miércoles, 12 de septiembre de 2012

Recetas para intoxicar a tu bebé (pero de buen rollo)

Queridas, queridos, ayer os prometí que os copiaría las recetas que una iluminada-new age-brainless ha decidido colgar y luego retirar de internet, apabullada bajo el peso de las aplastantes críticas recibidas por todos los seres humanos portadores de neuronas capaces de hacer sinapsis.

Os hago un pequeño resumen: esta individua publicó en su blog un artículo sobre las diferencias entre la leche materna y la artificial (hasta ahí bien) y luego la cagó dando bombo a la dieta del doctor Jaramillo, un absoluto borrico que recomienda dar a los bebés durante sus primeros seis meses de vida todo tipo de alimentos (incluyendo legumbres, carnes, pescados... Vamos, una joyita el muy ceporro), junto con sus propias recetillas para elaborar bebedizos caseros extraídas de a saber qué manual para desgraciar bebés. Mejor le habría ido dedicándose a destilar licor de bellotas en su sótano... En su mismo blog se la puso a caldo (caldo orgánico, claro) y ella se defendió a gritos y terminó enfadándose sin respirar, borrando todos los comentarios que le llevaban la contraria y, finalmente y para alivio de la gente que piensa por sí misma, la entrada entera.

Yo, Lady Vaga, no puedo tolerar la injusticia cometida contra Alba Padró, excelente asesora de lactancia y gran persona, a quien se tildó de muchas cosas, ninguna de las cuales merecía. Por eso he publicado la entrada anterior y esta.

Dad almendras a vuestros recién nacidos y les saldrán neuronas
hasta en el cielo de la boca, crecerán hasta medir dos metros y
En internet todo queda, y si no queda para eso tenemos el copy-paste (o "copia y pega", que decimos los hispanoparlantes de pro) y, por obra y gracia de esa combinación de teclas tan útil, aquí os dejo las recetas que la simpar e ingeniosa hidalga tuvo a bien compartir con el mundo para que veáis lo loca que está la gente.

Es una pena que haya "desaparecido" el contenido original, porque menudas risas me eché cuando hablaba de que todos los alimentos procesados estaban muertos y carecían de nutrientes. Me imagino que esta sabia mujer será crudívora o, mejor aún, airívora, pues el aire porta todo, hasta los viruses que cogemos en invierno. Aunque quizá sea un organismo tan evolucionado que ha mutado y es capaz de hacer la fotosíntesis... Ojo, las copio para que NADIE, NUNCA, JAMÁS haga algo así a sus hijos. Como me entere yo de que experimentáis con vuestros bebés o con los de otra persona, os arreo con toda la mano abierta (y os recuerdo que ahora uso alianza y os la dejaría marcada en todo el jeto). Respeto, como siempre, ortografía y sintaxis originales, muy a mi pesar.


Alimento súper completo para un recién nacido. Contiene
hígado (proteína a mansalva), pasta (hidratos de carbono) y
brócoli (yerbita de la güena). Si vuestro recién nacido es uno
de esos pusilánimes sin dientes, dadle la sopa Jaramillo para
que se hiperdesarrolle y luego le atiborráis con este estofadito,
eso sí, casero y orgánico.
Con respecto al desarrollo del cerebro (cosa que a ti, chata, no se te desarrolló pero nada), nuestra primera preocupación aquí es conseguir el DHA y AA para el niño en una forma utilizable, y natural. En su útil texto sobre nutrición "Tradiciones Nutricionales", Fallon y Enig ofrecen una solución práctica que ha resistido el paso del tiempo (de los tiempos de Perico, oiga). Ofrecen recetas para 2 fórmulas naturales que se han ideado para acercarse lo más posible a los nutrientes conocidos en la leche materna, especialmente los ácidos grasos (que ya eran conocidos en los tiempos de Perico, inmemoriales, donde se analizaba la leche con el método científico de chupar una teta a la madre lactante que se pusiese a tiro).
Aquí están (nos lo temíamos):

Fórmula sin leche
* 3.5 tazas de caldo orgánico hecho en casa (de carne de res, pollo o pescado) (si lo haces en casa de la vecina no vale. Tampoco valen caldos inorgánicos a base de cantos rodaos del río ni comprados en el Macarrona. Por cierto, del riesgo de alergias que implica cascar a un bebé chiquitín alimentos a base de pescado no hablamos.)
* 2 oz de hígado orgánico picado (hale, ahí, sobrecargando al bebé de proteínas y de toxinas. Viva, viva.)
* 5 cucharadas de lactosa (que supongo que no sale de la leche.)
* 1/4 taza de suero (esto tampoco sale de la leche.)
* 1 cucharada de aceite de coco (sin refinar)
* 1 cucharadita de aceite de hígado de bacalao
* 1 cucharadita de aceite de girasol sin refinar

Cocine el hígado poco a poco en el caldo. Licua en una licuadora. Cuando esté frío, agregue los ingredientes restantes. Almacenar en un contenedor de vidrio. Para servir, coloque 6 oz (¿cómo sabes que tu hijo se va a meter seis onzas de esta mierda entre pecho y espalda?) en botella de vidrio y caliente lentamente en olla de agua caliente a baño maría. Nunca microondas.

Fórmula a base de leche
* 2 tazas de leche cruda (sin pasteurizar) (y no pides que el bebé se amorre a la teta de la vaca de puro milagro. Proteína en vena, amos-amos.)
* 1/4 taza de suero
* 2 cucharadas de nata cruda (sin pasteurizar)
* 1 cucharada de aceite de hígado de bacalao
* 1 cucharada de aceite de girasol sin refinar
* 2 cucharadas de levadura de cerveza
* 2 cucharaditas de gelatina (más proteína, justo lo que un bebé necesita a lo bestia, claro.)
* 1 1/3 taza de agua filtrada (¿filtrada del grifo de casa vale o tengo que ir a un pozo y bebérmela para filtrarla por la vejiga?)

