miércoles, 8 de febrero de 2012

Para parir en casa hay que valer

Sí, el título es un poco amarillista, pero es que este tema ya huele... Sin segundas lo digo.

Queridas, queridos, con la que está cayendo tras la muerte de Caroline Lovell (o Lowell, que de las dos maneras lo he visto escrito), están las opiniones calentitas y las bocas que echan chispas... Y yo, la verdad, no termino de entender por qué. Parece que hay un sector que da por hecho que, de haber parido en el hospital, esta mujer no habría muerto y lo único cierto es que aún no tenemos toda la información como para aseverarlo con tanta energía... Seamos cautos, por favor. Y esos que hablan de meter un puro a las madres si sus hijos mueren en un parto domiciliario, que piensen un poco antes de hablar. No cuesta nada, aunque su propio deseo de pronunciar la mayor chorrada es a veces irrefrenable, eso se ve claro.

Que el parto en casa es seguro es un hecho. El propio Ministerio de Sanidad lo reconoce: 

"Un estudio publicado recientemente concluye que, en mujeres embarazadas de bajo riesgo, dar a luz en casa no se asocia con mayor morbi-mortalidad neonatal [...]En conclusión, según este estudio, planear el parto en el propio domicilio es una opción segura para mujeres embarazadas de bajo riesgo siempre y cuando se ofrezca un sistema adecuado y de calidad de atención y cuidado a la maternidad para llevar a cabo esta práctica."

Hablamos de un trabajo de 2009 en el que se estudiaron 500.000 mujeres entre 2000 y 2006, distinguiendo entre partos planeados en el hospital y partos planeados en casa.

Estos (el zodiaco y los pedrusquitos cósmicos) son algunos de
los factores que las mujeres informadas NO tenemos en cuenta
a la hora de decidir dónde parir. Nos gusta más atenernos a la
evidencia científica, por ejemplo.
Sin embargo, llevo toda la semana oyendo chorradas varias de opinólogos poco informados que, curiosamente, suelen repetirse sin pensar mucho. Hasta tal punto son predecibles estos exabruptos verbales, que he decidido dedicarles una serie para desmitificarlos uno por uno. 

Intentaré no agobiaros con referencias bibliográficas, extractando los párrafos más significativos para que estas entradas sean, como intento siempre, divertidas y, en este caso, útiles. Vaya por delante que una cosa está clara: cuando una mujer decide parir en casa, lo hace pensando en la seguridad de su hijo y en la suya propia. No admito que se nos llame inconscientes o egoístas, porque no es verdad y el argumento es fácilmente reversible para entrar a calificar a quienes, como en tantos otros aspectos de la vida, actúan sin pensar, movidos por la inercia. Esos son los verdaderos irresponsables, en el sentido más amplio de la palabra, y no quiero parecerme a ellos en absoluto.

En fin, queridas, queridos: es una entrada breve la de hoy para anunciaros el rumbo que el blog tomará los próximos días. Vaya por delante que respeto plenamente a quienes deciden parir en el hospital (cada una se siente más segura en un sitio, eso es un hecho) y que mi perorata va contra quienes, habiendo actuado sin mediar reflexión alguna, se permiten la licencia de criticar a los que hemos hecho otra cosa con nuestros cuerpos y nuestras vidas.

Y ahora os dejo, que tenemos unas construcciones que terminar mis pequeños y yo.

Lady Vaga,
la diva que divaga.

domingo, 5 de febrero de 2012

Matrosaurias al poder: Cómo putear a una embarazada plasta

Queridas matrosaurias, no es justo que tanto las mujeres como los ginesaurios tengan magníficos escudos y armaduras con los que luchar en épicas batallas mientras vosotras miráis parapetadas tras un ciruelo: por tanto, pongo mi pluma y mi ingenio al servicio de vuestro desempeño ¿profesional? para contaros cómo putear a una preñada conflictiva.

