domingo, 16 de septiembre de 2012
Domingo culinario
O será que pienso estas cosas porque llevo demasiado rato ensayando tartas para conmemorar el cumpleaños del jovial U-6 (y el primer aniversario del viaje más salvaje de mi vida) y ya empiezan a fallarme las sinapsis.
Se despide y vuelve a la tarea,
Lagy Vaga,
la diva que cocina los fines de semana.
viernes, 14 de septiembre de 2012
El Cobrador del Ginesaurio
La siempre dulce Miss Sánchez dice que la simpar Lady Rabbit y yo deberíamos dirigir algo juntas y a mí se me ocurre que quizá podríamos crear una ONG que ayudase a los ginesaurios y matrosaurias a expiar sus pecados sin necesidad de contacto físico doloroso (los cilicios dejan marca y los potros de tortura están carísimos en el mercado negro).
Así pues, queridas y queridos, he llegado a la conclusión de que Lady Rabbit y yo deberíamos fundar algo así como "El cobrador del ginesaurio" o "El cobrador de la episiotomía"... No sé, aún tengo que darle forma a eso del nombre, pero ya se me ocurrirá alguno acertadísimo, y si no, recurriré a la afilada Lady Ojazos, madre de la Rabbit y certera creadora de motes, eslóganes y mottos.
Ya imagino las escenas que se vivirían si, detrás de cada ginesaurio, colocásemos un intrépido señor vestido de frac que le afease su conducta...
- ¿Y dice usted que me perseguirá hasta que me disculpe con todas las mujeres cuyos chichis rajé por irme con prisas a jugar al golf?
- Huy, sí, y también tiene que pedir perdón a todas las que cesareó sin motivo para dejar limpio el paritorio...
- Bueno, menos mal que no ha dicho nada de la oxitocina...
- No se flipe, buen saurio, también he venido a vengar a las mujeres a quienes pinchó para acelerarles el parto por su conveniencia.
- ¡Copón sagrao! No voy a ganar para teléfono...
¿Qué, nos animamos? ¿Abrimos un proceso de selección de candidatos?
Se despide, soñando en su diván,
Lady Vaga,
la diva que divaga.
Así pues, queridas y queridos, he llegado a la conclusión de que Lady Rabbit y yo deberíamos fundar algo así como "El cobrador del ginesaurio" o "El cobrador de la episiotomía"... No sé, aún tengo que darle forma a eso del nombre, pero ya se me ocurrirá alguno acertadísimo, y si no, recurriré a la afilada Lady Ojazos, madre de la Rabbit y certera creadora de motes, eslóganes y mottos.
Ya imagino las escenas que se vivirían si, detrás de cada ginesaurio, colocásemos un intrépido señor vestido de frac que le afease su conducta...
Cobrador del Ginesaurio saludando gentilmente a su perseguido, que la educación está ante todo. |
- Huy, sí, y también tiene que pedir perdón a todas las que cesareó sin motivo para dejar limpio el paritorio...
- Bueno, menos mal que no ha dicho nada de la oxitocina...
- No se flipe, buen saurio, también he venido a vengar a las mujeres a quienes pinchó para acelerarles el parto por su conveniencia.
- ¡Copón sagrao! No voy a ganar para teléfono...
¿Qué, nos animamos? ¿Abrimos un proceso de selección de candidatos?
Se despide, soñando en su diván,
Lady Vaga,
la diva que divaga.
miércoles, 12 de septiembre de 2012
Recetas para intoxicar a tu bebé (pero de buen rollo)
Queridas, queridos, ayer os prometí que os copiaría las recetas que una iluminada-new age-brainless ha decidido colgar y luego retirar de internet, apabullada bajo el peso de las aplastantes críticas recibidas por todos los seres humanos portadores de neuronas capaces de hacer sinapsis.
Os hago un pequeño resumen: esta individua publicó en su blog un artículo sobre las diferencias entre la leche materna y la artificial (hasta ahí bien) y luego la cagó dando bombo a la dieta del doctor Jaramillo, un absoluto borrico que recomienda dar a los bebés durante sus primeros seis meses de vida todo tipo de alimentos (incluyendo legumbres, carnes, pescados... Vamos, una joyita el muy ceporro), junto con sus propias recetillas para elaborar bebedizos caseros extraídas de a saber qué manual para desgraciar bebés. Mejor le habría ido dedicándose a destilar licor de bellotas en su sótano... En su mismo blog se la puso a caldo (caldo orgánico, claro) y ella se defendió a gritos y terminó enfadándose sin respirar, borrando todos los comentarios que le llevaban la contraria y, finalmente y para alivio de la gente que piensa por sí misma, la entrada entera.
Yo, Lady Vaga, no puedo tolerar la injusticia cometida contra Alba Padró, excelente asesora de lactancia y gran persona, a quien se tildó de muchas cosas, ninguna de las cuales merecía. Por eso he publicado la entrada anterior y esta.
En internet todo queda, y si no queda para eso tenemos el
copy-paste (o "copia y pega", que decimos los hispanoparlantes de pro)
y, por obra y gracia de esa combinación de teclas tan útil, aquí os dejo
las recetas que la simpar e ingeniosa hidalga tuvo a bien compartir con
el mundo para que veáis lo loca que está la gente.
Es una pena que haya "desaparecido" el contenido original, porque menudas risas me eché cuando hablaba de que todos los alimentos procesados estaban muertos y carecían de nutrientes. Me imagino que esta sabia mujer será crudívora o, mejor aún, airívora, pues el aire porta todo, hasta los viruses que cogemos en invierno. Aunque quizá sea un organismo tan evolucionado que ha mutado y es capaz de hacer la fotosíntesis... Ojo, las copio para que NADIE, NUNCA, JAMÁS haga algo así a sus hijos. Como me entere yo de que experimentáis con vuestros bebés o con los de otra persona, os arreo con toda la mano abierta (y os recuerdo que ahora uso alianza y os la dejaría marcada en todo el jeto). Respeto, como siempre, ortografía y sintaxis originales, muy a mi pesar.
(cosa que a ti, chata, no se te desarrolló pero nada), nuestra primera preocupación aquí es conseguir el DHA y AA para el niño en una forma utilizable, y natural. En su útil texto sobre nutrición "Tradiciones Nutricionales", Fallon y Enig ofrecen una solución práctica que ha resistido el paso del tiempo (de los tiempos de Perico, oiga). Ofrecen recetas para 2 fórmulas naturales que se han ideado para acercarse lo más posible a los nutrientes conocidos en la leche materna, especialmente los ácidos grasos (que ya eran conocidos en los tiempos de Perico, inmemoriales, donde se analizaba la leche con el método científico de chupar una teta a la madre lactante que se pusiese a tiro).
Aquí están (nos lo temíamos):
Fórmula sin leche
* 3.5 tazas de caldo orgánico hecho en casa (de carne de res, pollo o pescado) (si lo haces en casa de la vecina no vale. Tampoco valen caldos inorgánicos a base de cantos rodaos del río ni comprados en el Macarrona. Por cierto, del riesgo de alergias que implica cascar a un bebé chiquitín alimentos a base de pescado no hablamos.)
