Esta entrada es para todas mis compañeras de Apoyo Cesáreas, pero especialmente para Lady Cinnamon, una mujer y madre maravillosa de quien aprendo en silencio cada día, aunque ella no se dé por enterada.
Queridas, queridos, sabido es por todos que el cerebro de una diva funciona a una velocidad peculiar, pues habitamos en una dimensión paralela donde el tiempo y el espacio no coinciden con los parámetros de los mortales comunes, es decir, vosotros (con perdón).
Por tanto, no es de extrañar que la elaboración de reflexiones sesudas, profundas y capaces de dormir a un opositor a notario puesto de Red Bull hasta las pestañas se demore en mi persona hasta hacer olvidar a autora y lectores la idea original de la que surgía el tema.
Pero aquí estoy yo para poner remedio a tanto dislate y divagar bien a gusto. Sacad sin mayor dilación y a la voz de YA vuestros reclinatorios hinchables e hincad las rodillas en ellos para leer a la Vaga como se merece, es decir, genuflexos y receptivos. Pues es palabra de Lady Vaga para el perdón de los ginesaurios.
Hace ya varias semanas que entre las "miembras" (va por ti, Aido, que a saber "andandarás", muchachuela. Me caías simpática por tu irreverencia lingüística...) de El Parto es Nuestro (yo tampoco sé cómo me dejaron entrar ni en qué estaban pensando cuando aceptaron mi participación, pero ahora les toca aguantarme y maravillarse ante mis simpares belleza e ingenio) surgió un interesante intercambio de ideas acerca del PVDC y de cómo se sentía una mujer que, tras un intento de parto vaginal después de cesárea, terminaba con una nueva cirugía en su cuerpo. De todas las ideas allí vertidas bebí y bebí, cual Naty Abascal en una fiesta de la noche madrileña, y pensé, durante los ratitos que los pequeños O.G. y U-6 me dejan entre monería, juego y travesura, hasta llegar a algunas conclusiones que seguramente reflejarán mucho de lo que allí se dijo, pero espero que tal no moleste a ninguna de las participantes en aquella charla, pues en modo alguno pretendo arrogarme autorías que no me corresponden ni reinventar la rueda, invento viejuno donde los haya, sino mover a reflexión a mis ilustres admiradores, que sois vosotros, queridas y queridos.
Afirmo, sin temor a equivocarme, que va siendo hora de dejar de hablar de PVDC ("Parto Vaginal Después de Cesárea") y centrarnos en el PRDC ("Parto Respetado Después de Cesárea"). Y estoy segura de lo que digo porque, a lo largo de este tiempo que llevo absorbida por el monotema, he visto que una aplastante mayoría de las mujeres que han comentado delante de mí sus cesáreas se sintieron maltratadas durante el nacimiento de sus hijos.
¿Os hacéis idea del terrible sufrimiento que supone para una mujer darse cuenta de que en algún momento lo que está viviendo ha dejado de ser el acto íntimo de nacimiento de su hijo para pasar a ser principalmente una operación? Ojalá me equivocase, pero he visto demasiados casos en los que las madres se han sentido como meros trozos de carne, contenedores de bebés que había que vaciar con premura.
Es cierto que cada vez son más los profesionales que hacen del respeto y de la mínima intervención sus insignias en la atención al parto, pero, desgraciadamente, distan mucho aún de ser mayoría. Así que por el camino vamos quedando víctimas, mujeres cortadas y cosidas, separadas durante horas o días de nuestros hijos, con lactancias boicoteadas (quizá inadvertidamente) y con recuperaciones duras que hay que compaginar con el cuidado de ese pequeño ser por el que volveríamos a operarnos mil veces.
Pues bien, cuando nosotras, las "cesareadas", volvemos a quedarnos embarazadas, solemos buscar un PVDC. Necesitamos parir, necesitamos sentir a nuestros hijos abriéndose camino a través de nuestras entrañas, recuperar la confianza en nuestros cuerpos y sus procesos, revivir todo lo que nos fue arrebatado (no entro ya en si la cesárea es necesaria o innecesaria, pues me consta que el duelo se puede vivir con igual intensidad aun sabiendo que la cirugía era imprescindible y salvadora) y tendemos a identificar estos objetivos con el PVDC.
No negaré que un PVDC puede ser una experiencia sanadora y mágica (al menos, lo fue para mí) y no me gustaría que nadie pensase "claro, tú pariste a U-6 por el chichi, para ti es fácil hablar" porque, de verdad, he pasado mucho tiempo intentando poner en orden mis ideas para que ninguna mujer se sienta menospreciada, puesta en duda o tratada con condescendencia, pero tengo que reconocer que lo más importante es el camino que, como tantas luchadoras de AC, emprendemos incluso antes del nuevo embarazo.
No siempre se consigue el parto vaginal, es cierto. Por más que intento imaginarlo, me cuesta mucho ponerme en la piel de una mujer que pasa por una segunda cesárea después de haber puesto todo de su parte para vivir un parto vaginal... Tengo que recurrir a mis propios miedos durante mi segundo embarazo, reiterativos y en ocasiones atenazantes, para vislumbrar una pequeña parte del dolor que amigas como Lady Cinnamon experimentan y, aun así, sé que no alcanzo a cuantificarlo ni de lejos.
Por ello me parece tan importante reivindicar el PRDC. Queremos profesionales que se impliquen, que traten nuestro cuerpo, nuestro embarazo y nuestra mente con el mayor de los cuidados. Que no pierdan de vista que daríamos la vida una y mil veces por nuestros bebés, pero que no lo interpreten como un cheque en blanco para intervenir en nuestros partos.
Queremos partos respetados. Así, bien tratadas y atendidas, la mayor parte de nosotras conseguirá vivir un Parto Vaginal Después de Cesárea. Pero, más importante aún: incluso ese pequeño porcentaje que repita cesárea sabrá que esta vez fue diferente. Y ahí estará el primer paso de la recuperación.
Y, puestas a reivindicar, pidamos también "Embarazos Respetados", para no pasarnos meses acogotadas cada vez que pisamos una consulta, declinamos realizar alguna prueba o presentamos un plan de parto.
Ahora me retiro para ayudar a Ambrosio con la decoración navideña, pero no descarto volver si me da por pensar que no he conseguido explicarme con claridad suficiente.