Lo siento, saurias mías, no puedo
convertiros en una señorita así de
explosiva...
Adquiriréis, mediante la lectura de este ameno articulín, las destrezas necesarias para fastidiar a las elementas subversivas que os hayan dado la brasa con preguntas inoportunas durante los controles de embarazo o que os hayan reventado las clases de preparación al parto cuestionando la inocuidad de la bendita epidural (aménlaepiduralquelapedirásllorandoagritoscomotodas, hombre, por Dior). Procedamos por tanto, sin más dilación, a enumerar vuestros recursos ante una parturienta rebelde:
 
1. Entra y sal como Pedro por su casa:
sin presentarte, sin llamar a la puerta, sin despedirte. La habitación y el paritorio son tu terreno de trabajo y esa barrigona de la cama, una extraña. Si alguien sobra, es ella; que se dé por aludida. Aprovecha para subir las luces cuando entres en la habitación si las tenía tenues y habla en voz bien alta, que estas locas son de esas que dicen que se van "al planeta parto" como la que se va a las rebajas del Zara, y de eso nada, hombre, que para parir hay que sufrir. Ah: despersonaliza; llámala "mamá", "barriguita", "gordita" o "niña". Nada de aprenderte su  nombre, a ver si se va a creer que pinta algo ahí.



...Sobre todo, teniendo en cuenta
que la matrosauria estándar se
parece más bien a la grimosa
comadrona Joy, de Psychoville.
2. Porta siempre muchas cosas en las manos: bolsas con suero, bandejas con instrumental para coger una vía, los sobrantes de cables de la luz que se dejó el electricista la semana pasada cuando estuvo revisando la instalación... Cualquier cosa vale para asustar a estas díscolas, ¡da rienda suelta a tu imaginación! Por ejemplo, puedes irrumpir en la sala (al estilo del punto 1) con una aguja de hacer punto bien gorda y decirle, con una sonrisa de Joker, "¿quién te va a romper la bolsitaaaaa?", ¡ya verás qué risas!

3. Déjala más seca que un bocadillo de mojama:
ella se cree que su cuerpo funciona divinamente y aquí estás tú para demostrarle lo contrario, so pena de acabar en el rudo paro, así que manos a la obra. Una vía bien cogida para que sepa quién manda en tu turno y, ¡hala!, suerito para adentro... Cuando te pida beber (que te lo pedirá, y si no, al tiempo) respóndele con mucha retranca: "el suero te mantiene hidratada". Verás qué cara de ajo se le pone, pero lo mejor es que encima ¡se quedará con las ganas de escupirte, porque tiene la boca seca! ¡Bwa-ha-ha-ha!

4. Inmovilízala:
según llegue, cáscale un un monitor continuo además del suero, que eso molesta mucho a estas hippies naturistas que se las dan de pachamámicas. Nada de estetoscopio ni monitores en ventana... Cinturón non-stop y con el cable corto, como si estuviesen atadas a la pata de la cama. Llegadas a este punto, alguna iluminada te preguntará por el monitor inalámbrico, pero tú no te dejes impresionar; mírala como si hubiese dejado el platillo volante en doble fila y respóndele desafiante "sí, hombre, ¿y yo te llevo la cola del camisón por el pasillo?" o cualquier otra lindeza que se te ocurra.

Otra de Psychoville, la enfermera
Kenchington, que da pinta de
matrosauria pero total, de las de
clavarte la trompetilla hasta la glotis
para escuchar el latido del bebé.
5. Aparenta gravedad: ponte seria cuando mires su monitor, niega con la cabeza y masculla chorradas ininteligibles para el cuello de tu uniforme. No hay parturienta que lo resista. Si te pregunta qué ocurre, dale una respuesta ambigua y catastrofista que sea incapaz de entender. Si hay que inventarse palabras, se las inventa una, que estas modernas se empollan internet entero y hay que echarle mucho morro para sorprenderlas. No dejes pasar la ocasión, además, de mencionar que el plan de parto que ha presentado es una solemne tontería, que no tenéis medios para cumplirlo y que además es papel mojado porque haréis lo que sea mejor para ella (y para que tú no tengas que alargar tu turno ni un minuto más y además te dé tiempo a echar un cigarrito antes de pasar a paritorio a la de la 435). Ideal ya sería que hagas un canuto con él para formar una cerbatana y lo uses para lanzarle granos de arroz a modo de proyectiles.