* 2 oz de hígado orgánico picado (hale, ahí, sobrecargando al bebé de proteínas y de toxinas. Viva, viva.)
* 5 cucharadas de lactosa (que supongo que no sale de la leche.)
* 1/4 taza de suero (esto tampoco sale de la leche.)
* 1 cucharada de aceite de coco (sin refinar)
* 1 cucharadita de aceite de hígado de bacalao
* 1 cucharadita de aceite de girasol sin refinar
Cocine el hígado poco a poco en el caldo. Licua en una licuadora. Cuando esté frío, agregue los ingredientes restantes. Almacenar en un contenedor de vidrio. Para servir, coloque 6 oz (¿cómo sabes que tu hijo se va a meter seis onzas de esta mierda entre pecho y espalda?) en botella de vidrio y caliente lentamente en olla de agua caliente a baño maría. Nunca microondas.
Fórmula a base de leche
* 2 tazas de leche cruda (sin pasteurizar) (y no pides que el bebé se amorre a la teta de la vaca de puro milagro. Proteína en vena, amos-amos.)
* 1/4 taza de suero
* 2 cucharadas de nata cruda (sin pasteurizar)
* 1 cucharada de aceite de hígado de bacalao
* 1 cucharada de aceite de girasol sin refinar
* 2 cucharadas de levadura de cerveza
* 2 cucharaditas de gelatina (más proteína, justo lo que un bebé necesita a lo bestia, claro.)
* 1 1/3 taza de agua filtrada (¿filtrada del grifo de casa vale o tengo que ir a un pozo y bebérmela para filtrarla por la vejiga?)
Calentar la gelatina en agua hasta que se disuelva. Coloca todos los ingredientes en un recipiente de vidrio y revuelve bien. Para servir, coloca 6 oz en botella de vidrio y calienta lentamente en olla con agua caliente (con agua fría tarda un poco más, pero si tienes fe, lo lograrás. Ya sabes ,"there can be miracles when you believe"). Nunca microondas.
Obviamente que estas fórmulas son de día y de noche (y por la tarde y fiestas de guardar), aparte de la fórmula comercial procesada (que es demoníaca y convierte a los bebés en alien, el octavo pasajero). El contraste principal es que estas fórmulas se preparan en vivo (las demás se preparan en diferido) por una persona en vivo (hombre, si me lo prepara un zombie me acojono sin remedio) con alimentos sin procesar y en condiciones conocidas (todo el mundo sabe que en los laboratorios se trabaja en condiciones desconocidas). En lugar de inertes, súper refinadas, sin vida, fraccionadas, creaciones sintéticas, de laboratorio carentes de enzimas (¡¡¡¡ooooh!!!!, matemos a los chefs que hacen cocina deconstruida, ¡nos están asesinando lentamente! ¡A la horca con ellos! Pero una horca orgánica, claro), sustituimos los alimentos frescos de vida (¿qué cojones quiere decir "frescos de vida"? ¿Los sustituimos por otra cosa? ¿Qué mierda de sintaxis es esta?) con todos los nutrientes en una forma digerible, viable (la leche de fórmula para un recién nacido es inviable, claro). Las fórmulas comerciales vienen y van (más que nada, porque, aunque jamás serán perfectas, supongo que intentan mejorar e imitar a la leche materna -y también abaratar la producción por el camino-) pero estas viejas recetas se transmiten de generación en generación sin grandes cambios (sí, claro, este bebistrajo es súper conocido en tu casa a la hora del té y en los botellones flower-power de tu secta). El bebé va a prosperar en ellos (si no diña; ya se sabe que, lo que no te mata, te hará más fuerte... Igual hasta mutan y les sale un brazo en mitad de la frente para correrte a hostias hasta Malta).
~~~~ ~~~~ ~~~~
Nota: Edición del post a 3 de Agosto de 2012.
Incluímos una receta con leche vegetal que también es recomendada por especilistas ("especilistas" en vaciar la cartera a los incautos) y que puede ser consumida por todas las personas, incluyendo recién nacidos (que también son personas. Yo voto por darles a estos espabilados filetes de ternera por vía anal para que absorban el hierro directamente).
Fuente: http://www.elnorte.com/buenamesa/articulo/686/1370515/default.asp
Lechada de almendras
Rinde 1 1/2 litros
Tiempo de elaboración: 6 horas
Grado de dificultad: medio
3 tazas de avena
Agua (la necesaria)
36 almendras peladas
Agua purificada (la necesaria)
Preparación:
En un tazón agregar la avena y el agua hasta tapar; reservar por 6 horas.
Transcurrido ese tiempo, por cada taza de avena remojada incorporar 12 almendras sin piel.
Licuar la mezcla de avena con almendras. De ser necesario, añadir más agua a la preparación hasta obtener la consistencia deseada.
Nota de cocina: es excelente como sustituto de la leche materna.
Por qué tomarla.
Las lechadas son preparaciones que sustituyen de manera directa a la leche, de las cuales se pueden obtener muchos beneficios (sí, una almendra, que sale de un árbol, es nutricionalmente igual a la leche que sale de mis tetas. No me descojono de la risa porque no quiero que me salgan patas de gallo. Y esta tipa osaba desautorizar a quien le contestaba porque no eran "nutriólogas" ni "trofólogas". Pues ella, como dijo una de las participantes, es una "truñóloga" de campeonato. Hale):
-Son una opción de alimentación sana, por sus propiedades y por lo natural de sus ingredientes.
-Lo recomendable es tomar un vaso diario, por la mañana o por la noche, considerando que también tienen propiedades calmantes que ayudan al cuerpo a relajarse.
-Para los niños es muy buena, sobre todo para los recién nacidos, la lechada de almendras, ya que representa un sustituto de la leche materna (también lo es el vodka y fijo que duermen toda la noche del tirón. No te jode la tipa).
¿Qué? ¿Cómo se os queda el cuerpo? ¿Os parece siquiera medio normal que una persona tan carente de conocimientos y sentido común se permita el lujo de insultar a la OMS (que lo hizo, lo hizo), las asesoras de lactancia, las madres lactantes y los bebés? Porque a mí esto me parece para sacarse un modo y pegárselo en la cara. Se libra porque las divas no tenemos mocos ni pelotillas interdigitales en las extremidades inferiores.
Antes de terminar, querría dejar constancia una vez más de que, para quienes defendemos la lactancia materna, la leche artificial no es "la tercera opción", como continuamente recalcaba esta sujeta pensando que así nos dejaba en algún tipo de evidencia, sino el último recurso y no "una opción más". La leche artificial me parece un burdo sucedáneo que ni de lejos llega a imitar la perfecta composición de la leche materna, pero aun así, es infinitamente mejor que estos potingues caseros, preparados a saber en qué condiciones de higiene (ella se defendió argumentando que quienes amamantamos no nos lavamos antes las tetas, lo cual provocó gran hilaridad entre las virtualmente presentes) y sin control nutricional alguno. A ver si ahora va a resultar que todavía estamos en los tiempos del Pelargon.
Lo que hay que leer, queridas y queridos. Y la semana solo acaba de empezar.