Calentar la gelatina en agua hasta que se disuelva. Coloca todos los ingredientes en un recipiente de vidrio y revuelve bien. Para servir, coloca 6 oz en botella de vidrio y calienta lentamente en olla con agua caliente (con agua fría tarda un poco más, pero si tienes fe, lo lograrás. Ya sabes ,"there can be miracles when you believe"). Nunca microondas.
Obviamente que estas fórmulas son de día y de noche (y por la tarde y fiestas de guardar), aparte de la fórmula comercial procesada (que es demoníaca y convierte a los bebés en alien, el octavo pasajero). El contraste principal es que estas fórmulas se preparan en vivo (las demás se preparan en diferido) por una persona en vivo (hombre, si me lo prepara un zombie me acojono sin remedio) con alimentos sin procesar y en condiciones conocidas (todo el mundo sabe que en los laboratorios se trabaja en condiciones desconocidas). En lugar de inertes, súper refinadas, sin vida, fraccionadas, creaciones sintéticas, de laboratorio carentes de enzimas (¡¡¡¡ooooh!!!!, matemos a los chefs que hacen cocina deconstruida, ¡nos están asesinando lentamente! ¡A la horca con ellos! Pero una horca orgánica, claro), sustituimos los alimentos frescos de vida (¿qué cojones quiere decir "frescos de vida"? ¿Los sustituimos por otra cosa? ¿Qué mierda de sintaxis es esta?) con todos los nutrientes en una forma digerible, viable (la leche de fórmula para un recién nacido es inviable, claro). Las fórmulas comerciales vienen y van (más que nada, porque, aunque jamás serán perfectas, supongo que intentan mejorar e imitar a la leche materna -y también abaratar la producción por el camino-) pero estas viejas recetas se transmiten de generación en generación sin grandes cambios (sí, claro, este bebistrajo es súper conocido en tu casa a la hora del té y en los botellones flower-power de tu secta). El bebé va a prosperar en ellos (si no diña; ya se sabe que, lo que no te mata, te hará más fuerte... Igual hasta mutan y les sale un brazo en mitad de la frente para correrte a hostias hasta Malta).

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Nota: Edición del post a 3 de Agosto de 2012.
Incluímos una receta con leche vegetal que también es recomendada por especilistas ("especilistas" en vaciar la cartera a los incautos) y que puede ser consumida por todas las personas, incluyendo recién nacidos (que también son personas. Yo voto por darles a estos espabilados filetes de ternera por vía anal para que absorban el hierro directamente).
Fuente: http://www.elnorte.com/buenamesa/articulo/686/1370515/default.asp

Lechada de almendras
Rinde 1 1/2 litros
Tiempo de elaboración: 6 horas
Grado de dificultad: medio

3 tazas de avena
Agua (la necesaria)
36 almendras peladas
Agua purificada (la necesaria)

Preparación:
En un tazón agregar la avena y el agua hasta tapar; reservar por 6 horas.
Transcurrido ese tiempo, por cada taza de avena remojada incorporar 12 almendras sin piel.
Licuar la mezcla de avena con almendras. De ser necesario, añadir más agua a la preparación hasta obtener la consistencia deseada.
Nota de cocina: es excelente como sustituto de la leche materna.

Por qué tomarla.

Las lechadas son preparaciones que sustituyen de manera directa a la leche, de las cuales se pueden obtener muchos beneficios (sí, una almendra, que sale de un árbol, es nutricionalmente igual a la leche que sale de mis tetas. No me descojono de la risa porque no quiero que me salgan patas de gallo. Y esta tipa osaba desautorizar a quien le contestaba porque no eran "nutriólogas" ni "trofólogas". Pues ella, como dijo una de las participantes, es una "truñóloga" de campeonato. Hale):

-Son una opción de alimentación sana, por sus propiedades y por lo natural de sus ingredientes.
-Lo recomendable es tomar un vaso diario, por la mañana o por la noche, considerando que también tienen propiedades calmantes que ayudan al cuerpo a relajarse.
-Para los niños es muy buena, sobre todo para los recién nacidos, la lechada de almendras, ya que representa un sustituto de la leche materna (también lo es el vodka y fijo que duermen toda la noche del tirón. No te jode la tipa).


¿Qué? ¿Cómo se os queda el cuerpo? ¿Os parece siquiera medio normal que una persona tan carente de conocimientos y sentido común se permita el lujo de insultar a la OMS (que lo hizo, lo hizo), las asesoras de lactancia, las madres lactantes y los bebés? Porque a mí esto me parece para sacarse un modo y pegárselo en la cara. Se libra porque las divas no tenemos mocos ni pelotillas interdigitales en las extremidades inferiores.

Antes de terminar, querría dejar constancia una vez más de que, para quienes defendemos la lactancia materna, la leche artificial no es "la tercera opción", como continuamente recalcaba esta sujeta pensando que así nos dejaba en algún tipo de evidencia, sino el último recurso y no "una opción más". La leche artificial me parece un burdo sucedáneo que ni de lejos llega a imitar la perfecta composición de la leche materna, pero aun así, es infinitamente mejor que estos potingues caseros, preparados a saber en qué condiciones de higiene (ella se defendió argumentando que quienes amamantamos no nos lavamos antes las tetas, lo cual provocó gran hilaridad entre las virtualmente presentes) y sin control nutricional alguno. A ver si ahora va a resultar que todavía estamos en los tiempos del Pelargon.

Lo que hay que leer, queridas y queridos. Y la semana solo acaba de empezar.

Me despido, resignada a continuar contemplando cómo la Humanidad avanza hacia su colapso, capitaneada por estos listos,
Lady Vaga,
la diva que divaga.

martes, 11 de septiembre de 2012

La mejor alternativa a la teta es una almendra

Queridas y queridos, mi detector de cenutrios (Cenutri-O-Matic, marca registrada) echa humo esta última semana, hasta tal punto que me he visto obligada a sacar punta al lápiz rosa chicle y casi le saco humo de tanto como he tenido que darle... Será porque estamos en septiembre y los imbéciles despiertan de su letargo estival, será porque cierran las piscinas municipales y cada mochuelo ha de volverse a su olivo o quizá sea que a cualquiera le dejan contratar una conexión a internet y abrir un blog (incluida la que suscribe).

Sea por la razón que sea, tengo tres temas en la recámara y hoy voy a despachar el que más daño me ha hecho en la mandíbula: me ha dejado tan boquiabierta que todavía estoy estudiando la posibilidad de pedir a mi odontólogo un certificado de la luxación que me ha provocado para demandar a la perpetradora del texto.