6. Joróbale el atrezzo: la pelota esa de dilatación no tiene lugar en un hospital serio, ¡hombre ya!, eso es como las bolas-locas que regalaban en los ochenta en las tómbolas de pueblo para que los niños saltasen encima... Así que, a la que puedas, se la pinchas con la aguja de hacer punto. Tonterías en tu paritorio, las justas. Con la música, lo mismo: ¿qué es eso de parir escuchando a la tal Rosa Zaragoza? Sácate del bolsillo un transistor y les pones Radiolé (si eres mayor de cincuenta años) o Sonia y Selena (si eres menor de cincuenta o directamente cani). Y que haga círculos con la cadera al compás si es tan chulita.

7. El dolor es tu amigo: si la ves encajar las contracciones más o menos bien, recuérdale que un parto duele horrorosamente, tanto como la amputación de un miembro sin anestesia, y que todas piden la epidural a gritos demasiado tarde para ponérsela. Eso sí, cuando se queje, deja caer que ahora son todas unas quejicas que no aguantan nada y que cuando se la metieron, bien que lo gozaba.

8. Preséntales a tu amiga Kris Teller: la kristeller es miel sobre hojuelas, mano de santo y la purga de Benito, así todo junto, si quieres poner a una de estas prepotentillas en su sitio. Mete el codo ahí bien entre las costillas y verás qué rápido se olvidan de la OMS, de la SEGO y hasta de quién es el padre. Ah: no olvides tus tijeritas. Paséate con ellas en la mano por el paritorio como si fueses un cowboy luciendo pistola en el Far West. Si consigues que las luces del techo se reflejen en el filo mientras les das vueltecitas con los dedos, quedarás como una reina y la pobre preñadita se hará popó encima.

Y podría seguir, queridas matrosaurias, pero creo que por hoy ya está bien de información; no quiero saturar vuestros pequeños cerebros primitivos con un exceso de datos que os perjudicaría en vez de ayudaros. Seguramente, para continuar con esta saga gloriosa, en días sucesivos tendré a bien facilitaros una guía de mitos y trolas gordas que soltar durante la preparación al parto para convertirla más bien en "preparación al corte". Os avisaré, llegado el caso, para que no os lo perdáis.

No puedo despedirme sin encomiar y elogiar la labor de tantas comadronas serias, responsables y comprometidas con su trabajo que, día a día, ayudan a las mujeres a parir en un clima de tranquilidad y seguridad. Por suerte, vosotras sois legión y solo es cuestión de tiempo que las otras, las prepotentes, se extingan a pesar de que mi escrito les dé fuerzas para asaltos postreros.

Y, ahora sí, me despido, satisfecha de mi divulgativa labor.
Lady Vaga,
la diva que divaga.

sábado, 4 de febrero de 2012

Dexeus, premio Patinazo del Mes

El vetusto Santiago Dexeus se ha pronunciado acerca de la seguridad del parto en casa a raíz de la desgraciada noticia de la muerte de Caroline Lovell, como podéis leer aquí, y se ha quedado más ancho que alto diciendo la siguiente tontería:

O está de guasa, o es que se le ha
olvidado la medicación...
"Aparte de que las mujeres ya no tienen la condición física necesaria para este tipo de partos, se ha investigado mucho para evitar las complicaciones tanto para las madres como los hijos. Los partos en casa son una moda que implica correr muchos riesgos para la salud."