Se despide, rodeada de "pongos" navideños que irán a parar al camión de reciclaje en 3-2-1,
Lady Vaga,
la diva que divaga.
miércoles, 5 de diciembre de 2012
lunes, 3 de diciembre de 2012
¿Ginecólogo? Él iba para veterinario...
viernes, 30 de noviembre de 2012
¿Te hicieron la Kristeller? ¡Cuéntalo!
Lo sé, queridas y queridos. Las consultas por depresión se han multiplicado en los consultorios médicos de nuestras Espéins y Olé desde que no actualizo el blog con chicha fresca y jugosa con puntualidad rigurosa. El Prozac se vende como churros y proliferan, asimismo, los sustitutos caseros entre mis fans más partidarios de lo natural, con remedios como el lingotazo antes de dormir y la anestesia instantánea a base de impactos de sartén bien calculados.
No tengo perdón de Dior, cierto es, pero ¿qué se puede esperar de una diva como la que escribe y suscribe? El tiempo es limitado y en mi interior vive, atrapada en el inmenso vestidor de mi alma, una persona seria que contribuye cuando nadie la ve a cambiar la terrible realidad de la obstetricia en nuestro país.
Así que, queridas y queridos, me vais a permitir que hoy acuda a vosotros para hacer un llamamiento al que sé que responderéis, so pena de sufrir la indiferencia de vuestra adorada Lady Vaga.
El Parto es Nuestro se ha puesto en marcha una campaña para visibilizar la maniobra de Kristeller. Sí, esa ayudita tan simpática que consiste en que la matrona más corpulenta del hospital se te sube encima de la tripa para que tu bebé salga disparado como si estuviesen espachurrando un tubo de pasta de dientes, ¿os suena? Bueno, diré para hacer honor a la verdad que sé de al menos dos partos domiciliarios en los cuales también se aplicó. Que no por parir en tu casita estás ya a salvo de los cafres que pululan por estos mundos.
Pero divago, divago. Se están recopilando testimonios (anónimos, si lo deseáis) de mujeres a las que se realizó la maniobra de Kristeller en sus partos (y puntualizo porque seguro que hay por ahí alguna despistada que escribe para decir que a ella se la hacen cada mañana en el Metro en hora punta y sin estar embarazada), así que si queréis contribuir a tan noble causa, podéis enviar vuestra historia a esta dirección de correo electrónico.
Por hoy esto es todo, queridas y queridos. Tengo pendientes algunas entradas y unas cuantas colaboraciones estelares que sé que apreciaréis como mi ingenio merece, pero ahora tengo que preparar la merienda para un señor(ito) muy exigente que no tiene ninguna intención de esperar más.
Besos con morrete de chocolate,
Lady Vaga,
la diva que divaga.
No tengo perdón de Dior, cierto es, pero ¿qué se puede esperar de una diva como la que escribe y suscribe? El tiempo es limitado y en mi interior vive, atrapada en el inmenso vestidor de mi alma, una persona seria que contribuye cuando nadie la ve a cambiar la terrible realidad de la obstetricia en nuestro país.
Así que, queridas y queridos, me vais a permitir que hoy acuda a vosotros para hacer un llamamiento al que sé que responderéis, so pena de sufrir la indiferencia de vuestra adorada Lady Vaga.
El Parto es Nuestro se ha puesto en marcha una campaña para visibilizar la maniobra de Kristeller. Sí, esa ayudita tan simpática que consiste en que la matrona más corpulenta del hospital se te sube encima de la tripa para que tu bebé salga disparado como si estuviesen espachurrando un tubo de pasta de dientes, ¿os suena? Bueno, diré para hacer honor a la verdad que sé de al menos dos partos domiciliarios en los cuales también se aplicó. Que no por parir en tu casita estás ya a salvo de los cafres que pululan por estos mundos.
Pero divago, divago. Se están recopilando testimonios (anónimos, si lo deseáis) de mujeres a las que se realizó la maniobra de Kristeller en sus partos (y puntualizo porque seguro que hay por ahí alguna despistada que escribe para decir que a ella se la hacen cada mañana en el Metro en hora punta y sin estar embarazada), así que si queréis contribuir a tan noble causa, podéis enviar vuestra historia a esta dirección de correo electrónico.
Por hoy esto es todo, queridas y queridos. Tengo pendientes algunas entradas y unas cuantas colaboraciones estelares que sé que apreciaréis como mi ingenio merece, pero ahora tengo que preparar la merienda para un señor(ito) muy exigente que no tiene ninguna intención de esperar más.
Besos con morrete de chocolate,
Lady Vaga,
la diva que divaga.
martes, 9 de octubre de 2012
Cada vez que una mujer pare en el agua, Dios mata a un ginesaurio
Queridas, queridos, andaba yo centrada en mis cosas (que, aunque no lo parezca, las divas virtuales tenemos también una vida aparte del teclado y es ajetreadísima, pues entre estrenos de cine, inauguraciones de tiendas exclusivas y cenas con afamados cineastas se nos van un tiempín, un capitalito y un esfuerzo para aparecer siempre conjuntadas y monísimas sin repetir modelazo) cuando mi súper oído adornado de esmeraldas detectó un clamor popular que suplicaba: "¡Oh, Vaga, vuelve, no nos dejes así!", "¿No oyes nuestras plegarias, Lady?", "¡Lady, como no me hagas caso me tiro, me tiro... de los pelos del...!"
Ni que decir tiene que rauda y veloz desconecté el súper oído para no escuchar ordinarieces y después reflexioné y me di cuenta de que, en efecto, os tengo muy abandonados, queridas y queridos. Así que, para vuestro goce y placer extremos, me he calzado los taconazos de mandar, he afilado el lápiz rosa chicle hasta conseguir una punta capaz de competir con el mejor bisturí eléctrico del mercado y me he puesto uñas a la obra. Y para ello he seleccionado una perla que tenía pendiente desde hace más de un mes, a saber: la entrevista realizada (no tan) recientemente por La Opinión de Zamora al jefe de servicio de Ginecología de La Paz, en la cual, aunque no salió a la luz en su día, estuve presente, discreta como soy, para hacer ver al periodista la realidad de la atención al parto en nuestro país. ¿Que por qué no publicaron mi testimonio? Los medios, los medios que siempre manipulan... Pero aquí tenéis, para vuestros ojitos ansiosos y sedientos de amor vaguete, la verdad-verdadera. En negrita, las preguntas del entrevistador y en rosa chicle mis fantásticas aportaciones.