Sabéis quienes me conocéis y amáis, queridas y queridos, que la moi es defensora de las tetas propias y ajenas y del derecho de nuestros churumbeles a alimentarse a chupetazos de las mismas, es decir, de la lactancia materna. Se ha hablado de este tema recientemente en este nuestro rinconcito del despotrique feliz y hemos llegado a la conclusión, como buenas amigüitas, de que no se puede convencer a quien no quiere dar la teta y que lo deseable (por ello trabajamos) es que todas las mujeres tengan a su disposición información de la buena (no de la patrocinada por Cutribén o Pestlé) para poder decidir si dan el pecho con todas las bazas en el canalillo. A mí, lo reitero, me cuesta creer que una mujer bien informada no prefiera cosas tan sencillas, básicas y posibles en la mayor parte de los casos como el parto de baja intervención y la lactancia materna, no sé, es como si alguien me dijera que prefiere que le sonden para no tener que hacer pis, pero oye, cada quien que haga de su capa un sayo.

Y en estas estábamos, de buen rollo y felices como perdices, cuando llega una señora (perdonad el eufemismo) de esas a las que les gusta la polémica, el donde-dije-"digo"-digo-"figo" y el hacerse las ofendidas en sus reales dignidades y se saca de la manga, en un blog con gran cantidad de seguidores, que si no das la teta, lo mejor que puedes hacer es endiñar a tu recién nacido bebidas caseras a base de avena, almendras, caldos de carne orgánicos (los caldos inorgánicos se hacen de piedras y no molan) e hígado.

No contenta con ello, lo airea por toda la red, extendiendo el tufo de su panfleto como si de un calcetín sudado se tratase, y se vanagloria de su autoría con fervor. Solo era cuestión de tiempo que alguien con dos dedos de frente lo leyese y alucinase, como así fue. ¿Y qué hizo esta energúmena, peleada con su propio entendimiento y enemiga del de los demás? Acusar a toda una profesional como Alba Padró (cuyo fantástico blog Som la Llet debería ser de obligada lectura, gracias a la ayuda del Googlecio traductor para quienes solo parlamos catalán en la intimidad), que ha ayudado desinteresadamente a cientos de mujeres a establecer y mantener sus lactancias, de estar vendida a la industria de la alimentación infantil y de promover un "veneno", que es como la tipa llama a la leche artificial. Ah, y de ser una esbirra de la OMS, que se conoce que se forra con las leches artificiales y es más mala que el Smith de Matrix.

Sumo y sigo: ante la avalancha de comentarios en su contra que se le venían encima y viendo que llevaba todas las de perder, esta individua (nuevamente, perdonad el eufemismo, oh fans míos) optó por repetir el mismo mensaje en mayúsculas una y otra vez, preguntando a las allí virtualmente presentes por qué defendían un producto "tóxico" y cuáles eran sus intereses en el caso, todo esto sin dejar de faltar al respeto a Alba. Terminó por borrar todos los comentarios que no fuesen del tenor de "oh, qué buen artículo, en cuanto encuentre una neurona por ahí suelta me lo leeré y te alabaré de nuevo, diosa de las parrafadas sin puntos y aparte".

El caso es que el principio del artículo no estaba tan mal, pues trataba de las diferencias entre la leche materna y la artificial y de por qué la artificial no puede ni acercarse remotamente a la forma de alimentación de la que naturaleza nos proveyó en su día, pero esta señora, en su soberbia internetera, tuvo la feliz idea de rematar el texto con unas recetas para preparar licuados caseros que ella llama "lechadas" (yo prefiero "soplapolleces" por ser más técnico y certero) y que luego, cómo no, eliminó de su blog, no fuese a ser que, con razón, alguien con dos dedos de frente la fuese a acusar de ser una inconsciente redomada.

A esta señora se le argumentó por activa, pasiva y recidiva que las alternativas sensatas para alimentar a un recién nacido son las siguientes, en el orden que cito y que no es idea mía, sino de asesoras de lactancia expertas y de pediatras versados en la materia:
  1. Leche materna de la rica teta de mamá.
  2. Cuando esto no es posible (por motivos reales, por favor, no por "no me sube la leche" o "mi pediatra dice que ayudita"), leche de banco de leche o de donaciones certificadas y fiables.
  3. En último caso (yo calculo que si las asesoras de lactancia pudiesen hacer su trabajo de información y formación sin injerencias indeseadas, hablaríamos de un 1-2% en total), leche artificial.
Bueno, pues esta chica acusaba a quienes allí intervinieron de promover un "veneno", un producto "tóxico". Mira que se le insistió en que todas somos conscientes de que la leche artificial dista muchísimo de igualar los beneficios de la leche materna y que jamás se animaría a una mujer a dar leche artificial "porque sí", pero nada, ella erre que erre en su intrínseca burrez. Ojo: sé que en ciertos casos muy concretos puede ser necesario alimentar a un bebé con fórmula a base de soja, pero no es, ni mucho menos, una alternativa adecuada para la gran mayoría de los lactantes.

No quiero extenderme demasiado, queridas y queridos, así que dejo aquí esta entrada por hoy. Iba a enlazaros al post original, pero además de ser un ladrillo infumable, su autora ha tenido a bien retirarlo de la red para no ofender más retinas ajenas.

Me despido, pues, prometiendo que mañana os copiaré las recetas de "leches" vegetales que sugiere esta chavalita para que os riáis y flipéis a partes iguales.

Y me marcho al parque, que con la tontería se me va a hacer de noche,
Lady Vaga,
la diva que divaga.

domingo, 19 de agosto de 2012

Yo tuve un hijo con David Duchovny

A veces, lo que parecía una noche normal de descanso tras un día de trabajar, jugar con los nenes y hacer arrumacos al costillo, se vuelve una proyección de cine en sesión continua y el cerebro le juega a una buenas o malas pasadas en forma de sueño.

Esto es, queridas y queridos, lo que me ha sucedido a mí esta noche: en primer lugar, uno de esos sueños de los que te despiertas pensando "oh, ojalá sea una premonición, esto no se lo puedo contar a nadie porque dicen que si lo cascas no se cumple y yo quiero que se cumpla" en plan tinéiyer total, para, a continuación, recibir una venganza cósmica en forma de horrible pesadilla de esas que te hacen pensar "voy a encender el ordenador para contárselo al mundo a la de ya, esto hay que deshincharlo".