Me despido, resignada a continuar contemplando cómo la Humanidad avanza hacia su colapso, capitaneada por estos listos,
Lady Vaga,
la diva que divaga.
Os hago un pequeño resumen: esta individua publicó en su blog un artículo sobre las diferencias entre la leche materna y la artificial (hasta ahí bien) y luego la cagó dando bombo a la dieta del doctor Jaramillo, un absoluto borrico que recomienda dar a los bebés durante sus primeros seis meses de vida todo tipo de alimentos (incluyendo legumbres, carnes, pescados... Vamos, una joyita el muy ceporro), junto con sus propias recetillas para elaborar bebedizos caseros extraídas de a saber qué manual para desgraciar bebés. Mejor le habría ido dedicándose a destilar licor de bellotas en su sótano... En su mismo blog se la puso a caldo (caldo orgánico, claro) y ella se defendió a gritos y terminó enfadándose sin respirar, borrando todos los comentarios que le llevaban la contraria y, finalmente y para alivio de la gente que piensa por sí misma, la entrada entera.
Yo, Lady Vaga, no puedo tolerar la injusticia cometida contra Alba Padró, excelente asesora de lactancia y gran persona, a quien se tildó de muchas cosas, ninguna de las cuales merecía. Por eso he publicado la entrada anterior y esta.
Dad almendras a vuestros recién nacidos y les saldrán neuronas hasta en el cielo de la boca, crecerán hasta medir dos metros y |
Es una pena que haya "desaparecido" el contenido original, porque menudas risas me eché cuando hablaba de que todos los alimentos procesados estaban muertos y carecían de nutrientes. Me imagino que esta sabia mujer será crudívora o, mejor aún, airívora, pues el aire porta todo, hasta los viruses que cogemos en invierno. Aunque quizá sea un organismo tan evolucionado que ha mutado y es capaz de hacer la fotosíntesis... Ojo, las copio para que NADIE, NUNCA, JAMÁS haga algo así a sus hijos. Como me entere yo de que experimentáis con vuestros bebés o con los de otra persona, os arreo con toda la mano abierta (y os recuerdo que ahora uso alianza y os la dejaría marcada en todo el jeto). Respeto, como siempre, ortografía y sintaxis originales, muy a mi pesar.
(cosa que a ti, chata, no se te desarrolló pero nada), nuestra primera preocupación aquí es conseguir el DHA y AA para el niño en una forma utilizable, y natural. En su útil texto sobre nutrición "Tradiciones Nutricionales", Fallon y Enig ofrecen una solución práctica que ha resistido el paso del tiempo (de los tiempos de Perico, oiga). Ofrecen recetas para 2 fórmulas naturales que se han ideado para acercarse lo más posible a los nutrientes conocidos en la leche materna, especialmente los ácidos grasos (que ya eran conocidos en los tiempos de Perico, inmemoriales, donde se analizaba la leche con el método científico de chupar una teta a la madre lactante que se pusiese a tiro).
Aquí están (nos lo temíamos):
Fórmula sin leche
* 3.5 tazas de caldo orgánico hecho en casa (de carne de res, pollo o pescado) (si lo haces en casa de la vecina no vale. Tampoco valen caldos inorgánicos a base de cantos rodaos del río ni comprados en el Macarrona. Por cierto, del riesgo de alergias que implica cascar a un bebé chiquitín alimentos a base de pescado no hablamos.)
* 2 oz de hígado orgánico picado (hale, ahí, sobrecargando al bebé de proteínas y de toxinas. Viva, viva.)
* 5 cucharadas de lactosa (que supongo que no sale de la leche.)
* 1/4 taza de suero (esto tampoco sale de la leche.)
* 1 cucharada de aceite de coco (sin refinar)
* 1 cucharadita de aceite de hígado de bacalao
* 1 cucharadita de aceite de girasol sin refinar
Cocine el hígado poco a poco en el caldo. Licua en una licuadora. Cuando esté frío, agregue los ingredientes restantes. Almacenar en un contenedor de vidrio. Para servir, coloque 6 oz (¿cómo sabes que tu hijo se va a meter seis onzas de esta mierda entre pecho y espalda?) en botella de vidrio y caliente lentamente en olla de agua caliente a baño maría. Nunca microondas.
Fórmula a base de leche
* 2 tazas de leche cruda (sin pasteurizar) (y no pides que el bebé se amorre a la teta de la vaca de puro milagro. Proteína en vena, amos-amos.)
* 1/4 taza de suero
* 2 cucharadas de nata cruda (sin pasteurizar)
* 1 cucharada de aceite de hígado de bacalao
* 1 cucharada de aceite de girasol sin refinar
* 2 cucharadas de levadura de cerveza
* 2 cucharaditas de gelatina (más proteína, justo lo que un bebé necesita a lo bestia, claro.)
* 1 1/3 taza de agua filtrada (¿filtrada del grifo de casa vale o tengo que ir a un pozo y bebérmela para filtrarla por la vejiga?)
Calentar la gelatina en agua hasta que se disuelva. Coloca todos los ingredientes en un recipiente de vidrio y revuelve bien. Para servir, coloca 6 oz en botella de vidrio y calienta lentamente en olla con agua caliente (con agua fría tarda un poco más, pero si tienes fe, lo lograrás. Ya sabes ,"there can be miracles when you believe"). Nunca microondas.
Obviamente que estas fórmulas son de día y de noche (y por la tarde y fiestas de guardar), aparte de la fórmula comercial procesada (que es demoníaca y convierte a los bebés en alien, el octavo pasajero). El contraste principal es que estas fórmulas se preparan en vivo (las demás se preparan en diferido) por una persona en vivo (hombre, si me lo prepara un zombie me acojono sin remedio) con alimentos sin procesar y en condiciones conocidas (todo el mundo sabe que en los laboratorios se trabaja en condiciones desconocidas). En lugar de inertes, súper refinadas, sin vida, fraccionadas, creaciones sintéticas, de laboratorio carentes de enzimas (¡¡¡¡ooooh!!!!, matemos a los chefs que hacen cocina deconstruida, ¡nos están asesinando lentamente! ¡A la horca con ellos! Pero una horca orgánica, claro), sustituimos los alimentos frescos de vida (¿qué cojones quiere decir "frescos de vida"? ¿Los sustituimos por otra cosa? ¿Qué mierda de sintaxis es esta?) con todos los nutrientes en una forma digerible, viable (la leche de fórmula para un recién nacido es inviable, claro). Las fórmulas comerciales vienen y van (más que nada, porque, aunque jamás serán perfectas, supongo que intentan mejorar e imitar a la leche materna -y también abaratar la producción por el camino-) pero estas viejas recetas se transmiten de generación en generación sin grandes cambios (sí, claro, este bebistrajo es súper conocido en tu casa a la hora del té y en los botellones flower-power de tu secta). El bebé va a prosperar en ellos (si no diña; ya se sabe que, lo que no te mata, te hará más fuerte... Igual hasta mutan y les sale un brazo en mitad de la frente para correrte a hostias hasta Malta).
~~~~ ~~~~ ~~~~
Nota: Edición del post a 3 de Agosto de 2012.