Tomad y gozad todos con él, pues este es verbo de la Vaga, que será verborreado por doquier para perdón de los ginesaurios.
Jefe de servicio de Ginecología y Obstetricia de La Paz, catedrático. Premio Tierras de Zamora, como embajador de la provincia
Antonio González González
«Cuando oigo lo del parto en el agua se me ponen los pelos de punta»
«Pasamos de una filosofía mecanicista al método científico y la mortalidad infantil se redujo»
Gensanta, lo que se parece usted al Estivill, doctor... Qué sustico da, ¿no ha pensado en hacerse la cirugía estética? |
El prestigioso médico de Casaseca de las Chanas Antonio González
González, jefe de Ginecología de La Paz, ha recibido «con una gran
satisfacción» la noticia de su designación como acreedor del premio
Tierras de Zamora como embajador de la provincia. «Ha sido un momento de
gran satisfacción, una cosa inesperada que me ha llenado de alegría, y
estoy encantado». González sigue muy vinculado a su tierra, y de hecho,
a pesar de llevar 47 años viviendo en Madrid, «voy todos los meses a mi
pueblo».
Nos recibe en su despacho lleno de tochos antiquísimos llenos de polvo, ejemplares del Diario Médico sin desprecintar y flamencas de esas que se ponían encima de los televisores antiguos, acompañado de una despampanante mujer impecablemente vestida y calzada que se presenta a sí misma como Lady Vaga y bajo cuyo subyugante encanto caemos inmediatamente rendidos redactor y fotógrafo. Mientras intentamos recobrar un poco de autocontrol, iniciamos la entrevista.
-¿De dónde le vino la vocación médica?
-Estuve trabajando de voluntario en el hospital de Zamora y entre eso y el médico del pueblo me nació la vocación y me fui a estudiar medicina a lo más cercano y barato, que era Salamanca. Cuando terminé la carrera coincidió que se abrió La Paz en Madrid y me fui directamente y aquí llevo 47 años.
-Doctor, cuente la verdad: cuando había pinchado todos los traseros zamoranos, descubrió que con un título podría también rajar chichis y se vino a Madrid en un tren cargado de vacas a esperar la inauguración del hospital. De hecho, usted ya estaba en el solar aguardando a que echasen los cimientos, abrecartas en mano a falta de bisturí para empezar a cortar todo lo que se le pusiese por delante.
-La Paz era un hospital de mucho prestigio, desde su apertura.
-Fue en el año 1965. Nació como una maternidad especial, modelo, inauguraba un ciclo hospitalario en España nunca visto, y a partir de ahí fueron surgiendo centros con la misma filosofía en otros puntos de España. Desde entonces se desarrolló la medicina socializada.
-La medicina socializada quiere decir que mientras te hacen una cesárea o te cortan el chumino hasta el tercer ojo, los sanitarios socializan entre sí, charlando acerca del tiempo, del último partido Barça-Madrid o de quién tiene la mejor receta para las lentejas a la jardinera. También hay quien dice que este término proviene de la excelente disposición de ciertos ginesaurios -en este punto, la hermosa Lady Vaga carraspea delicadamente- a rajar a las mujeres independientemente de su clase social.
-¿Qué novedad aportó La Paz?
-Fue una forma de atender el parto, integrada, segura, razonable, aséptica, científica, y sobre todo aportó una enorme seguridad, tanto a la madre como a los hijos. Los bebés entonces tenían una mortalidad bastante más alta de la de ahora y se empezó a practicar una medicina excelente que se reflejó en el descenso de la morbilidad y mortalidad fetales. Pasamos de veinte muertos por mil nacidos a tres que estamos ahora, prácticamente irreducible ya. También la mortalidad materna disminuyó.
-Todo el mundo sabe que, antes de inaugurarse La Paz, los partos los atendían comadronas desintegradas, inseguras, nada razonables, marranas y que se encomendaban a la Virgen de Regla ante cualquier complicación.
-¿De dónde le vino la vocación por la ginecología y obstetricia?
-Nunca sabe uno, pero me impactó la forma de trabajar que tenía el doctor Castaño Almendral en el hospital de Zamora, un ginecólogo de gran prestigio. Yo entonces era un chaval, él venía de Alemania y era un hombre científico, que hizo grandes aportaciones prácticas, tenía una visión globalizada, más allá del localismo de una ciudad de provincias.
-Y ya sabemos -interviene la diva, haciendo bailar su zapato en la punta de su pie- que todo lo que venga de Alemania es siempre buenísimo, y si no mirad a los fantásticos Kohl y Merkel que tantas alegrías nos han traído a los españoles.
-¿Qué opina de la vuelta a los partos más naturales?
-La historia es así, tiene sus ciclos. Conseguimos mucho pasando del parto atendido por una filosofía mecanicista y muy practicona a implantar los conocimientos científicos y la técnica, con lo cual logramos unos resultados espectaculares. Es posible que una vez que se logra lo básico y lo imprescindible que nos hubiéramos pasado desde el punto de vista técnico, con tanto catéter, tanto cable, tanta dirección del parto, pero naturalmente hay que tener en cuenta que la obstetricia va bien cuando va bien.
-Ya, doctor, y la economía va bien cuando va bien y bien está lo que bien acaba, pero esto último que ha dicho es una tautología de primero de Lógica... "La obstetricia va bien cuando va bien", me recuerda usted a Aznar cuando era presidente. Es evidente que se han pasado desde el punto de vista técnico y se han quedado muy cortos desde el punto de vista de la empatía y el respeto.
-Y en cualquier momento puede aparecer una nube negra que da al traste con todo lo que uno ha hecho.
-No me salga con eso de que un parto se puede torcer en cualquier momento como si fuese una ruleta rusa, doc... Que se le ve venir...
-Estoy a favor de que la intervención médica sea la mínima posible, pero la seguridad que dan los métodos diagnósticos y terapéuticos yo no la puedo olvidar. Y cuando oigo esas cosas del parto en el agua o mínimamente invasivo, si le digo la verdad, me ponen los pelos de punta.
-En eso le doy la razón, a mí con la humedad también se me encrespa el alisado japonés, luego le doy mi marca de serum antiencrespamiento para que se le quite a usted esa pinta de gañán mascagarbanzos que tiene, no se preocupe. Me surge una duda, doctor, ¿entonces, qué le va a usted, el parto "razonablemente invasivo"? ¿O cómo es eso?- Lady Vaga saca de su bolso de Chanel unas espectaculares gafas súper a la moda que le dan un aire todavía más intelectual y se las coloca para examinar atentamente a un doctor cada vez más nervioso.