Hombre... La condición física para parir es usted el que no la tiene, por razones obvias. Las mujeres podemos parir donde nos dé la gana, otra cosa es que nos sintamos más seguras en un sitio que en otro. Un día si eso me cuenta por qué hemos perdido ese físico y qué arduos entrenamientos con "Eye of the tiger" sonando de fondo ejecutaban nuestras bisabuelas para poder echar niños al mundo como campeonas... ¿Será que en tres generaciones hemos involucionado a lo bestia, mutando en más amorfas que nuestras antepasadas... y que la madre de este señor, que lo parió en su casita?

Ahora podría entrar en debates para demostrar la seguridad del parto en casa y rebatir esa memez de la moda, aportar enlaces con estudios científicos, pero ¿sabéis qué? Que no me da la realísima gana. No me sale del tacón.  Estoy harta de tener que justificarme. Que demuestre él esos riesgos, si tan enormes son. Es más, tan cansada me tiene este tema que me voy a limitar a mandar al octogenario a cardar lana con una imagen que expresa lo que siento por él:


Arriba, abajo, al centro y ¡pa'dentro!

Cambiemos el dedo por alguna simpática cucurbitácea convenientemente untada en vaselina y, ¡hop!, toda suya, joven aspirante a momia.

Se despide, harta ya de lo mismo una y otra vez,
Lady Vaga,
la diva que divaga.

viernes, 3 de febrero de 2012

Matrosaurias, venid a mí, tengo prosa para todas

Queridas, queridos, afronto este fin de semana con la gran alegría y buena disposición de ánimo que dan el saberse querida por diversos colectivos, a saber: el de los usuarios (principalmente mujeres) que tanto se carcajean con este rinconcito humilde rebosante de buen humor y el de los saurios, profesionales sanitarios cuasi extintos, a quienes anima mi labor divulgativa de los últimos días. Pues han sido tantos los correos de agradecimiento que he recibido esta semana en mi bandeja de entrada, que Ambrosio ha tenido que pedir ayuda a Audrina para, entre los dos, despejarme un poco el escritorio, que ya empezaba a parecerse a los platós de televisión de los ochenta cuando enseñaban las montañas de cartas de admiradores y aspirantes a concursar. Y es que ser una diva es duro, queridos, muy duro... Os lo juro por mi clutch de pedrería.

Foto de archivo: una sauria de guardia. Prefiere no
pasar por las habitaciones por no mancharse el
uniforme-blanco-nuclear y sus pacientísimas
pacientes se lo agradecen horrores.
El caso es que, pensando, pensando, entre sesión de spa, masaje, manicura y descanso, me he dado cuenta con pasmo y horror de que me he dejado fuera de mi extensísimo club de fans a un sector pequeñito, pero que, como Teruel, existe: las matrosaurias. ¡Oh, infamia!

Ay, que sí, que ya sé lo que me vais a decir: "pero, Lady, si los ginesaurios ya están siendo aplastados por las nuevas generaciones de ginecólogos buenos, los que de verdad se empapan de la evidencia científica y respetan a sus pacientes, ¡cuánto más del pasado son las matrosaurias, pues la renovación en ese ámbito se viene produciendo desde antes y con más fuerza!". Y tenéis razón, pero qué queréis, yo soy de corazón generoso y creo que las tres o cuatro matrosaurias que quedan se merecen también una entrada al paraíso vía mi blog. No en balde tuve ocasión, hace apenas una semana, de conocer en persona a uno de estos especímenes (¿verdad, M.J.? Un día lo contamos a medias por aquí si quieres...) y tuve que sacar mi lupa, el cuaderno de campo (forrado en imitación de cocodrilo, porque yo soy muy ecochic para mis cosas) y mi pluma buena para plasmar en el papel el hallazgo, tan incrédula me hallaba.

Así pues, en breve podréis disfrutar de una nueva entrega de manuales y tutoriales malditos, destinada esta vez a empoderar a las pocas matrosaurias que aún perviven (y que, por suerte, no consiguen empañar la labor de tanta comadrona maravillosa como he podido conocer en los últimos años).