Por tanto, sin más dilación, queridas y queridos, paso a contaros mis sueñipesadillas de hoy para que os descojonéis de los vericuetos nocturnos de la mente de la Vaga.

Primer sueño
Estoy en una casa que se supone que es la mía, pero es mucho mayor y (todavía) más bonita que Vaga Manor. Ni rastro de Ambrosio y su equipo, pero de eso me doy cuenta ahora, en el sueño no. En un butacón (pongamos que un chester monoplaza, pero esto lo estoy añadiendo yo ahora) encuentro sentado leyendo al que, en el sueño, sé que es mi marido (ahora es cuando alucináis de lo mal que estoy): David Duchovny (sí, sí, el de "Expediente X"); pero no el de ahora, que ya empieza a estar madurito tirando a pasao, sino su versión del pasado, bien jamonaco y potentorro él.

Yo, que le veo todo concentrado, me voy hacia él, dejo sobre la mesa los papeles que está leyendo y me siento en su regazo en plan "soy Catwoman y pienso tatuarte mi nombre en la espalda a arañazos" y ¡zas!, nos enrollamos apasionadamente.

De este sueño saco yo dos conclusiones, a saber:
- Vaguita, vente al sofá, que te voy a dar tanta marcha que
después serás capaz de dormir incluso sobre un toro mecánico.
- Nones, David, que luego te me haces adicto al sexo otra vez y
ya la tenemos liada... Además, es que de trasnochar me están
saliendo unas ojeras que luego me dejo el sueldo en corrector...
  1. ¡Cómo cambia la mente de una mujer casada! Para ser fiel incluso en sueños, mi cabeza se lo monta de tal modo que dejo a mi querido Lord Muchomacho (que además es como veinte años más joven que el Duchovny) fuera de la historia y me invento que mi costillo es el actor. Toma ya sexo conyugal, ¡así no son cuernos!
  2. Mi mente se cansa menos que mi cuerpo. Si después del día tan ajetreado de ayer encima tengo ocasión (y obligación conyugal, claro, que eso es por contrato) de beneficiarme a dos pibones de tal calibre, creo que invariablemente me habría quedado dormida antes de terminar con el segundo. De lo cual, deduzco que, si algún día se me presenta la ocasión, tendré que sugerirles que lo hagamos todos juntos, pero no revueltos, para ahorrar algo de tiempo y poder dormir. Ojo, que no sería por vicio, sino por pragmatismo, que las divas no podemos ir con ojeras por la vida ni siquiera por una noche loca con David Duchovny.
Yo me imagino que, de haber acontecido en la vida real, el diálogo habría sido más o menos así...:

- Ven aquí, Vaga mía, que te voy a poner tal sonrisa en la cara que vas a amortizar la ortodoncia del tirón.
- Ay, David, no sé, si ya nos cuesta a Muchomacho y a mí encontrar sitio y momento para poder retozar sin que se despierten los nenes, imagínate ahora tener que hacerlo sin despertarles a ninguno de los tres...
- Tira pa'cá, mujer, ¡que te voy a hacer un expediente "XXX" de los que la Scully no cató!
- Bueno, si me lo pintas así, ¡Jerónimooooooo!

Total, que yo me desperté pensando "mmmh, Duchovny, qué bien besa, cómo se mueve, qué cuerpazo, qué tío" y me volví a dormir... Ilusa de mí, no sabía que me esperaba el... ¡Tachánnnnnn! (redoble de tambores y fanfarria de terror con alarido incorporado, por favor)...

Segundo sueño
Estoy en un box de un hospital. Es bastante pequeño y tengo calor. Lady Rabbit está conmigo y yo estoy conectada a un monitor. Estoy de parto (no, no me preguntéis si el hijo es de Duchovny o de Muchomacho, en el sueño no queda claro) y las contracciones son incomodísimas de pasar tumbada en la camilla.

Lady Rabbit intenta ayudarme a paliar el dolor como puede, pero inmovilizada en litotomía (no sé por qué me han colocado así, si es solo el rato del monitor o es continuo) no hay mucho que podamos hacer. Con nosotras hay otra mujer, una ginecóloga a la que, en el sueño, yo considero respetuosa y con la que parece que me siento a gusto.

De repente, el monitor refleja que la frecuencia cardiaca de mi bebé baja en cada contracción. La ginecóloga observa durante un par de contracciones más. Miro a Lady Rabbit, veo la angustia en su cara y le aprieto la mano con fuerza. Yo misma propongo bajarme de la camilla y pasar un par de contracciones en cuclillas para intentar ayudar al descenso del bebé, pero no hay manera: empujo hasta sentir que me rompo, pero mi bebé no sale y las bradicardias siguen produciéndose.

Máquina que hace "¡ping!", ¡cómo te odio!
La médica dice que hay que hacer una cesárea y yo respondo "házmela ya". Me subo a una camilla que está pegada a la otra pared del box, resignada a pasar por otra operación y pensando "ya sé cómo va esto, la recuperación con otros dos nenes en casa y un bebé va a ser durilla pero al menos he vivido un parto maravilloso con U-6, no todo podía ser bueno, en unos minutos tendré a mi bebé conmigo y esto habrá terminado", pero mientras lo pienso me van ahogando las lágrimas que intento aguantar. Miro a la ginecóloga y veo que tiene en la mano un cuchillo de los de sierra de Ikea, con mango negro, ensangrentado hasta las cachas, y le pregunto "espera, espera, ¿me vas a operar con eso?" y ella me responde "cuando no hay tiempo, no hay tiempo; ahora, si puedo, lo lavo un poco".

Pero es mentira, no lo lava y hunde la punta en mi tripa. Yo, llorando, miro a Lady Rabbit, que me coge la mano con cara de estar ella misma a punto de llorar, y le digo entre lagrimones que no quiero otra cesárea.

Y ahí me desperté.

De este sueño, también saco dos conclusiones, pues soy una dama muy reflexiva:
  1. Que aún no he conseguido quitarme la idea de que el parto de U-6 fue de chiripa y que volver a quedarme embarazada sería tentar a la suerte y comprar papeletas para una posible cesárea one more time.
  2. Que mi azotea no funciona demasiado bien, porque a ver qué carajo hacía yo en un hospital, sin mi marido y con una ginecóloga en vez de una matrona, inmovilizada en litotomía y con la maquinita del ping sonando sin parar.
Queridas, queridos, ser una diva es difícil, pero mucho más difícil es ser, simplemente, una mujer.