-Cada uno puede hacer con su vida lo que quiera, pero la seguridad en medicina más que una aspiración es un derecho que muchas veces queda un poco desdibujado con tanta naturalidad.
-El problema es que a nosotras muchas veces no nos dejan hacer lo que queramos y nos intervienen sin necesidad y sin nuestro permiso. ¿O me va a decir usted que siempre ha pedido consentimiento y ha informado antes de hacer una episiotomía?
A la naturaleza hay que dejarla mientras va bien, pero para eso estamos los médicos, para corregirla cuando va mal.
-Pero solo cuando va mal, doc. El problema es que ustedes convierten en patológicos partos que podrían haber ido divinamente si nadie hubiese metido los deditos en vagina ajena...
-A nadie se le ocurre decir ahora que lo más natural en una apendicitis sea dejarla evolucionar de forma natural, hay que operarle.
-Rediez -Lady Vaga utiliza una expresión anticuada en un intento de darse a entender por el vetusto doctor-, es que una apendicitis es un problema que hay que operar, pero un parto es un acto fisiológico en tanto no se demuestre lo contrario. Esa comparación la tienen tan trillada en su gremio que incluso en un blog de por ahí se habló de ella en su día...
-Pero una vuelta de cordón, un niño que sufre, un parto largo, lento, prolongado, difícil, hemorrágico, hay que estar ahí. Y los métodos científicos y técnicos nos ayudan mucho a tomar decisiones en el momento oportuno.
-Esta oración que usted ha construido, en cuanto a su forma, es un completo anacoluto. Por favor, repase las normas básicas de gramática y sintaxis. Respecto al contenido, vamos por partes: una vuelta de cordón la puede quitar una comadrona, que para eso están. Si el bebé sufre y las pruebas pertinentes lo confirman, intervengan sin dilación, por favor. Si el parto es lento o se prolonga pero la mujer y el bebé están en perfectas condiciones, métase sus cacharritos por donde desagua. Y si hay una hemorragia, claro, para eso están ustedes.
- Un catarro lo mejor es que se cure solo, pero no una neumonía. Con los partos pasa algo parecido. Han asistido partos un taxista, un bombero, un practicante, pero son los fáciles; si no hubiera nadie también nacía vivo el niño. Pero de eso a pretender que el parto sea siempre por la vía natural y sin intervención ninguna, no estoy a favor.
- Eso es verdad, en la gran mayoría de casos el niño nacería sin que nadie le "ayudase". Y añado que además lo haría en perfectas condiciones. Para los partos que usted llama "fáciles", la profesional cualificada es la comadrona. Y eso de los practicantes, ¿sigue existiendo? En cuanto al catarro, si descubre usted la cura, se forra, a día de hoy no existe...
Lo de que el parto sea siempre por la vía natural y sin intervención ninguna lo ha dicho usted, que se está montando una película digna de Stallone. A ver si le queda claro: las mujeres queremos que nuestros hijos nazcan sanos preservando en lo posible nuestros cuerpos serranos, así que el parto debería ser por la vía natural y sin intervención siempre que no haya problemas. Cuando los haya, queremos que ustedes intervengan, primero informando, después pidiendo permiso y en último lugar actuando, pero lo mínimo necesario. Nada de fliparse haciendo una cesárea a la mínima de cambio.
-¿Se abusa de la cesárea?
-Es una técnica que ha ido escalando puestos a medida que la sociedad ha demandado más seguridad.
-Perdone, ¿está usted de guasa? ¿Me va a decir que para la madre no es más peligrosa una cesárea? -Lady Vaga se ajusta las gafas con expresión de incredulidad.
-La seguridad total no existe ni el riesgo cero tampoco, pero qué duda cabe que la cesárea ha salvado muchísimas vidas, tanto a las madres como a sus hijos. Quizá en algunos aspectos nos hayamos pasado un poco en el porcentaje de cesáreas, pero esto ha ocurrido por un excesivo celo, comprensible, para que no ocurra ninguna desgracia. Hay clínicas privadas, por ejemplo, que no tienen los medios técnicos para esperar y entre hacer la cesárea y que pueda pasar lo peor, se opta por lo primero. Yo estoy a favor de la cesárea con una indicación clínica y el contra de la cesárea a demanda, solamente porque la mujer lo pida.
- Su desvergüenza, entrañable vejestorio, me sonroja y anonada. Claro que la cesárea ha salvado muchas vidas, pero también ha dejado secuelas de por vida a madres e hijos y no siempre la relación riesgo-beneficio jugaba en favor de la cirugía. "Quizá en algunos aspectos nos hayamos pasado un poco", "excesivo celo", "comprensible"... ¿Cómo puede echarle tanta cara? ¿Y qué hay de las cesáreas programadas para no perderse el médico una cena de Nochebuena, de las que se hacen simplemente porque hay que limpiar los paritorios para el turno siguiente o de las que se practican por miedo a una hipotética demanda? ¿Fuma usted sustancias ilegales? Y un día estaría bien que nos contase cuáles son, para usted, las indicaciones clínicas...
Eso sí, en contra de la "cesárea a demanda". Si la mujer la pide, eso no vale. Me reservo mi opinión al respecto, pero me parece a mí que lo que a usted le jeringa es que la mujer pida, en general. Seguro que le piden una episiotomía y solo por joder ya no se la hace, que para chulo-chulo usted, ¿eh, doc?
Ante la creciente crispación en el ambiente, improvisamos un cambio de tema.
-¿Qué opina de la epidural?
-Estoy satisfechísimo de implantarla en La Paz a todas las mujeres tanto por la mañana como por la tarde, los diarios y festivos y en vacaciones. Para las mujeres es un alivio extraordinario. Es toda la lucha por combatir el dolor que tiene la historia de la medicina, pero sobre todo en la obstetricia. Porque bajo la sentencia bíblica de «parirás con dolor», la obstetricia era un dolor que se ha podido quitar. Y como la historia es un ciclo, ahora algunas mujeres, que no pasan del dos o tres por ciento, solicitan que no se les ponga epidural. Respeto muchísimo esta opinión, pero hay que advertirles de que a veces el parto duele mucho, y el umbral del dolor no lo tenemos todos en la misma altura, unos resistimos más que otros. Y hay mujeres que inicialmente no quieren epidural y luego la piden ellas mismas.