Y ahora os dejo, más intrigados que Belén Esteban ante una cartilla Micho.

Lady Vaga,
la diva que divaga.

miércoles, 1 de febrero de 2012

Manual para Ginesaurios, Test Breve de Detección de Pacientes Conflictivas

Señoras, cállense, que estoy
evaluando a una posible
subversiva, y vayan
mandándome un "cinco jotas"
como agradecimiento por
salvarlas de sus cuerpos.
Queridos ginesaurios y ginesaurias, como lo prometido es deuda, vuelvo a vosotros con nuevas herramientas que os ayudarán en vuestra noble gesta, a saber: intentar no extinguiros, arrollados por las hordas de nuevos y excelentes profesionales que de verdad saben seguir un embarazo y atender un parto y sobrevivir en un mundo que cada vez os resulta más extraño, poblado como está de mujeres deseosas de informarse y responsabilizarse de sus procesos reproductivos (en última instancia, y para que vosotros me entendáis, de sus chichis, que desean conservar intactos el mayor tiempo posible, a despecho de vuestro bisturí).

Para ello, os traigo un sencillo test que podéis efectuar en la primera consulta para detectar "elementas" potencialmente peligrosas y actuar en consecuencia. No, por favor, no me beséis los empeines, no es necesario... Soy así de magnánima...

Test para la detección y clasificación de usuarias peligrosas
Calificar a la señora* según la respuesta más apropiada en cada uno de los siguientes aspectos. Después, sumar las puntuaciones parciales para obtener el total y leer la descripción correspondiente.

1. Actitud inicial
- Silenciosa y receptiva, ojos bajos, recato general. (+20 puntos)
- Pregunta por la fecha de la próxima cita y si tiene que traer más muestras de orina. (+5 puntos)
- Hace preguntas acerca de nuestras tasas de intervención, instrumentación y cirugías. (+0 puntos)

2. Acompañamiento. La señora llega a nuestra consulta acompañada por:
- Su madre, una señora que asiente vigorosamente a cada frase nuestra. (+20 puntos)
- Su pareja, que asiente vigorosamente a cada frase suya. (+5 puntos)
- Un grupo de mujeres con camisetas estampadas con consignas alusivas al parto y bebés colgando de las tetas. (+0 puntos)

3. Equipamiento. Mandamos a la señora al baño con alguna excusa y aprovechamos para cotillear su bolso (todo por la causa). Encontramos:
- Unas muestras de crema para la cicatriz para la episiotomía, una tarjeta del centro de preparación al parto "Doctor Niquete: las rajo en un periquete" y un catálogo de Pretty Pusher temporada primavera-verano 2012. (+15 puntos)
- Un ejemplar de "Qué se puede esperar cuando se está esperando" subrayado y comentado, la tarjeta del centro de preparación al parto "Yoga para embarazadas felices" y calderilla en metálico. (+5 puntos)
- Un teléfono móvil con acceso a Internet, un ejemplar de "La revolución del nacimiento" y otro de la "Guía de la mujer consciente para un parto mejor". (-15 puntos)

4. Receptividad a sugerencias. Regañamos a la señora por haber cogido cinco kilazos en veinte semanas; ella:
- Nos suplica que la pongamos a dieta sin piedad alguna y reniega por siempre jamás de las galletas con pepitas de chocolate. (+15 puntos)
- Negocia mantener la nubecilla de leche semidesnatada en el té de la mañana a condición de sacrificar los sandwiches de Nocilla de la merienda. (+3 puntos)
- Se saca del bolso un bocata de chorizo tamaño récord Guinness y lo degusta con sonrisa socarrona mientras calcula con descaro de buen cubero nuestro generoso perímetro abdominal. (+0 puntos)