Y ahora, voy a desayunar para pensar en cosas más mundanas.
Se despide al olor de los croissants caseros,
Lady Vaga,
la diva que divaga.

jueves, 9 de agosto de 2012

Hablemos de tetas

Queridas, queridos, periódicamente me viene a la cabeza este tema y tengo siempre la entrada para el blog a medio redactar... A ver si hoy por fin consigo concretar y dar forma a mis ideas.

Como sabéis, queridas y queridos, la lactancia no es el tema principal de este blog, aunque yo misma me considero una defensora del amamantamiento hasta que madre e hijo quieran. No suelo tratar este asunto porque ya hay blogs que lo abordan en profundidad y porque hay tanto ginesaurio contra el que arremeter que me sobra poco tiempo para otros menesteres, pero hoy me vais a permitir, oh admiradores míos, que hablemos de tetas. De tetas, de tetas lactantes y no lactantes.

Ejem... No me refería a este tipo de tetas, ¿quién ha googleado
para ilustrar este post? ¡Pero si las tiene más grandes que yo!
Pensando en lo de la señora Abenia y sus exabruptos, la verdad es que a mí me parece muy bien que esta señora no quiera dar el pecho a sus hijos (en concreto ella no tiene muy buena información, lo cual es una lástima porque no será una decisión realmente libre, pero no deja de ser suya), lo que me molesta es que no me deje a mí darlo en paz.

Veamos si me explico. Cuando veo a una mujer dar un biberón a su hijo, no me dedico a arengarla sobre los beneficios de la lactancia materna. Ni mucho menos. ¿Qué sé yo si ese biberón es de su propia leche, por ejemplo? ¿Qué sé yo acerca de esa mujer, de por qué no enchufa a su hijo a la teta? ¿Me importa a mí, acaso, si es porque no quiere o porque no pudo? Así que me callo y miro hacia otro lado. Me meto en mis asuntos, vamos.

No creo en los bandos. Me disgusta que, cuando alguien habla de lactancia desde el respeto y exponiendo las cualidades de la leche materna, alguna mujer se sienta mal y diga que se la acusa de "mala madre". Porque tampoco creo en las "malas madres" (aunque haberlas, las habrá, como las meigas, digo yo), ni en el coco ni en el hombre del saco ni en los penes submarinos. Me apena sobremanera que alguna mujer confunda la defensa de la lactancia con un ataque hacia ella, hacia sus decisiones o hacia una experiencia que, por "a" o por "b", ella no pudo cambiar.

Esto ya es otra cosa. Tetas de mujer, el bebé es opcional.
Me resulta curioso que percibamos como ataques cosas que no pretenden serlo; es como si yo me sintiese dolida cuando se habla de los problemas que puede tener un bebé por el hecho de nacer por cesárea. Ya me habría gustado a mí evitar la cesárea por la cual nació O.G., pero el pasado no puedo cambiarlo; solo puedo comenzar cada día dispuesta a minimizar esos posibles problemas y a dejarle claro que su madre le adora y que dará cualquier cosa por él y por su hermano.

Y me pregunto si detrás de esa sensibilidad, de ese sentirse ofendida, no habrá una mujer herida, una mujer a la que le estropearon la posibilidad de dar el pecho a su bebé con mala información o con poca voluntad por parte de los profesionales que, en teoría, deberían haberla ayudado. ¿No será que estos temas nos molestan porque todavía nos duelen demasiado? Me veo a mí misma recién operada, lidiando con mi dolor y mi indignación, intentando digerir lo que había sucedido y por qué las personas que supuestamente tenían que cuidarnos nos habían tratado así. Solo con el tiempo pude asumir lo que había sucedido y entender que únicamente podía mirar hacia atrás en busca de inspiración para vivencias futuras.

Digo esto con todo mi cariño hacia esas mujeres, porque creo que, cuando tomas una decisión informada, lo haces con todas las consecuencias y te toca un pie lo que diga el de al lado, no te molesta especialmente... No sé, por ejemplo, cuando decidí parir en casa (antes de quedarme embarazada del pequeño U-6), varias personas de mi entorno se echaron las manos a la cabeza porque estaba muy reciente la muerte de una bebé en Cáceres tras un parto domiciliario, pero a mí lo que ellos opinasen me daba bastante igual. Yo me había informado y sabía lo que quería, ¿por qué iba a molestarme que ciertas personas dijesen chorradas?

Esto es lactancia prolongada. En este caso, lactancia diferida,
pero lactancia al fin y al cabo. Nótese que el buen señor lo que
tiene ya es más vicio que una garrota y que no puede ser sano
que un chico tan mayor continúe con el biberón...
Lo que no me parece de recibo es insultar a la gente solo por optar por una cosa u otra. Descalificar a los demás y comparar, en este caso, a quienes dan el pecho con "dudosas mendigas", animales u homínidos de Atapuerca me parece de tener muy poco cacumen y hace a esa persona merecedora de una respuesta contundente y en su propio idioma. Tampoco se me ocurre llamar a una mujer "mala madre" por no amamantar, aunque me cuesta creer que una mujer bien informada no prefiera esta opción. Es más, conozco a más de una mujer que, no  habiendo podido dar el pecho a pesar de haberlo intentado, continúa ofreciendo a su bebé el pecho como consuelo, calmante o "somnífero".

Sumo y sigo: las opiniones son como los traseros, cada uno tiene el suyo y el del tipo de al lado es siempre más feo. Así que estaría bien que quien no entiende mínimamente de un tema se callase o, por lo menos, no hiciese apología de su ignorancia en una tribuna pública como es un blog. Digo yo. Y vuelvo a recurrir a mi experiencia vital: antes de ser madre, todos estos temas me importaban poco tirando a nada, me preocupaban menos que el pronóstico del tiempo para el fin de semana y sabía de ellos absolutamente nothing. Razones todas por las cuales no solía hablar de estos temas y mucho menos opinaba sobre lo que hacían quienes tenían hijos. Es más, les encontraba muy plastas (mi entorno era profundamente clasicón y aburrido para estas cosas) y procuraba que ni saliesen estas conversaciones. Pero jamás me dediqué a criticar a nadie por dar teta, biberón o tapitas de jamón del bueno a sus retoños. Hasta ahí podríamos llegar.