- De hecho, La Paz se llama así por la paz y quietud que se respiran en el ambiente gracias a que todas las mujeres están tumbaditas en sus camas, hasta la glotis de epidurales y bien calladitas, ¡así sí que se trabaja bien! No deje de advertir, imparcial redactor, la velada alusió a las "locas que paren a pelo" y la extensa sabiduría del doctor, que ha parido muuuuuchas veces, acerca del dolor del parto. Él fijo que resiste un montón, nadie lo duda...
-Cada vez nacen menos niños con malformaciones porque se puede interrumpir el embarazo. Ahora la nueva ley del aborto va a impedir este supuesto. ¿Ha habido excesos?
-Posiblemente. El aborto eugenésico en principio estaba reservado para grandes malformaciones, problemas incompatibles con la vida o que traían un lastre, complicaciones y consecuencias muy graves para el recién nacido. Y las interrupciones estaban en parte justificadas. Las alteraciones psíquicas del embarazo, sin ninguna alteración materna o fetal también incrementaron las cifras de abortos legales. Y ahora el Gobierno trata de restringir las indicaciones legales de la interrupción del embarazo. Los ginecólogos, como todo el mundo, amamos la vida y nos duele mucho lo del aborto. Pero el aborto eugenésico, en ciertas situaciones de malformaciones graves incompatibles con la vida está justificado.
-¿Por qué han aumentado los partos prematuros?
-Es uno de los problemas graves que tenemos en todo el mundo, sobre todo en los países hiperdesarrollados; hace unos años estábamos en un cinco por ciento y ahora en un once. Las causas son múltiples, entre ellas el estrés laboral o social. A veces nosotros los provocamos para salvar la vida de aquellos bebés que no habiendo llegado a la semana 37 están en situación difícil. Ahora la supervivencia de recién nacidos que nacen con mil gramos, hemos avanzado una enormidad, está alrededor del 95% y tenemos niños que sobreviven con 500 gramos, no siempre exentos de alguna complicación.
-¿Y los embarazos múltiples, también son un problema?
-Los embarazos múltiples son como una plaga. Las técnicas de reproducción asistida han disparado los partos múltiples.
-Una plaga terrible de bíblicas proporciones, propongo que les fumiguen el chichi con insecticida a todas las mujeres que osen someterse a técnicas de reproducción asistida.
-Pero sí se reguló que se implantaran menos embriones. ¿No se ha solucionado?
-En parte, pero siguen muchas clínicas implantando dos y tres embriones, cuando en otros países solo se implanta uno. A veces se implantan dos embriones y uno se divide y son tres. No sabemos todavía las razones científicas por las cuales los niños concebidos con técnicas de reproducción asistida se dividen con más frecuencia que los naturales.
-¿Les crea problemas el retraso de la edad de la maternidad?
-Cuando hace años empezaba los partos la edad media de las mujeres era 22 años. Ahora son 32 años. También los abortos y los partos prematuros a medida que avanza la edad son más frecuentes. Muchas mujeres no tienen partos a término porque es gemelar, triple o tienen una edad avanzada. Y por el estrés que supone cualquier tipo de eventualidad.
- Sobre todo el estrés asociado a las eventualidades que se sacan de la manga algunos ginecólogos, lo que Odent llamó "el efecto nocebo del cuidado prenatal"...
- Tenga en cuenta que estas mujeres que no se quedan embarazadas por métodos naturales, sino de reproducción asistida pasan muchos miedos a que se les interrumpa el embarazo o les pase cualquier cosa y ese miedo no es nada bueno. El parto más frecuente es el normal. Pero dentro del once por ciento de partos pretérmino también se encuentran otras patologías: madres hipertensas, diabéticas... También hay más diabéticas a medida que el embarazo es más tardío.
Casaseca de las Chanas (1942)
Con 70 años cumplidos, Antonio González González se jubilará como jefe de Ginecología y Obstetricia del hospital de La Paz (cargo que ocupa desde 1978) y catedrático de la Universidad Autónoma de Madrid (aunque seguirá como emérito), casi el mismo día en que reciba el galardón como embajador de la provincia, en la convocatoria de Tierras de Zamora. Hijo de maestra y agricultor, estudió en el Claudio Moyano, después la carrera en Salamanca y el destino le llevó a la entonces puntera maternidad de La Paz, donde ha ejercido su labor profesional durante 47 años. Hace algunos años, en 1999, recibió el premio de «Zamorano del mes» de La Opinión-El Correo de Zamora.
Observaréis, queridas y queridos, que vuestra siempre serena Vaga no opina sobre temas como el aborto o la reproducción asistida porque se salen del asunto vertebral de este humilde blog y que, diva como solo ella puede ser, no perdió en ningún momento la compostura ni recurrió al insulto fácil, limitándose al insulto ingenioso. Tampoco figuro en ninguna fotografía, pues me gusta ser sencilla y misteriosa a la par. Ole.
Y ahora, me marcho al parque para que mis hijos se desfoguen como fierecillas en libertad mientras todas las madres se mueren de envidia contemplando lo bien que me enmarcan el culo mis vaqueros nuevos. He dicho.
Es palabra de Lady Vaga,
la diva que divaga.
Nos recibe en su despacho lleno de tochos antiquísimos llenos de polvo, ejemplares del Diario Médico sin desprecintar y flamencas de esas que se ponían encima de los televisores antiguos, acompañado de una despampanante mujer impecablemente vestida y calzada que se presenta a sí misma como Lady Vaga y bajo cuyo subyugante encanto caemos inmediatamente rendidos redactor y fotógrafo. Mientras intentamos recobrar un poco de autocontrol, iniciamos la entrevista.
-¿De dónde le vino la vocación médica?
-Estuve trabajando de voluntario en el hospital de Zamora y entre eso y el médico del pueblo me nació la vocación y me fui a estudiar medicina a lo más cercano y barato, que era Salamanca. Cuando terminé la carrera coincidió que se abrió La Paz en Madrid y me fui directamente y aquí llevo 47 años.
-Doctor, cuente la verdad: cuando había pinchado todos los traseros zamoranos, descubrió que con un título podría también rajar chichis y se vino a Madrid en un tren cargado de vacas a esperar la inauguración del hospital. De hecho, usted ya estaba en el solar aguardando a que echasen los cimientos, abrecartas en mano a falta de bisturí para empezar a cortar todo lo que se le pusiese por delante.