Incluímos una receta con leche vegetal que también es recomendada por especilistas ("especilistas" en vaciar la cartera a los incautos) y que puede ser consumida por todas las personas, incluyendo recién nacidos (que también son personas. Yo voto por darles a estos espabilados filetes de ternera por vía anal para que absorban el hierro directamente).
Fuente: http://www.elnorte.com/buenamesa/articulo/686/1370515/default.asp
Lechada de almendras
Rinde 1 1/2 litros
Tiempo de elaboración: 6 horas
Grado de dificultad: medio
3 tazas de avena
Agua (la necesaria)
36 almendras peladas
Agua purificada (la necesaria)
Preparación:
En un tazón agregar la avena y el agua hasta tapar; reservar por 6 horas.
Transcurrido ese tiempo, por cada taza de avena remojada incorporar 12 almendras sin piel.
Licuar la mezcla de avena con almendras. De ser necesario, añadir más agua a la preparación hasta obtener la consistencia deseada.
Nota de cocina: es excelente como sustituto de la leche materna.
Por qué tomarla.
Las lechadas son preparaciones que sustituyen de manera directa a la leche, de las cuales se pueden obtener muchos beneficios (sí, una almendra, que sale de un árbol, es nutricionalmente igual a la leche que sale de mis tetas. No me descojono de la risa porque no quiero que me salgan patas de gallo. Y esta tipa osaba desautorizar a quien le contestaba porque no eran "nutriólogas" ni "trofólogas". Pues ella, como dijo una de las participantes, es una "truñóloga" de campeonato. Hale):
-Son una opción de alimentación sana, por sus propiedades y por lo natural de sus ingredientes.
-Lo recomendable es tomar un vaso diario, por la mañana o por la noche, considerando que también tienen propiedades calmantes que ayudan al cuerpo a relajarse.
-Para los niños es muy buena, sobre todo para los recién nacidos, la lechada de almendras, ya que representa un sustituto de la leche materna (también lo es el vodka y fijo que duermen toda la noche del tirón. No te jode la tipa).
¿Qué? ¿Cómo se os queda el cuerpo? ¿Os parece siquiera medio normal que una persona tan carente de conocimientos y sentido común se permita el lujo de insultar a la OMS (que lo hizo, lo hizo), las asesoras de lactancia, las madres lactantes y los bebés? Porque a mí esto me parece para sacarse un modo y pegárselo en la cara. Se libra porque las divas no tenemos mocos ni pelotillas interdigitales en las extremidades inferiores.
Antes de terminar, querría dejar constancia una vez más de que, para quienes defendemos la lactancia materna, la leche artificial no es "la tercera opción", como continuamente recalcaba esta sujeta pensando que así nos dejaba en algún tipo de evidencia, sino el último recurso y no "una opción más". La leche artificial me parece un burdo sucedáneo que ni de lejos llega a imitar la perfecta composición de la leche materna, pero aun así, es infinitamente mejor que estos potingues caseros, preparados a saber en qué condiciones de higiene (ella se defendió argumentando que quienes amamantamos no nos lavamos antes las tetas, lo cual provocó gran hilaridad entre las virtualmente presentes) y sin control nutricional alguno. A ver si ahora va a resultar que todavía estamos en los tiempos del Pelargon.
Lo que hay que leer, queridas y queridos. Y la semana solo acaba de empezar.
Me despido, resignada a continuar contemplando cómo la Humanidad avanza hacia su colapso, capitaneada por estos listos,
Lady Vaga,
la diva que divaga.
martes, 11 de septiembre de 2012
La mejor alternativa a la teta es una almendra
Queridas y queridos, mi detector de cenutrios (Cenutri-O-Matic, marca registrada) echa humo esta última semana, hasta tal punto que me he visto obligada a sacar punta al lápiz rosa chicle y casi le saco humo de tanto como he tenido que darle... Será porque estamos en septiembre y los imbéciles despiertan de su letargo estival, será porque cierran las piscinas municipales y cada mochuelo ha de volverse a su olivo o quizá sea que a cualquiera le dejan contratar una conexión a internet y abrir un blog (incluida la que suscribe).
Sea por la razón que sea, tengo tres temas en la recámara y hoy voy a despachar el que más daño me ha hecho en la mandíbula: me ha dejado tan boquiabierta que todavía estoy estudiando la posibilidad de pedir a mi odontólogo un certificado de la luxación que me ha provocado para demandar a la perpetradora del texto.
Sabéis quienes me conocéis y amáis, queridas y queridos, que la moi es defensora de las tetas propias y ajenas y del derecho de nuestros churumbeles a alimentarse a chupetazos de las mismas, es decir, de la lactancia materna. Se ha hablado de este tema recientemente en este nuestro rinconcito del despotrique feliz y hemos llegado a la conclusión, como buenas amigüitas, de que no se puede convencer a quien no quiere dar la teta y que lo deseable (por ello trabajamos) es que todas las mujeres tengan a su disposición información de la buena (no de la patrocinada por Cutribén o Pestlé) para poder decidir si dan el pecho con todas las bazas en el canalillo. A mí, lo reitero, me cuesta creer que una mujer bien informada no prefiera cosas tan sencillas, básicas y posibles en la mayor parte de los casos como el parto de baja intervención y la lactancia materna, no sé, es como si alguien me dijera que prefiere que le sonden para no tener que hacer pis, pero oye, cada quien que haga de su capa un sayo.
Y en estas estábamos, de buen rollo y felices como perdices, cuando llega una señora (perdonad el eufemismo) de esas a las que les gusta la polémica, el donde-dije-"digo"-digo-"figo" y el hacerse las ofendidas en sus reales dignidades y se saca de la manga, en un blog con gran cantidad de seguidores, que si no das la teta, lo mejor que puedes hacer es endiñar a tu recién nacido bebidas caseras a base de avena, almendras, caldos de carne orgánicos (los caldos inorgánicos se hacen de piedras y no molan) e hígado.
No contenta con ello, lo airea por toda la red, extendiendo el tufo de su panfleto como si de un calcetín sudado se tratase, y se vanagloria de su autoría con fervor. Solo era cuestión de tiempo que alguien con dos dedos de frente lo leyese y alucinase, como así fue. ¿Y qué hizo esta energúmena, peleada con su propio entendimiento y enemiga del de los demás? Acusar a toda una profesional como Alba Padró (cuyo fantástico blog Som la Llet debería ser de obligada lectura, gracias a la ayuda del Googlecio traductor para quienes solo parlamos catalán en la intimidad), que ha ayudado desinteresadamente a cientos de mujeres a establecer y mantener sus lactancias, de estar vendida a la industria de la alimentación infantil y de promover un "veneno", que es como la tipa llama a la leche artificial. Ah, y de ser una esbirra de la OMS, que se conoce que se forra con las leches artificiales y es más mala que el Smith de Matrix.
Sumo y sigo: ante la avalancha de comentarios en su contra que se le venían encima y viendo que llevaba todas las de perder, esta individua (nuevamente, perdonad el eufemismo, oh fans míos) optó por repetir el mismo mensaje en mayúsculas una y otra vez, preguntando a las allí virtualmente presentes por qué defendían un producto "tóxico" y cuáles eran sus intereses en el caso, todo esto sin dejar de faltar al respeto a Alba. Terminó por borrar todos los comentarios que no fuesen del tenor de "oh, qué buen artículo, en cuanto encuentre una neurona por ahí suelta me lo leeré y te alabaré de nuevo, diosa de las parrafadas sin puntos y aparte".