Así que, por favor, dejemos de pedir respeto para quien ataca. Si alguien me critica por dar el pecho, pienso soltarle cuatro frescas. Del mismo modo, si tú das biberón y te tocan las narices, harás bien en reaccionar. Pero, de verdad, no confundamos los artículos informativos o autobiográficos con esas peroratas absurdas de quien no tiene nada más que hacer que aporrear el teclado intentando crear frases con sujeto, verbo y predicado.

No sé si he conseguido explicarme u os he dejado más liadas que el pelo de Lidia Lozano, pero lo he intentado. Otro día os contaré las fantabulosas teorías sobre bebés que tenía antes de ser madre, una risa.

Se despide y se marcha a cenar,
Lady Vaga,
la diva que divaga.

miércoles, 8 de agosto de 2012

De tetas, fluidos y derrapes mentales

Queridas, queridos, rompo mi estival silencio durante el cual me he dedicado a fingir que trabajo (con nivel de éxito moderado-alto) y a disfrutar de mis churumbeles y recién estrenado maridito (a total satisfacción, por cierto), porque por varios canales me habéis asediado, oh fanes que lo sois, para pedirme que ponga coto a tanta chorrá como se lee por estos blogs de Dior. Y es que, ya se sabe, hoy día a cualquiera se le deja tener un bló y en internet no se estila eso tan selectivo y disuasorio del derecho de admisión.

Resulta, queridas y queridos, que una energúmena muy mona ella, de esas cuyo cometido televisivo es decorar la pantalla (fundamentalmente) y servir de ejemplo a los padres para recordarles a sus hijos adolescentes la importancia de una correcta formación académica, ha decidido soltar los deditos para decir alguna gilipollez de esas que sonrojan al leerlas de tanta ignorancia como destilan. Yo, en principio, pensaba circunscribirme y limitarme a la genial crítica de la siempre acertada Alba en su blog Som la Llet, pero la aclamación de mis admiradores, que son los más guapos e inteligentes del mundo mundial, ha removido mi conciencia, así pues, allá va: ¡toma fluido color rosa chicle en todo el jeto, maja!

Por cierto, echaréis en falta quizá (solo quizá) el enlace a la entrada original del blog de esta individua (me niego a llamarla "mujer"), pero es que no pienso ponerla. Si queréis contactar con ella, la googleáis, como todo hijo de vecino (esto admite dobles y triples lecturas, yes). Ah, a mí también me encanta lucir canalillo, pero no me gano la vida con ello sino con mi cerebro (y no donándono a la ciencia, sino ejercitándolo). Hale.


Lactancia, ¿hasta cuándo?
Del 1 al 7 de agosto se celebra la Semana Mundial de la Lactancia Materna. Nadie niega sus beneficios (bueno estaría), pero aún sigo consternada, con todos mis respetos, por la imagen que mis retinas registraron hace unos días en medio de una de esas cenas con amigos que se alargan y en las que tocas todos los palos (pues no toques tanto los palos de los que no conoces ni media y documéntate un poquito antes, como he hecho yo contigo, que no sabía ni quién eras hasta ahora, perlita). La de una madre amamantando a su hijo de unos 4 años. ¡La leche! (¡Oh! ¡Horror y pavor! ¡Excomunión! ¡Qué osada, dar teta a su hijo en vez de usar sus pechos como objetos decorativos! ¿Será guarra, la tía?)

Fue de esta manera que decidí (expresión de influencia francesa; lo correcto es "como decidí") compartir la foto en mi perfil de Twitter. El tema dio bastante juego, estas fueron algunas de las ingeniosas respuestas de la red (ingeniosas te parecerán a ti, bonita, que por lo que estoy viendo tienes el nivel intelectual justito como para entretenerte con un canuto hasta que te salga la "o"; ni las reproduzco porque solo hay una o dos que merezcan la pena).
Entonces, ¿hasta qué momento? Ese es el 'quiz' de la cuestión (No, chata. Será en todo caso el "quid", porque un "quiz" es un concurso y, que yo sepa, aquí en estupidez ninguna puede competir contigo, porque juegas con ventaja). ¿Hasta el infinito y más allá? No son pocos los hombres que con curiosidad hacen una cata de leche materna cuando sus parejas están nutriendo a su pequeño. Recuerdo una divertida comida con una conocida compañera de televisión, que nos contaba en un descanso a toda la mesa que la escuchábamos, entre carcajadas, cómo, cuando dió (sin tiiiiiilde, anda) a luz, una enfermera les sorprendió a ella y a su marido en la habitación del hospital en plena faena, succionando esté (¿esté? ¿Otra vez nos habla en fgancés, señogaaaa?) el pezón de la susodicha para estimular la subida de leche. ¡Los hombres pueden ser tan condescendientes! ('modoirónicoON'). No pierden oportunidad.

Lo sabemos de sobra, nos lo han dicho hasta la saciedad, "la leche de la madre es un magnífico alimento para el churumbel" (no, bonita, no es un "magnífico alimento", es EL alimento normal y lógico. Lo demás son inventos del ser humano), le basta este alimento para crecer con mucha rapidez. Pero en un país desarrollado, más allá de los seis meses recomendados (documéntate, Adri, la OMS recomienda seis meses de lactancia exclusiva y luego prolongarla como mínimo hasta los dos años complementándola con otros alimentos; es decir, la leche materna sigue siendo lo fundamental y el resto es un añadido), ¿qué sentido tiene alternar el bocadillo de mortadela o los deberes de clase con unos sorbos de leche materna? Que alguien me lo explique, por favor (¡qué cortedad! Tiene el sentido de dar a tu hijo el mejor alimento posible mientras ambos así lo queráis, el de reforzar vuestro vínculo de una manera muy sencilla y directa y el de "porque me sale de las tetas hacerlo", por si el argumento de la libertad te parece bien. Por cierto, qué poco fina eres, los bocadillos de mortadela no están a la altura de la teta. Si quieres comparar, en todo caso un jabuguito). ¿Tanto ha subido el cartón de leche que sale a cuenta elegir esta opción? (Suba o no suba, sale a cuenta, sí: la teta es gratis, está siempre disponible sin calentar nada, la llevo encima aunque me olvide de las llaves de casa y a mis hijos les encanta.)