-La Paz era un hospital de mucho prestigio, desde su apertura.
-Fue en el año 1965. Nació como una maternidad especial, modelo, inauguraba un ciclo hospitalario en España nunca visto, y a partir de ahí fueron surgiendo centros con la misma filosofía en otros puntos de España. Desde entonces se desarrolló la medicina socializada.
-La medicina socializada quiere decir que mientras te hacen una cesárea o te cortan el chumino hasta el tercer ojo, los sanitarios socializan entre sí, charlando acerca del tiempo, del último partido Barça-Madrid o de quién tiene la mejor receta para las lentejas a la jardinera. También hay quien dice que este término proviene de la excelente disposición de ciertos ginesaurios -en este punto, la hermosa Lady Vaga carraspea delicadamente- a rajar a las mujeres independientemente de su clase social.
-¿Qué novedad aportó La Paz?
-Fue una forma de atender el parto, integrada, segura, razonable, aséptica, científica, y sobre todo aportó una enorme seguridad, tanto a la madre como a los hijos. Los bebés entonces tenían una mortalidad bastante más alta de la de ahora y se empezó a practicar una medicina excelente que se reflejó en el descenso de la morbilidad y mortalidad fetales. Pasamos de veinte muertos por mil nacidos a tres que estamos ahora, prácticamente irreducible ya. También la mortalidad materna disminuyó.
-Todo el mundo sabe que, antes de inaugurarse La Paz, los partos los atendían comadronas desintegradas, inseguras, nada razonables, marranas y que se encomendaban a la Virgen de Regla ante cualquier complicación.
-¿De dónde le vino la vocación por la ginecología y obstetricia?
-Nunca sabe uno, pero me impactó la forma de trabajar que tenía el doctor Castaño Almendral en el hospital de Zamora, un ginecólogo de gran prestigio. Yo entonces era un chaval, él venía de Alemania y era un hombre científico, que hizo grandes aportaciones prácticas, tenía una visión globalizada, más allá del localismo de una ciudad de provincias.
-Y ya sabemos -interviene la diva, haciendo bailar su zapato en la punta de su pie- que todo lo que venga de Alemania es siempre buenísimo, y si no mirad a los fantásticos Kohl y Merkel que tantas alegrías nos han traído a los españoles.
-¿Qué opina de la vuelta a los partos más naturales?
-La historia es así, tiene sus ciclos. Conseguimos mucho pasando del parto atendido por una filosofía mecanicista y muy practicona a implantar los conocimientos científicos y la técnica, con lo cual logramos unos resultados espectaculares. Es posible que una vez que se logra lo básico y lo imprescindible que nos hubiéramos pasado desde el punto de vista técnico, con tanto catéter, tanto cable, tanta dirección del parto, pero naturalmente hay que tener en cuenta que la obstetricia va bien cuando va bien.
-Ya, doctor, y la economía va bien cuando va bien y bien está lo que bien acaba, pero esto último que ha dicho es una tautología de primero de Lógica... "La obstetricia va bien cuando va bien", me recuerda usted a Aznar cuando era presidente. Es evidente que se han pasado desde el punto de vista técnico y se han quedado muy cortos desde el punto de vista de la empatía y el respeto.
-Y en cualquier momento puede aparecer una nube negra que da al traste con todo lo que uno ha hecho.
-No me salga con eso de que un parto se puede torcer en cualquier momento como si fuese una ruleta rusa, doc... Que se le ve venir...
-Estoy a favor de que la intervención médica sea la mínima posible, pero la seguridad que dan los métodos diagnósticos y terapéuticos yo no la puedo olvidar. Y cuando oigo esas cosas del parto en el agua o mínimamente invasivo, si le digo la verdad, me ponen los pelos de punta.
-En eso le doy la razón, a mí con la humedad también se me encrespa el alisado japonés, luego le doy mi marca de serum antiencrespamiento para que se le quite a usted esa pinta de gañán mascagarbanzos que tiene, no se preocupe. Me surge una duda, doctor, ¿entonces, qué le va a usted, el parto "razonablemente invasivo"? ¿O cómo es eso?- Lady Vaga saca de su bolso de Chanel unas espectaculares gafas súper a la moda que le dan un aire todavía más intelectual y se las coloca para examinar atentamente a un doctor cada vez más nervioso.
-Cada uno puede hacer con su vida lo que quiera, pero la seguridad en medicina más que una aspiración es un derecho que muchas veces queda un poco desdibujado con tanta naturalidad.
-El problema es que a nosotras muchas veces no nos dejan hacer lo que queramos y nos intervienen sin necesidad y sin nuestro permiso. ¿O me va a decir usted que siempre ha pedido consentimiento y ha informado antes de hacer una episiotomía?
A la naturaleza hay que dejarla mientras va bien, pero para eso estamos los médicos, para corregirla cuando va mal.
-Pero solo cuando va mal, doc. El problema es que ustedes convierten en patológicos partos que podrían haber ido divinamente si nadie hubiese metido los deditos en vagina ajena...
-A nadie se le ocurre decir ahora que lo más natural en una apendicitis sea dejarla evolucionar de forma natural, hay que operarle.
-Rediez -Lady Vaga utiliza una expresión anticuada en un intento de darse a entender por el vetusto doctor-, es que una apendicitis es un problema que hay que operar, pero un parto es un acto fisiológico en tanto no se demuestre lo contrario. Esa comparación la tienen tan trillada en su gremio que incluso en un blog de por ahí se habló de ella en su día...
-Pero una vuelta de cordón, un niño que sufre, un parto largo, lento, prolongado, difícil, hemorrágico, hay que estar ahí. Y los métodos científicos y técnicos nos ayudan mucho a tomar decisiones en el momento oportuno.
-Esta oración que usted ha construido, en cuanto a su forma, es un completo anacoluto. Por favor, repase las normas básicas de gramática y sintaxis. Respecto al contenido, vamos por partes: una vuelta de cordón la puede quitar una comadrona, que para eso están. Si el bebé sufre y las pruebas pertinentes lo confirman, intervengan sin dilación, por favor. Si el parto es lento o se prolonga pero la mujer y el bebé están en perfectas condiciones, métase sus cacharritos por donde desagua. Y si hay una hemorragia, claro, para eso están ustedes.