El caso es que el principio del artículo no estaba tan mal, pues trataba de las diferencias entre la leche materna y la artificial y de por qué la artificial no puede ni acercarse remotamente a la forma de alimentación de la que naturaleza nos proveyó en su día, pero esta señora, en su soberbia internetera, tuvo la feliz idea de rematar el texto con unas recetas para preparar licuados caseros que ella llama "lechadas" (yo prefiero "soplapolleces" por ser más técnico y certero) y que luego, cómo no, eliminó de su blog, no fuese a ser que, con razón, alguien con dos dedos de frente la fuese a acusar de ser una inconsciente redomada.
A esta señora se le argumentó por activa, pasiva y recidiva que las alternativas sensatas para alimentar a un recién nacido son las siguientes, en el orden que cito y que no es idea mía, sino de asesoras de lactancia expertas y de pediatras versados en la materia:
No quiero extenderme demasiado, queridas y queridos, así que dejo aquí esta entrada por hoy. Iba a enlazaros al post original, pero además de ser un ladrillo infumable, su autora ha tenido a bien retirarlo de la red para no ofender más retinas ajenas.
Me despido, pues, prometiendo que mañana os copiaré las recetas de "leches" vegetales que sugiere esta chavalita para que os riáis y flipéis a partes iguales.
Y me marcho al parque, que con la tontería se me va a hacer de noche,
Lady Vaga,
la diva que divaga.
Sea por la razón que sea, tengo tres temas en la recámara y hoy voy a despachar el que más daño me ha hecho en la mandíbula: me ha dejado tan boquiabierta que todavía estoy estudiando la posibilidad de pedir a mi odontólogo un certificado de la luxación que me ha provocado para demandar a la perpetradora del texto.
Sabéis quienes me conocéis y amáis, queridas y queridos, que la moi es defensora de las tetas propias y ajenas y del derecho de nuestros churumbeles a alimentarse a chupetazos de las mismas, es decir, de la lactancia materna. Se ha hablado de este tema recientemente en este nuestro rinconcito del despotrique feliz y hemos llegado a la conclusión, como buenas amigüitas, de que no se puede convencer a quien no quiere dar la teta y que lo deseable (por ello trabajamos) es que todas las mujeres tengan a su disposición información de la buena (no de la patrocinada por Cutribén o Pestlé) para poder decidir si dan el pecho con todas las bazas en el canalillo. A mí, lo reitero, me cuesta creer que una mujer bien informada no prefiera cosas tan sencillas, básicas y posibles en la mayor parte de los casos como el parto de baja intervención y la lactancia materna, no sé, es como si alguien me dijera que prefiere que le sonden para no tener que hacer pis, pero oye, cada quien que haga de su capa un sayo.
Y en estas estábamos, de buen rollo y felices como perdices, cuando llega una señora (perdonad el eufemismo) de esas a las que les gusta la polémica, el donde-dije-"digo"-digo-"figo" y el hacerse las ofendidas en sus reales dignidades y se saca de la manga, en un blog con gran cantidad de seguidores, que si no das la teta, lo mejor que puedes hacer es endiñar a tu recién nacido bebidas caseras a base de avena, almendras, caldos de carne orgánicos (los caldos inorgánicos se hacen de piedras y no molan) e hígado.
No contenta con ello, lo airea por toda la red, extendiendo el tufo de su panfleto como si de un calcetín sudado se tratase, y se vanagloria de su autoría con fervor. Solo era cuestión de tiempo que alguien con dos dedos de frente lo leyese y alucinase, como así fue. ¿Y qué hizo esta energúmena, peleada con su propio entendimiento y enemiga del de los demás? Acusar a toda una profesional como Alba Padró (cuyo fantástico blog Som la Llet debería ser de obligada lectura, gracias a la ayuda del Googlecio traductor para quienes solo parlamos catalán en la intimidad), que ha ayudado desinteresadamente a cientos de mujeres a establecer y mantener sus lactancias, de estar vendida a la industria de la alimentación infantil y de promover un "veneno", que es como la tipa llama a la leche artificial. Ah, y de ser una esbirra de la OMS, que se conoce que se forra con las leches artificiales y es más mala que el Smith de Matrix.
Sumo y sigo: ante la avalancha de comentarios en su contra que se le venían encima y viendo que llevaba todas las de perder, esta individua (nuevamente, perdonad el eufemismo, oh fans míos) optó por repetir el mismo mensaje en mayúsculas una y otra vez, preguntando a las allí virtualmente presentes por qué defendían un producto "tóxico" y cuáles eran sus intereses en el caso, todo esto sin dejar de faltar al respeto a Alba. Terminó por borrar todos los comentarios que no fuesen del tenor de "oh, qué buen artículo, en cuanto encuentre una neurona por ahí suelta me lo leeré y te alabaré de nuevo, diosa de las parrafadas sin puntos y aparte".
El caso es que el principio del artículo no estaba tan mal, pues trataba de las diferencias entre la leche materna y la artificial y de por qué la artificial no puede ni acercarse remotamente a la forma de alimentación de la que naturaleza nos proveyó en su día, pero esta señora, en su soberbia internetera, tuvo la feliz idea de rematar el texto con unas recetas para preparar licuados caseros que ella llama "lechadas" (yo prefiero "soplapolleces" por ser más técnico y certero) y que luego, cómo no, eliminó de su blog, no fuese a ser que, con razón, alguien con dos dedos de frente la fuese a acusar de ser una inconsciente redomada.
A esta señora se le argumentó por activa, pasiva y recidiva que las alternativas sensatas para alimentar a un recién nacido son las siguientes, en el orden que cito y que no es idea mía, sino de asesoras de lactancia expertas y de pediatras versados en la materia:
- Leche materna de la rica teta de mamá.
- Cuando esto no es posible (por motivos reales, por favor, no por "no me sube la leche" o "mi pediatra dice que ayudita"), leche de banco de leche o de donaciones certificadas y fiables.
- En último caso (yo calculo que si las asesoras de lactancia pudiesen hacer su trabajo de información y formación sin injerencias indeseadas, hablaríamos de un 1-2% en total), leche artificial.
No quiero extenderme demasiado, queridas y queridos, así que dejo aquí esta entrada por hoy. Iba a enlazaros al post original, pero además de ser un ladrillo infumable, su autora ha tenido a bien retirarlo de la red para no ofender más retinas ajenas.
Me despido, pues, prometiendo que mañana os copiaré las recetas de "leches" vegetales que sugiere esta chavalita para que os riáis y flipéis a partes iguales.
Y me marcho al parque, que con la tontería se me va a hacer de noche,
Lady Vaga,
la diva que divaga.
domingo, 19 de agosto de 2012
Yo tuve un hijo con David Duchovny
A veces, lo que parecía una noche normal de descanso tras un día de trabajar, jugar con los nenes y hacer arrumacos al costillo, se vuelve una proyección de cine en sesión continua y el cerebro le juega a una buenas o malas pasadas en forma de sueño.