Este será el nuevo símbolo internacional
para los baños de mujeres, porque dar la
teta es tan asqueroso que el sitio adecuado
es el mismo donde se giña. ¿No, Adri?
Caso aparte requiere el amamantamiento en plena calle, siempre me ha parecido que el acto en sí requiere de cierta privacidad (la que a la madre del nene le salga de las mismísimas tetas, así de claro te lo digo, y si no te gusta, pues no mires). Hoy en día no es difícil encontrar lugares habilitados donde poder disfrutar de la intimidad, luego están los probadores de numerosas tiendas (¿para echar un polvo, dices? Yo es que tengo casa propia y valoro mucho mi intimidad... Ah, para dar teta; no, eso lo puedo hacer en cualquier parte donde a mi hijo le dé hambre. Qué bien te sentaría esperar con tus trapitos en la mano en la cola de la tienda porque yo estoy dando teta en un probador... ¡Ay, insensata). Y digo esto porque no será la primera vez -admito que soy bastante escrupulosa- que se me haya indigestado la comida al observar enfrente mía (Mamá novata tiene toda la razón en que no debo dejar pasar este error; se dice "enfrente de mí") a una mujer sacándose 'las ubres' para alimentar con sus fluídos (sin tiiiiilde, second time) a su bebé (aquí se me ocurren varias respuestas:
  • Pues te jodes.
  • Pues si te indigestas, así mantienes la línea.
  • Mira, mona, mi madre es muy del refranero español, pero en esta ocasión te viene que ni pintado un dicho de mi padre, que reza "todos los guarros sois escrupulosos". No sé, pero si no se te indigesta el cortadito pensando en todos los tíos que se la menean, fluidos incluidos, a tu salud viendo las fotos de tu entreteto, no entiendo por qué te sienta tan mal que una mujer dé utilidad fisiológica y práctica a sus pechos. 
  • ¿Será envidia? 
  • Nota mental: añadir una bolsa de plástico a mi Hermès de paseo por si me encuentro a alguna mojigata luce-teta de estas, para que pueda vomitar sin manchar nada al verme dar teta) 
Es algo que no me ha causado buena impresión desde una tierna edad, no sé cómo gestionaré esta etapa cuando se me presente, pero me resulta muy animal, de Atapuerca (pues anda que no eres tú pijotera, bonita. Vamos, que antes de darte el pecho tu madre se hervía la teta... Si es que has tenido la suerte de ser amamantada, que por la ojeriza que le tienes al tema yo diría que a ti te han criado con Pelargón y gracias... Y después pasaste directamente al bocata de mortadela, claro).
Quizá un trauma infantil que se remonta a cuando de la mano de mi progenitora me cruzaba con las dudosas mendigas que se ponían en medio del paseo a pedir, aprovechándose de un niño, quizá ni de ellas, en los brazos (¿y qué tienen que ver las mendigas que llevan un niño en brazos con las mujeres que dan el pecho? Tus asociaciones de ideas son muy peculiares, con un test de Rorschach me gustaría a mi verte, ingeniosa). O de un libro de geografía en el que aparecía una indígena alimentando a un jabalí con su pecho, imagen que hubiera deseado me arrancaran de los ojos (mejor te iría, sí). Así que vaticino, con bastante probabilidad, que yo seré de esas 'malas madres' que se apunten a la moda del biberón ("moda" es la palabra clave: tú no actúas por convencimiento ni por reflexión, sino por moda. Ya te digo yo que el año que viene se llevarán los pelos en las piernas, créeme... ¡Qué pena que te hicieses una depilación definitiva, ahora serás una fashion-paria! Igual te lo crees, como eso de contrastar no es lo tuyo...); y no por una cuestión de estética, porque en mi caso la gravedad no es un problema, sólo tenéis que observarme (tú también puedes observar mis preciosos pechos turgentes de madre lactante, ¡ah, no, que te dan asco! Pues tú te lo pierdes), sino de clara desnaturalización o sentido de civilización (es que dar teta es de salvajas, lo civilizado es usarlas para goce de pajilleros), según se mire (tus hijos y tú os lo perdéis, chatita, pero a mí déjame dar la teta en paz y ocúpate de las tuyas).
Únicamente nosotros, los seres humanos, por llevar la contraria al mundo, bebemos leche de otra especie cuando cesa la lactancia. Igual no seamos todo lo naturales que pensamos entonces (¡Saludad a Adri, inventora de la rueda, descubridora del fuego y fundadora de la civilización humana! ¡Que se ha dado cuenta de que no somos naturales! ¡Nos vestimos, nos calzamos y asfaltamos caminos por los cuales circulamos con máquinas malditas!). Al parecer es dudosamente recomendable. Al final, he optado por apuntarme a la leche de arroz y la de almendras (eso no son "leches", sino bebidas vegetales. De verdad, lee un poquito más). La de soja, magníficamente publicitada, resulta que no es saludable para una mujer joven y sana por su contenido en estrógenos (fitoestrógenos). Y muchos cánceres de mama son sensibles a los estrógenos (pues dar la teta ayuda a proteger contra el cáncer de mama, one more time, tú te lo pierdes).

Recapitulando, ahora que registro en mi mente los amigos que se han criado a punta de tetina, la verdad es que están hechos un toro (sí, como que tienes hecha una lista mental de quién ha mamado teta y quién se la ha mamado al jefe. Anda ya a Parla. Y si son varios, estarán hechos "unos toros"). Pero yo no quiero ser una vaca (no, ¿para qué? Si ser imbécil se te da de miedo). Cada una que decida libremente.

-Fin de la paja mental de esta chica-

Pues sí, cada una que decida libremente y, a ser posible, que no insulte a quienes hacemos otra cosa, porque ni somos vacas ni mendigas ni provocamos náuseas a nadie. Que a mí me parece cojonudo que esta chica se llene de ceros la cuenta corriente posando para revistas de pajilleros, pero, que yo sepa, no le he preguntado su opinión sobre las aplicaciones prácticas de mis tetas, así que, Adri, bonita, revísate los manuales de ortografía de Bachillerato y luego sigues diciendo memeces.

Y ahora, voy a merendar con pastelitos caseros y leche de vaca, que yo soy así de antinatural y lo disfruto, OH YEAH.