- Un catarro lo mejor es que se cure solo, pero no una neumonía. Con los partos pasa algo parecido. Han asistido partos un taxista, un bombero, un practicante, pero son los fáciles; si no hubiera nadie también nacía vivo el niño. Pero de eso a pretender que el parto sea siempre por la vía natural y sin intervención ninguna, no estoy a favor.
- Eso es verdad, en la gran mayoría de casos el niño nacería sin que nadie le "ayudase". Y añado que además lo haría en perfectas condiciones. Para los partos que usted llama "fáciles", la profesional cualificada es la comadrona. Y eso de los practicantes, ¿sigue existiendo? En cuanto al catarro, si descubre usted la cura, se forra, a día de hoy no existe...
Lo de que el parto sea siempre por la vía natural y sin intervención ninguna lo ha dicho usted, que se está montando una película digna de Stallone. A ver si le queda claro: las mujeres queremos que nuestros hijos nazcan sanos preservando en lo posible nuestros cuerpos serranos, así que el parto debería ser por la vía natural y sin intervención siempre que no haya problemas. Cuando los haya, queremos que ustedes intervengan, primero informando, después pidiendo permiso y en último lugar actuando, pero lo mínimo necesario. Nada de fliparse haciendo una cesárea a la mínima de cambio.
-¿Se abusa de la cesárea?
-Es una técnica que ha ido escalando puestos a medida que la sociedad ha demandado más seguridad.
-Perdone, ¿está usted de guasa? ¿Me va a decir que para la madre no es más peligrosa una cesárea? -Lady Vaga se ajusta las gafas con expresión de incredulidad.
-La seguridad total no existe ni el riesgo cero tampoco, pero qué duda cabe que la cesárea ha salvado muchísimas vidas, tanto a las madres como a sus hijos. Quizá en algunos aspectos nos hayamos pasado un poco en el porcentaje de cesáreas, pero esto ha ocurrido por un excesivo celo, comprensible, para que no ocurra ninguna desgracia. Hay clínicas privadas, por ejemplo, que no tienen los medios técnicos para esperar y entre hacer la cesárea y que pueda pasar lo peor, se opta por lo primero. Yo estoy a favor de la cesárea con una indicación clínica y el contra de la cesárea a demanda, solamente porque la mujer lo pida.
- Su desvergüenza, entrañable vejestorio, me sonroja y anonada. Claro que la cesárea ha salvado muchas vidas, pero también ha dejado secuelas de por vida a madres e hijos y no siempre la relación riesgo-beneficio jugaba en favor de la cirugía. "Quizá en algunos aspectos nos hayamos pasado un poco", "excesivo celo", "comprensible"... ¿Cómo puede echarle tanta cara? ¿Y qué hay de las cesáreas programadas para no perderse el médico una cena de Nochebuena, de las que se hacen simplemente porque hay que limpiar los paritorios para el turno siguiente o de las que se practican por miedo a una hipotética demanda? ¿Fuma usted sustancias ilegales? Y un día estaría bien que nos contase cuáles son, para usted, las indicaciones clínicas...
Eso sí, en contra de la "cesárea a demanda". Si la mujer la pide, eso no vale. Me reservo mi opinión al respecto, pero me parece a mí que lo que a usted le jeringa es que la mujer pida, en general. Seguro que le piden una episiotomía y solo por joder ya no se la hace, que para chulo-chulo usted, ¿eh, doc?
Ante la creciente crispación en el ambiente, improvisamos un cambio de tema.
-¿Qué opina de la epidural?
-Estoy satisfechísimo de implantarla en La Paz a todas las mujeres tanto por la mañana como por la tarde, los diarios y festivos y en vacaciones. Para las mujeres es un alivio extraordinario. Es toda la lucha por combatir el dolor que tiene la historia de la medicina, pero sobre todo en la obstetricia. Porque bajo la sentencia bíblica de «parirás con dolor», la obstetricia era un dolor que se ha podido quitar. Y como la historia es un ciclo, ahora algunas mujeres, que no pasan del dos o tres por ciento, solicitan que no se les ponga epidural. Respeto muchísimo esta opinión, pero hay que advertirles de que a veces el parto duele mucho, y el umbral del dolor no lo tenemos todos en la misma altura, unos resistimos más que otros. Y hay mujeres que inicialmente no quieren epidural y luego la piden ellas mismas.
- De hecho, La Paz se llama así por la paz y quietud que se respiran en el ambiente gracias a que todas las mujeres están tumbaditas en sus camas, hasta la glotis de epidurales y bien calladitas, ¡así sí que se trabaja bien! No deje de advertir, imparcial redactor, la velada alusió a las "locas que paren a pelo" y la extensa sabiduría del doctor, que ha parido muuuuuchas veces, acerca del dolor del parto. Él fijo que resiste un montón, nadie lo duda...
-Cada vez nacen menos niños con malformaciones porque se puede interrumpir el embarazo. Ahora la nueva ley del aborto va a impedir este supuesto. ¿Ha habido excesos?
-Posiblemente. El aborto eugenésico en principio estaba reservado para grandes malformaciones, problemas incompatibles con la vida o que traían un lastre, complicaciones y consecuencias muy graves para el recién nacido. Y las interrupciones estaban en parte justificadas. Las alteraciones psíquicas del embarazo, sin ninguna alteración materna o fetal también incrementaron las cifras de abortos legales. Y ahora el Gobierno trata de restringir las indicaciones legales de la interrupción del embarazo. Los ginecólogos, como todo el mundo, amamos la vida y nos duele mucho lo del aborto. Pero el aborto eugenésico, en ciertas situaciones de malformaciones graves incompatibles con la vida está justificado.
-¿Por qué han aumentado los partos prematuros?
-Es uno de los problemas graves que tenemos en todo el mundo, sobre todo en los países hiperdesarrollados; hace unos años estábamos en un cinco por ciento y ahora en un once. Las causas son múltiples, entre ellas el estrés laboral o social. A veces nosotros los provocamos para salvar la vida de aquellos bebés que no habiendo llegado a la semana 37 están en situación difícil. Ahora la supervivencia de recién nacidos que nacen con mil gramos, hemos avanzado una enormidad, está alrededor del 95% y tenemos niños que sobreviven con 500 gramos, no siempre exentos de alguna complicación.
-¿Y los embarazos múltiples, también son un problema?
-Los embarazos múltiples son como una plaga. Las técnicas de reproducción asistida han disparado los partos múltiples.
