, que sois vosotros, queridas y queridos.

Afirmo, sin temor a equivocarme, que va siendo hora de dejar de hablar de PVDC ("Parto Vaginal Después de Cesárea") y centrarnos en el PRDC ("Parto Respetado Después de Cesárea"). Y estoy segura de lo que digo porque, a lo largo de este tiempo que llevo absorbida por el monotema, he visto que una aplastante mayoría de las mujeres que han comentado delante de mí sus cesáreas se sintieron maltratadas durante el nacimiento de sus hijos.

¿Os hacéis idea del terrible sufrimiento que supone para una mujer darse cuenta de que en algún momento lo que está viviendo ha dejado de ser el acto íntimo de nacimiento de su hijo para pasar a ser principalmente una operación? Ojalá me equivocase, pero he visto demasiados casos en los que las madres se han sentido como meros trozos de carne, contenedores de bebés que había que vaciar con premura.

Es cierto que cada vez son más los profesionales que hacen del respeto y de la mínima intervención sus insignias en la atención al parto, pero, desgraciadamente, distan mucho aún de ser mayoría. Así que por el camino vamos quedando víctimas, mujeres cortadas y cosidas, separadas durante horas o días de nuestros hijos, con lactancias boicoteadas (quizá inadvertidamente) y con recuperaciones duras que hay que compaginar con el cuidado de ese pequeño ser por el que volveríamos a operarnos mil veces.

Pues bien, cuando nosotras, las "cesareadas", volvemos a quedarnos embarazadas, solemos buscar un PVDC. Necesitamos parir, necesitamos sentir a nuestros hijos abriéndose camino a través de nuestras entrañas, recuperar la confianza en nuestros cuerpos y sus procesos, revivir todo lo que nos fue arrebatado (no entro ya en si la cesárea es necesaria o innecesaria, pues me consta que el duelo se puede vivir con igual intensidad aun sabiendo que la cirugía era imprescindible y salvadora) y tendemos a identificar estos objetivos con el PVDC.

No negaré que un PVDC puede ser una experiencia sanadora y mágica (al menos, lo fue para mí) y no me gustaría que nadie pensase "claro, tú pariste a U-6 por el chichi, para ti es fácil hablar" porque, de verdad, he pasado mucho tiempo intentando poner en orden mis ideas para que ninguna mujer se sienta menospreciada, puesta en duda o tratada con condescendencia, pero tengo que reconocer que lo más importante es el camino que, como tantas luchadoras de AC, emprendemos incluso antes del nuevo embarazo.

No siempre se consigue el parto vaginal, es cierto. Por más que intento imaginarlo, me cuesta mucho ponerme en la piel de una mujer que pasa por una segunda cesárea después de haber puesto todo de su parte para vivir un parto vaginal... Tengo que recurrir a mis propios miedos durante mi segundo embarazo, reiterativos y en ocasiones atenazantes, para vislumbrar una pequeña parte del dolor que amigas como Lady Cinnamon experimentan y, aun así, sé que no alcanzo a cuantificarlo ni de lejos.

Por ello me parece tan importante reivindicar el PRDC. Queremos profesionales que se impliquen, que traten nuestro cuerpo, nuestro embarazo y nuestra mente con el mayor de los cuidados. Que no pierdan de vista que daríamos la vida una y mil veces por nuestros bebés, pero que no lo interpreten como un cheque en blanco para intervenir en nuestros partos.

Queremos partos respetados. Así, bien tratadas y atendidas, la mayor parte de nosotras conseguirá vivir un Parto Vaginal Después de Cesárea. Pero, más importante aún: incluso ese pequeño porcentaje que repita cesárea sabrá que esta vez fue diferente. Y ahí estará el primer paso de la recuperación.

Y, puestas a reivindicar, pidamos también "Embarazos Respetados", para no pasarnos meses acogotadas cada vez que pisamos una consulta, declinamos realizar alguna prueba o presentamos un plan de parto.

Ahora me retiro para ayudar a Ambrosio con la decoración navideña, pero no descarto volver si me da por pensar que no he conseguido explicarme con claridad suficiente.

Se despide, rodeada de "pongos" navideños que irán a parar al camión de reciclaje en 3-2-1,
Lady Vaga,
la diva que divaga.

lunes, 3 de diciembre de 2012

¿Ginecólogo? Él iba para veterinario...

Definitivamente, algunos confunden la vocación con la convención...


Gracias, misterioso ayudante, sin ti esta serie de carteles motivacionales sería una flunfa.

viernes, 30 de noviembre de 2012

¿Te hicieron la Kristeller? ¡Cuéntalo!

Lo sé, queridas y queridos. Las consultas por depresión se han multiplicado en los consultorios médicos de nuestras Espéins y Olé desde que no actualizo el blog con chicha fresca y jugosa con puntualidad rigurosa. El Prozac se vende como churros y proliferan, asimismo, los sustitutos caseros entre mis fans más partidarios de lo natural, con remedios como el lingotazo antes de dormir y la anestesia instantánea a base de impactos de sartén bien calculados.

No tengo perdón de Dior, cierto es, pero ¿qué se puede esperar de una diva como la que escribe y suscribe? El tiempo es limitado y en mi interior vive, atrapada en el inmenso vestidor de mi alma, una persona seria que contribuye cuando nadie la ve a cambiar la terrible realidad de la obstetricia en nuestro país.

Así que, queridas y queridos, me vais a permitir que hoy acuda a vosotros para hacer un llamamiento al que sé que responderéis, so pena de sufrir la indiferencia de vuestra adorada Lady Vaga.

Este es uno de esos casos en los que, si la mujer le lanza a la
matrona una patada voladora seguida de una docena de collejas,
el juez falla a favor de la mujer, la indulta, le manda flores y le
concede la Medalla al Honor de la Logia Antimatrosáurica.
Desde El Parto es Nuestro se ha puesto en marcha una campaña para visibilizar la maniobra de Kristeller. Sí, esa ayudita tan simpática que consiste en que la matrona más corpulenta del hospital se te sube encima de la tripa para que tu bebé salga disparado como si estuviesen espachurrando un tubo de pasta de dientes, ¿os suena? Bueno, diré para hacer honor a la verdad que sé de al menos dos partos domiciliarios en los cuales también se aplicó. Que no por parir en tu casita estás ya a salvo de los cafres que pululan por estos mundos.

Pero divago, divago. Se están recopilando testimonios (anónimos, si lo deseáis) de mujeres a las que se realizó la maniobra de Kristeller en sus partos (y puntualizo porque seguro que hay por ahí alguna despistada que escribe para decir que a ella se la hacen cada mañana en el Metro en hora punta y sin estar embarazada), así que si queréis contribuir a tan noble causa, podéis enviar vuestra historia a esta dirección de correo electrónico.

Por hoy esto es todo, queridas y queridos. Tengo pendientes algunas entradas y unas cuantas colaboraciones estelares que sé que apreciaréis como mi ingenio merece, pero ahora tengo que preparar la merienda para un señor(ito) muy exigente que no tiene ninguna intención de esperar más.

Besos con morrete de chocolate,
Lady Vaga,
la diva que divaga.
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