Esto es, queridas y queridos, lo que me ha sucedido a mí esta noche: en primer lugar, uno de esos sueños de los que te despiertas pensando "oh, ojalá sea una premonición, esto no se lo puedo contar a nadie porque dicen que si lo cascas no se cumple y yo quiero que se cumpla" en plan tinéiyer total, para, a continuación, recibir una venganza cósmica en forma de horrible pesadilla de esas que te hacen pensar "voy a encender el ordenador para contárselo al mundo a la de ya, esto hay que deshincharlo".
Por tanto, sin más dilación, queridas y queridos, paso a contaros mis sueñipesadillas de hoy para que os descojonéis de los vericuetos nocturnos de la mente de la Vaga.
Primer sueño
Estoy en una casa que se supone que es la mía, pero es mucho mayor y (todavía) más bonita que Vaga Manor. Ni rastro de Ambrosio y su equipo, pero de eso me doy cuenta ahora, en el sueño no. En un butacón (pongamos que un chester monoplaza, pero esto lo estoy añadiendo yo ahora) encuentro sentado leyendo al que, en el sueño, sé que es mi marido (ahora es cuando alucináis de lo mal que estoy): David Duchovny (sí, sí, el de "Expediente X"); pero no el de ahora, que ya empieza a estar madurito tirando a pasao, sino su versión del pasado, bien jamonaco y potentorro él.
Yo, que le veo todo concentrado, me voy hacia él, dejo sobre la mesa los papeles que está leyendo y me siento en su regazo en plan "soy Catwoman y pienso tatuarte mi nombre en la espalda a arañazos" y ¡zas!, nos enrollamos apasionadamente.
De este sueño saco yo dos conclusiones, a saber:
- Ven aquí, Vaga mía, que te voy a poner tal sonrisa en la cara que vas a amortizar la ortodoncia del tirón.
- Ay, David, no sé, si ya nos cuesta a Muchomacho y a mí encontrar sitio y momento para poder retozar sin que se despierten los nenes, imagínate ahora tener que hacerlo sin despertarles a ninguno de los tres...
- Tira pa'cá, mujer, ¡que te voy a hacer un expediente "XXX" de los que la Scully no cató!
- Bueno, si me lo pintas así, ¡Jerónimooooooo!
Total, que yo me desperté pensando "mmmh, Duchovny, qué bien besa, cómo se mueve, qué cuerpazo, qué tío" y me volví a dormir... Ilusa de mí, no sabía que me esperaba el... ¡Tachánnnnnn! (redoble de tambores y fanfarria de terror con alarido incorporado, por favor)...
Segundo sueño
Estoy en un box de un hospital. Es bastante pequeño y tengo calor. Lady Rabbit está conmigo y yo estoy conectada a un monitor. Estoy de parto (no, no me preguntéis si el hijo es de Duchovny o de Muchomacho, en el sueño no queda claro) y las contracciones son incomodísimas de pasar tumbada en la camilla.
Lady Rabbit intenta ayudarme a paliar el dolor como puede, pero inmovilizada en litotomía (no sé por qué me han colocado así, si es solo el rato del monitor o es continuo) no hay mucho que podamos hacer. Con nosotras hay otra mujer, una ginecóloga a la que, en el sueño, yo considero respetuosa y con la que parece que me siento a gusto.
De repente, el monitor refleja que la frecuencia cardiaca de mi bebé baja en cada contracción. La ginecóloga observa durante un par de contracciones más. Miro a Lady Rabbit, veo la angustia en su cara y le aprieto la mano con fuerza. Yo misma propongo bajarme de la camilla y pasar un par de contracciones en cuclillas para intentar ayudar al descenso del bebé, pero no hay manera: empujo hasta sentir que me rompo, pero mi bebé no sale y las bradicardias siguen produciéndose.
La médica dice que hay que hacer una cesárea y yo respondo "házmela ya". Me subo a una camilla que está pegada a la otra pared del box, resignada a pasar por otra operación y pensando "ya sé cómo va esto, la recuperación con otros dos nenes en casa y un bebé va a ser durilla pero al menos he vivido un parto maravilloso con U-6, no todo podía ser bueno, en unos minutos tendré a mi bebé conmigo y esto habrá terminado", pero mientras lo pienso me van ahogando las lágrimas que intento aguantar. Miro a la ginecóloga y veo que tiene en la mano un cuchillo de los de sierra de Ikea, con mango negro, ensangrentado hasta las cachas, y le pregunto "espera, espera, ¿me vas a operar con eso?" y ella me responde "cuando no hay tiempo, no hay tiempo; ahora, si puedo, lo lavo un poco".
Pero es mentira, no lo lava y hunde la punta en mi tripa. Yo, llorando, miro a Lady Rabbit, que me coge la mano con cara de estar ella misma a punto de llorar, y le digo entre lagrimones que no quiero otra cesárea.
Y ahí me desperté.
De este sueño, también saco dos conclusiones, pues soy una dama muy reflexiva:
Y ahora, voy a desayunar para pensar en cosas más mundanas.
Se despide al olor de los croissants caseros,
Lady Vaga,
la diva que divaga.
Esto es, queridas y queridos, lo que me ha sucedido a mí esta noche: en primer lugar, uno de esos sueños de los que te despiertas pensando "oh, ojalá sea una premonición, esto no se lo puedo contar a nadie porque dicen que si lo cascas no se cumple y yo quiero que se cumpla" en plan tinéiyer total, para, a continuación, recibir una venganza cósmica en forma de horrible pesadilla de esas que te hacen pensar "voy a encender el ordenador para contárselo al mundo a la de ya, esto hay que deshincharlo".
Por tanto, sin más dilación, queridas y queridos, paso a contaros mis sueñipesadillas de hoy para que os descojonéis de los vericuetos nocturnos de la mente de la Vaga.
Primer sueño
Estoy en una casa que se supone que es la mía, pero es mucho mayor y (todavía) más bonita que Vaga Manor. Ni rastro de Ambrosio y su equipo, pero de eso me doy cuenta ahora, en el sueño no. En un butacón (pongamos que un chester monoplaza, pero esto lo estoy añadiendo yo ahora) encuentro sentado leyendo al que, en el sueño, sé que es mi marido (ahora es cuando alucináis de lo mal que estoy): David Duchovny (sí, sí, el de "Expediente X"); pero no el de ahora, que ya empieza a estar madurito tirando a pasao, sino su versión del pasado, bien jamonaco y potentorro él.
Yo, que le veo todo concentrado, me voy hacia él, dejo sobre la mesa los papeles que está leyendo y me siento en su regazo en plan "soy Catwoman y pienso tatuarte mi nombre en la espalda a arañazos" y ¡zas!, nos enrollamos apasionadamente.
De este sueño saco yo dos conclusiones, a saber:
- ¡Cómo cambia la mente de una mujer casada! Para ser fiel incluso en sueños, mi cabeza se lo monta de tal modo que dejo a mi querido Lord Muchomacho (que además es como veinte años más joven que el Duchovny) fuera de la historia y me invento que mi costillo es el actor. Toma ya sexo conyugal, ¡así no son cuernos!