Se despide,
Lady Vaga,
la diva que divaga.

10/8/2012
Siguiendo la recomendación de mi querida Mamá Novata, y con la sana intención de que la autora de tal pajilla mental aprenda ortografía, procedo a añadir un par de correcciones/sugerencias en rosa chicle.

jueves, 12 de julio de 2012

¡Abajo la feminización! La solución definitiva

Lo tengo, queridas y queridos. Después de una noche insomne, presa de la preocupación, el desasosiego y el desespero más profundo, llevada por mi gran empatía e inmensa compasión hacia los débiles, los desvalidos y los imbéciles representados por los ginesaurios, he dado con la solución perfecta al problema del alarmante incremento del número de mujeres en la profesión médica que tanto preocupa al tal Ladilla y a sus acólitos.

¡Tenían la respuesta ante sus ojos y no eran capaces de verla! Si bien eso dice muy poco acerca de su interés en su propia salud visual, yo, que no gusto de hacer leña del árbol caído ni del ginesaurio moribundo, voy a ser tan magnánima que se lo plantearé con meridiana claridad, en modo esquema:

Haces bien en estar seria, bonita, porque como esta iniciativa
triunfe, vas a ir al rudo paro a menos que te operes tus indignos
bajos de mujer...
  1. No admitan ni una mujer más en las facultades de Medicina. Cuando se reciba una solicitud firmada por una "fémina" (como ellos gustan de llamarnos... Cuando somos pacientes, somos "la señora" y si vamos como médicas, somos "féminas"), sugiero que se tache con Tipp-Ex el nombre de la carrera y se sustituya por algo más acorde con nuestro bello sexo, como "Macramé aplicado" o "Arreglos Ikebana de ayer y hoy".
  2. Añadan a la Selectividad una prueba física que demuestre inequívocamente el sexo de los concurrentes y hagan que compute un 70% de la nota final, como, por ejemplo, "Lanzamiento de chorro de orina". De todos es sabido que la naturaleza, rácana en ocasiones, no dotó a la anatomía femenina de la posibilidad de orinar a grandes distancias, lo cual quedará patente en esta prueba y descalificará a las osadas "féminas" que pretendan irrumpir con sus órganos genitales adjuntos en el viril y sensato mundo de la medicina.
  3. Impidan sistemáticamente a las ya matriculadas que terminen sus estudios. Suspéndanlas. Pónganles prácticas el sábado por la mañana, que es cuando todas las "féminas" vamos a la peluquería a ponernos los rulos y a depilarnos las piernas. Ríndanlas por agotamiento. Y, cuando supliquen un traslado de expediente, derívenlas a las nuevas femi-especialidades antes mencionadas (véase punto 1).
  4. A las doctoras que ya están ejerciendo, propónganles una suculenta ventaja fiscal a cambio de esterilizarlas. Total, son solo mujeres, ¿qué más da? No van a quedarse sin pacientes solo por despojar de su capacidad reproductiva a unas cuantas insensatas que han tenido el atrevimiento de meterse en un mundo que debería ser solo de hombres (pero de hombres de verdad, no de esos metrosexualillos modernos que se dan cremita, dan besos a sus mujeres sin que sea su cumpleaños y recogen a sus hijos del colegio o incluso los llevan al médico. Esos son la deshonra del género masculino y confiamos en que, en el futuro, se les apliquen las mismas medidas que a las "féminas" para mantener puro el ámbito de la medicina).
  5. Las que ya están embarazadas no tienen remedio, pero oblíguenlas inexcusablemente a programar sus partos para poder organizar las guardias y saber cuándo comienzan sus permisos de maternidad. Por supuesto, si se les convence para someterse a una cesárea programada, tanto mejor, porque así ya sabemos a qué hora entran y salen del quirófano y nos apañamos todos divinamente.
  6. Las doctoras no deberían dar lactancia materna. En todo caso, en diferido, es decir, que se saquen leche en sus casas y luego la asistenta (o asistente, que no queremos ser machistas) se la dé al bebé. Pero ¿qué es eso de faltar al trabajo para alimentar a sus hijos? ¡Si se crian igual de bien con biberón! ¡Hombre, por favor! Además, la industria nos dará jugosos beneficios si promovemos esta interesante iniciativa.
  7. La doctora Allison, después de operarse,
    acudiendo a su guardia ataviada con bata de
    invierno. La acompaña un simpático residente
    de primer año.
  8. Y por último, pero no menos importante: los mejores incentivos deberían ser para las doctoras que entren en razón y accedan a cambiar de sexo. Dios no creó primero al hombre por que estuviese preparando un borrador, no: lo hizo en primer lugar porque es el sexo perfecto y escogido. ¿A qué objetivo más noble podría aspirar una simple mujer que a convertirse en varón, el rey de la creación? Pero, eso sí, que sean varones muy muy machos, como los ginesaurios de pro, y participen en las actividades propias de este bien nacido gremio, a saber: ridiculización del sexo femenino a través de viñetas, profesión de exabruptos sobre los úteros ajenos y viejunidad mental extrema.
Con estas simples medidas, los ginesaurios conseguirán su loable objetivo, a saber: relegar a la mujer al lugar que le pertenece, la pata de la cama (con cuerda de máximo metro y medio para poder ir al mingitorio), y detener la peligrosísima feminización de una profesión que debería ser ejercida solo por quienes tengan dos pelotas gordas y peludas que plantar sobre la mesa.

No me lo agradezcáis, Ladilla y secuaces. Las divas somos por naturaleza generosas y yo me desvivo pensando en vosotros y en cuán guapos luciréis criogenizados como Walt Disney tras vuestros óbitos, a la espera de que las generaciones venideras os resuciten para encerraros en una jaula de zoológico para exhibiros y que las mujeres os tiren cacahuetes directos al ojo.

Y ahora, me marcho a comer.
Lady Vaga,
la diva que divaga.

Edito: Clau tiene toda la razón; ayer, en la entrada anterior, ella propuso, con buen criterio y mejor tino, muchas de las ideas que yo aquí desgrano. Si bien yo no había leído su comentario, no puedo atribuir la coincidencia a un error informático como la bellísima y nunca photoshopeada Ana Rosa, así que pensaré que existe la telepatía y que tengo el honor de estar en la misma onda  mental que la divina Clau.
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