-Una plaga terrible de bíblicas proporciones, propongo que les fumiguen el chichi con insecticida a todas las mujeres que osen someterse a técnicas de reproducción asistida.
-Pero sí se reguló que se implantaran menos embriones. ¿No se ha solucionado?
-En parte, pero siguen muchas clínicas implantando dos y tres embriones, cuando en otros países solo se implanta uno. A veces se implantan dos embriones y uno se divide y son tres. No sabemos todavía las razones científicas por las cuales los niños concebidos con técnicas de reproducción asistida se dividen con más frecuencia que los naturales.
-¿Les crea problemas el retraso de la edad de la maternidad?
-Cuando hace años empezaba los partos la edad media de las mujeres era 22 años. Ahora son 32 años. También los abortos y los partos prematuros a medida que avanza la edad son más frecuentes. Muchas mujeres no tienen partos a término porque es gemelar, triple o tienen una edad avanzada. Y por el estrés que supone cualquier tipo de eventualidad.
- Sobre todo el estrés asociado a las eventualidades que se sacan de la manga algunos ginecólogos, lo que Odent llamó "el efecto nocebo del cuidado prenatal"...
- Tenga en cuenta que estas mujeres que no se quedan embarazadas por métodos naturales, sino de reproducción asistida pasan muchos miedos a que se les interrumpa el embarazo o les pase cualquier cosa y ese miedo no es nada bueno. El parto más frecuente es el normal. Pero dentro del once por ciento de partos pretérmino también se encuentran otras patologías: madres hipertensas, diabéticas... También hay más diabéticas a medida que el embarazo es más tardío.
Casaseca de las Chanas (1942)
Con 70 años cumplidos, Antonio González González se jubilará como jefe de Ginecología y Obstetricia del hospital de La Paz (cargo que ocupa desde 1978) y catedrático de la Universidad Autónoma de Madrid (aunque seguirá como emérito), casi el mismo día en que reciba el galardón como embajador de la provincia, en la convocatoria de Tierras de Zamora. Hijo de maestra y agricultor, estudió en el Claudio Moyano, después la carrera en Salamanca y el destino le llevó a la entonces puntera maternidad de La Paz, donde ha ejercido su labor profesional durante 47 años. Hace algunos años, en 1999, recibió el premio de «Zamorano del mes» de La Opinión-El Correo de Zamora.
Observaréis, queridas y queridos, que vuestra siempre serena Vaga no opina sobre temas como el aborto o la reproducción asistida porque se salen del asunto vertebral de este humilde blog y que, diva como solo ella puede ser, no perdió en ningún momento la compostura ni recurrió al insulto fácil, limitándose al insulto ingenioso. Tampoco figuro en ninguna fotografía, pues me gusta ser sencilla y misteriosa a la par. Ole.
Y ahora, me marcho al parque para que mis hijos se desfoguen como fierecillas en libertad mientras todas las madres se mueren de envidia contemplando lo bien que me enmarcan el culo mis vaqueros nuevos. He dicho.
Es palabra de Lady Vaga,
la diva que divaga.
domingo, 16 de septiembre de 2012
Domingo culinario
O será que pienso estas cosas porque llevo demasiado rato ensayando tartas para conmemorar el cumpleaños del jovial U-6 (y el primer aniversario del viaje más salvaje de mi vida) y ya empiezan a fallarme las sinapsis.
Se despide y vuelve a la tarea,
Lagy Vaga,
la diva que cocina los fines de semana.
viernes, 14 de septiembre de 2012
El Cobrador del Ginesaurio
La siempre dulce Miss Sánchez dice que la simpar Lady Rabbit y yo deberíamos dirigir algo juntas y a mí se me ocurre que quizá podríamos crear una ONG que ayudase a los ginesaurios y matrosaurias a expiar sus pecados sin necesidad de contacto físico doloroso (los cilicios dejan marca y los potros de tortura están carísimos en el mercado negro).
Así pues, queridas y queridos, he llegado a la conclusión de que Lady Rabbit y yo deberíamos fundar algo así como "El cobrador del ginesaurio" o "El cobrador de la episiotomía"... No sé, aún tengo que darle forma a eso del nombre, pero ya se me ocurrirá alguno acertadísimo, y si no, recurriré a la afilada Lady Ojazos, madre de la Rabbit y certera creadora de motes, eslóganes y mottos.
Ya imagino las escenas que se vivirían si, detrás de cada ginesaurio, colocásemos un intrépido señor vestido de frac que le afease su conducta...
- ¿Y dice usted que me perseguirá hasta que me disculpe con todas las mujeres cuyos chichis rajé por irme con prisas a jugar al golf?
- Huy, sí, y también tiene que pedir perdón a todas las que cesareó sin motivo para dejar limpio el paritorio...
- Bueno, menos mal que no ha dicho nada de la oxitocina...
- No se flipe, buen saurio, también he venido a vengar a las mujeres a quienes pinchó para acelerarles el parto por su conveniencia.
- ¡Copón sagrao! No voy a ganar para teléfono...
¿Qué, nos animamos? ¿Abrimos un proceso de selección de candidatos?
Se despide, soñando en su diván,
Lady Vaga,
la diva que divaga.
Así pues, queridas y queridos, he llegado a la conclusión de que Lady Rabbit y yo deberíamos fundar algo así como "El cobrador del ginesaurio" o "El cobrador de la episiotomía"... No sé, aún tengo que darle forma a eso del nombre, pero ya se me ocurrirá alguno acertadísimo, y si no, recurriré a la afilada Lady Ojazos, madre de la Rabbit y certera creadora de motes, eslóganes y mottos.
Ya imagino las escenas que se vivirían si, detrás de cada ginesaurio, colocásemos un intrépido señor vestido de frac que le afease su conducta...
Cobrador del Ginesaurio saludando gentilmente a su perseguido, que la educación está ante todo. |
- Huy, sí, y también tiene que pedir perdón a todas las que cesareó sin motivo para dejar limpio el paritorio...
- Bueno, menos mal que no ha dicho nada de la oxitocina...
- No se flipe, buen saurio, también he venido a vengar a las mujeres a quienes pinchó para acelerarles el parto por su conveniencia.
- ¡Copón sagrao! No voy a ganar para teléfono...
¿Qué, nos animamos? ¿Abrimos un proceso de selección de candidatos?
Se despide, soñando en su diván,
Lady Vaga,
la diva que divaga.
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