- Mi mente se cansa menos que mi cuerpo. Si después del día tan ajetreado de ayer encima tengo ocasión (y obligación conyugal, claro, que eso es por contrato) de beneficiarme a dos pibones de tal calibre, creo que invariablemente me habría quedado dormida antes de terminar con el segundo. De lo cual, deduzco que, si algún día se me presenta la ocasión, tendré que sugerirles que lo hagamos todos juntos, pero no revueltos, para ahorrar algo de tiempo y poder dormir. Ojo, que no sería por vicio, sino por pragmatismo, que las divas no podemos ir con ojeras por la vida ni siquiera por una noche loca con David Duchovny.
- Ven aquí, Vaga mía, que te voy a poner tal sonrisa en la cara que vas a amortizar la ortodoncia del tirón.
- Ay, David, no sé, si ya nos cuesta a Muchomacho y a mí encontrar sitio y momento para poder retozar sin que se despierten los nenes, imagínate ahora tener que hacerlo sin despertarles a ninguno de los tres...
- Tira pa'cá, mujer, ¡que te voy a hacer un expediente "XXX" de los que la Scully no cató!
- Bueno, si me lo pintas así, ¡Jerónimooooooo!
Total, que yo me desperté pensando "mmmh, Duchovny, qué bien besa, cómo se mueve, qué cuerpazo, qué tío" y me volví a dormir... Ilusa de mí, no sabía que me esperaba el... ¡Tachánnnnnn! (redoble de tambores y fanfarria de terror con alarido incorporado, por favor)...
Segundo sueño
Estoy en un box de un hospital. Es bastante pequeño y tengo calor. Lady Rabbit está conmigo y yo estoy conectada a un monitor. Estoy de parto (no, no me preguntéis si el hijo es de Duchovny o de Muchomacho, en el sueño no queda claro) y las contracciones son incomodísimas de pasar tumbada en la camilla.
Lady Rabbit intenta ayudarme a paliar el dolor como puede, pero inmovilizada en litotomía (no sé por qué me han colocado así, si es solo el rato del monitor o es continuo) no hay mucho que podamos hacer. Con nosotras hay otra mujer, una ginecóloga a la que, en el sueño, yo considero respetuosa y con la que parece que me siento a gusto.
De repente, el monitor refleja que la frecuencia cardiaca de mi bebé baja en cada contracción. La ginecóloga observa durante un par de contracciones más. Miro a Lady Rabbit, veo la angustia en su cara y le aprieto la mano con fuerza. Yo misma propongo bajarme de la camilla y pasar un par de contracciones en cuclillas para intentar ayudar al descenso del bebé, pero no hay manera: empujo hasta sentir que me rompo, pero mi bebé no sale y las bradicardias siguen produciéndose.
Máquina que hace "¡ping!", ¡cómo te odio! |
Pero es mentira, no lo lava y hunde la punta en mi tripa. Yo, llorando, miro a Lady Rabbit, que me coge la mano con cara de estar ella misma a punto de llorar, y le digo entre lagrimones que no quiero otra cesárea.
Y ahí me desperté.
De este sueño, también saco dos conclusiones, pues soy una dama muy reflexiva:
- Que aún no he conseguido quitarme la idea de que el parto de U-6 fue de chiripa y que volver a quedarme embarazada sería tentar a la suerte y comprar papeletas para una posible cesárea one more time.
- Que mi azotea no funciona demasiado bien, porque a ver qué carajo hacía yo en un hospital, sin mi marido y con una ginecóloga en vez de una matrona, inmovilizada en litotomía y con la maquinita del ping sonando sin parar.
Y ahora, voy a desayunar para pensar en cosas más mundanas.
Se despide al olor de los croissants caseros,
Lady Vaga,
la diva que divaga.
jueves, 9 de agosto de 2012
Hablemos de tetas
Queridas, queridos, periódicamente me viene a la cabeza este tema y tengo siempre la entrada para el blog a medio redactar... A ver si hoy por fin consigo concretar y dar forma a mis ideas.
Como sabéis, queridas y queridos, la lactancia no es el tema principal de este blog, aunque yo misma me considero una defensora del amamantamiento hasta que madre e hijo quieran. No suelo tratar este asunto porque ya hay blogs que lo abordan en profundidad y porque hay tanto ginesaurio contra el que arremeter que me sobra poco tiempo para otros menesteres, pero hoy me vais a permitir, oh admiradores míos, que hablemos de tetas. De tetas, de tetas lactantes y no lactantes.
Pensando en lo de la señora Abenia y sus exabruptos, la verdad es que a mí me parece muy bien que esta señora no quiera dar el pecho a sus hijos (en concreto ella no tiene muy buena información, lo cual es una lástima porque no será una decisión realmente libre, pero no deja de ser suya), lo que me molesta es que no me deje a mí darlo en paz.
Veamos si me explico. Cuando veo a una mujer dar un biberón a su hijo, no me dedico a arengarla sobre los beneficios de la lactancia materna. Ni mucho menos. ¿Qué sé yo si ese biberón es de su propia leche, por ejemplo? ¿Qué sé yo acerca de esa mujer, de por qué no enchufa a su hijo a la teta? ¿Me importa a mí, acaso, si es porque no quiere o porque no pudo? Así que me callo y miro hacia otro lado. Me meto en mis asuntos, vamos.
No creo en los bandos. Me disgusta que, cuando alguien habla de lactancia desde el respeto y exponiendo las cualidades de la leche materna, alguna mujer se sienta mal y diga que se la acusa de "mala madre". Porque tampoco creo en las "malas madres" (aunque haberlas, las habrá, como las meigas, digo yo), ni en el coco ni en el hombre del saco ni en los penes submarinos. Me apena sobremanera que alguna mujer confunda la defensa de la lactancia con un ataque hacia ella, hacia sus decisiones o hacia una experiencia que, por "a" o por "b", ella no pudo cambiar.
Me resulta curioso que percibamos como ataques cosas que no pretenden serlo; es como si yo me sintiese dolida cuando se habla de los problemas que puede tener un bebé por el hecho de nacer por cesárea. Ya me habría gustado a mí evitar la cesárea por la cual nació O.G., pero el pasado no puedo cambiarlo; solo puedo comenzar cada día dispuesta a minimizar esos posibles problemas y a dejarle claro que su madre le adora y que dará cualquier cosa por él y por su hermano.
Y me pregunto si detrás de esa sensibilidad, de ese sentirse ofendida, no habrá una mujer herida, una mujer a la que le estropearon la posibilidad de dar el pecho a su bebé con mala información o con poca voluntad por parte de los profesionales que, en teoría, deberían haberla ayudado. ¿No será que estos temas nos molestan porque todavía nos duelen demasiado? Me veo a mí misma recién operada, lidiando con mi dolor y mi indignación, intentando digerir lo que había sucedido y por qué las personas que supuestamente tenían que cuidarnos nos habían tratado así. Solo con el tiempo pude asumir lo que había sucedido y entender que únicamente podía mirar hacia atrás en busca de inspiración para vivencias futuras.
Digo esto con todo mi cariño hacia esas mujeres, porque creo que, cuando tomas una decisión informada, lo haces con todas las consecuencias y te toca un pie lo que diga el de al lado, no te molesta especialmente... No sé, por ejemplo, cuando decidí parir en casa (antes de quedarme embarazada del pequeño U-6), varias personas de mi entorno se echaron las manos a la cabeza porque estaba muy reciente la muerte de una bebé en Cáceres tras un parto domiciliario, pero a mí lo que ellos opinasen me daba bastante igual. Yo me había informado y sabía lo que quería, ¿por qué iba a molestarme que ciertas personas dijesen chorradas?
Sumo y sigo: las opiniones son como los traseros, cada uno tiene el suyo y el del tipo de al lado es siempre más feo. Así que estaría bien que quien no entiende mínimamente de un tema se callase o, por lo menos, no hiciese apología de su ignorancia en una tribuna pública como es un blog. Digo yo. Y vuelvo a recurrir a mi experiencia vital: antes de ser madre, todos estos temas me importaban poco tirando a nada, me preocupaban menos que el pronóstico del tiempo para el fin de semana y sabía de ellos absolutamente nothing. Razones todas por las cuales no solía hablar de estos temas y mucho menos opinaba sobre lo que hacían quienes tenían hijos. Es más, les encontraba muy plastas (mi entorno era profundamente clasicón y aburrido para estas cosas) y procuraba que ni saliesen estas conversaciones. Pero jamás me dediqué a criticar a nadie por dar teta, biberón o tapitas de jamón del bueno a sus retoños. Hasta ahí podríamos llegar.
Así que, por favor, dejemos de pedir respeto para quien ataca. Si alguien me critica por dar el pecho, pienso soltarle cuatro frescas. Del mismo modo, si tú das biberón y te tocan las narices, harás bien en reaccionar. Pero, de verdad, no confundamos los artículos informativos o autobiográficos con esas peroratas absurdas de quien no tiene nada más que hacer que aporrear el teclado intentando crear frases con sujeto, verbo y predicado.
No sé si he conseguido explicarme u os he dejado más liadas que el pelo de Lidia Lozano, pero lo he intentado. Otro día os contaré las fantabulosas teorías sobre bebés que tenía antes de ser madre, una risa.
Se despide y se marcha a cenar,
Lady Vaga,
la diva que divaga.
Como sabéis, queridas y queridos, la lactancia no es el tema principal de este blog, aunque yo misma me considero una defensora del amamantamiento hasta que madre e hijo quieran. No suelo tratar este asunto porque ya hay blogs que lo abordan en profundidad y porque hay tanto ginesaurio contra el que arremeter que me sobra poco tiempo para otros menesteres, pero hoy me vais a permitir, oh admiradores míos, que hablemos de tetas. De tetas, de tetas lactantes y no lactantes.
Ejem... No me refería a este tipo de tetas, ¿quién ha googleado para ilustrar este post? ¡Pero si las tiene más grandes que yo! |
Veamos si me explico. Cuando veo a una mujer dar un biberón a su hijo, no me dedico a arengarla sobre los beneficios de la lactancia materna. Ni mucho menos. ¿Qué sé yo si ese biberón es de su propia leche, por ejemplo? ¿Qué sé yo acerca de esa mujer, de por qué no enchufa a su hijo a la teta? ¿Me importa a mí, acaso, si es porque no quiere o porque no pudo? Así que me callo y miro hacia otro lado. Me meto en mis asuntos, vamos.
No creo en los bandos. Me disgusta que, cuando alguien habla de lactancia desde el respeto y exponiendo las cualidades de la leche materna, alguna mujer se sienta mal y diga que se la acusa de "mala madre". Porque tampoco creo en las "malas madres" (aunque haberlas, las habrá, como las meigas, digo yo), ni en el coco ni en el hombre del saco ni en los penes submarinos. Me apena sobremanera que alguna mujer confunda la defensa de la lactancia con un ataque hacia ella, hacia sus decisiones o hacia una experiencia que, por "a" o por "b", ella no pudo cambiar.
Esto ya es otra cosa. Tetas de mujer, el bebé es opcional. |
Y me pregunto si detrás de esa sensibilidad, de ese sentirse ofendida, no habrá una mujer herida, una mujer a la que le estropearon la posibilidad de dar el pecho a su bebé con mala información o con poca voluntad por parte de los profesionales que, en teoría, deberían haberla ayudado. ¿No será que estos temas nos molestan porque todavía nos duelen demasiado? Me veo a mí misma recién operada, lidiando con mi dolor y mi indignación, intentando digerir lo que había sucedido y por qué las personas que supuestamente tenían que cuidarnos nos habían tratado así. Solo con el tiempo pude asumir lo que había sucedido y entender que únicamente podía mirar hacia atrás en busca de inspiración para vivencias futuras.
Digo esto con todo mi cariño hacia esas mujeres, porque creo que, cuando tomas una decisión informada, lo haces con todas las consecuencias y te toca un pie lo que diga el de al lado, no te molesta especialmente... No sé, por ejemplo, cuando decidí parir en casa (antes de quedarme embarazada del pequeño U-6), varias personas de mi entorno se echaron las manos a la cabeza porque estaba muy reciente la muerte de una bebé en Cáceres tras un parto domiciliario, pero a mí lo que ellos opinasen me daba bastante igual. Yo me había informado y sabía lo que quería, ¿por qué iba a molestarme que ciertas personas dijesen chorradas?
Sumo y sigo: las opiniones son como los traseros, cada uno tiene el suyo y el del tipo de al lado es siempre más feo. Así que estaría bien que quien no entiende mínimamente de un tema se callase o, por lo menos, no hiciese apología de su ignorancia en una tribuna pública como es un blog. Digo yo. Y vuelvo a recurrir a mi experiencia vital: antes de ser madre, todos estos temas me importaban poco tirando a nada, me preocupaban menos que el pronóstico del tiempo para el fin de semana y sabía de ellos absolutamente nothing. Razones todas por las cuales no solía hablar de estos temas y mucho menos opinaba sobre lo que hacían quienes tenían hijos. Es más, les encontraba muy plastas (mi entorno era profundamente clasicón y aburrido para estas cosas) y procuraba que ni saliesen estas conversaciones. Pero jamás me dediqué a criticar a nadie por dar teta, biberón o tapitas de jamón del bueno a sus retoños. Hasta ahí podríamos llegar.
Así que, por favor, dejemos de pedir respeto para quien ataca. Si alguien me critica por dar el pecho, pienso soltarle cuatro frescas. Del mismo modo, si tú das biberón y te tocan las narices, harás bien en reaccionar. Pero, de verdad, no confundamos los artículos informativos o autobiográficos con esas peroratas absurdas de quien no tiene nada más que hacer que aporrear el teclado intentando crear frases con sujeto, verbo y predicado.
No sé si he conseguido explicarme u os he dejado más liadas que el pelo de Lidia Lozano, pero lo he intentado. Otro día os contaré las fantabulosas teorías sobre bebés que tenía antes de ser madre, una risa.
Se despide y se marcha a cenar,
Lady Vaga,
la diva que divaga.
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