5. Impresionabilidad. Asustamos a la señora con cualquier menudencia inventada para llevarla a nuestro terreno. Ella:
- Se rasga la ropa, se declara culpable, se mesa los cabellos y nos suplica genuflexa que intervengamos sin dilación. (+50 puntos)
- Nos comunica, impertérrita, que solicitará una segunda opinión. (+5 puntos)
- Nos lanza una patada voladora y aprovecha nuestro desconcierto para robarnos el bisoñé. (-20 puntos)

6. Exploración. Cuando le manifestamos la conveniencia de explorarla, la señora:
- Se quita los pantalones en menos que se persigna un cura loco. (+15 puntos)
- Pregunta si es imprescindible. (+0 puntos)
- Grita "¡bragas arriba hasta el día del parto!" y cierra las piernas con fuerza sobrehumana. (-50 puntos)

7. Documentos. La señora trae a consulta:
- Todas las analíticas y pruebas que prevé que le íbamos a pedir, ordenadas alfabéticamente y por duplicado. (+20 puntos)
- Nada en absoluto. (+10 puntos)
- La Estrategia de Atención al Parto Normal del Ministerio. (+0 puntos)

8. Preferencias para el parto. La señora nos presenta:
- Nuestro modelo de consentimiento informado ya firmado. (+50 puntos)
- Un plan de parto para consensuarlo con nosotros. (+0 puntos)
- Un plan de parto subversivo (-1.000.000 puntos)

9. Planificación del parto. Cuando proponemos inducción, la señora:
- Saca su agenda y comienza a tachar citas de la peluquería para hacernos hueco. (+30 puntos)
- Propone una fecha alternativa unos días antes de la nuestra. (+10 puntos)
- Grita "¡un desalojo, otra ocupación!" y huye de nuestra consulta por la ventana. (-50 puntos)

10. Cesárea. Con el fin de dejarnos hueco para las vacaciones en Marina D'Or, indicamos a la señora que es necesario programar una cesárea; ella:
- Saca la bolsa para el hospital y nos responde "¡soy toda suya, hágamela ya!" (+100 puntos)
- Pregunta si no podemos esperar a que se ponga de parto por sí misma. (+0 puntos)
- Muta en José Mota caracterizado de "El cansino histórico" y exclama "¡Despacico conmigo, eh! ¡Despacico conmigo...! ¡Que tiro de cheira p'arriba y te echo las tripas en un canasto!". Después, huye con la barriga contra la pared. (-1000 puntos)


Resultados:
Más de 100 puntos: esta señora es la embarazada ideal, el sueño de todo ginesaurio; no nos hace ni se hace preguntas, acepta nuestro criterio sin cuestionarse nada de lo que digamos y le parece fenomenal que le programemos una cesárea con excusas peregrinas o que le rajemos el periné hasta el píloro para evitar un desgarro hipotético. Con ella, todo son parabienes. Además, suelen ser muy agradecidas y nos envían un jamón para manifestarnos su alegría una vez se les caen los puntos de la herida.

Entre 40 y 100 puntos: señora conflictiva en potencia. Si sigue leyendo fuentes serias y más actualizadas que nuestros apuntes encontrados en Altamira, podría mutar en subversiva. Es importante ganarse su confianza (con las embarazadas ideales no es preciso; con las subversivas, es inútil intentarlo) para garantizar su cooperación. Manejar con cuidado; si se la colamos, aunque disimulemos suficientemente, antes o después se dará cuenta y volverá a nuestra consulta para pedirnos explicaciones y el hueso del jamón para hacerse un caldo.

Menos de 40 puntos: para empezar, de señora nada. Esta es una guerrillera subversiva dispuesta a tocarnos las narices y hasta la oreja, si nos dejamos. Algunas de las estrategias que podemos adoptar son: mantenernos a distancia prudencial, sugerirle un cambio de médico o hacerle vudú para que le den calambres en la pepitilla clavando agujas en un maniquí de simulación de prácticas obstétricas. En cualquier caso, aunque estas sujetas continúan siendo una minoría, su ideología y sentido común son altamente contagiosos, por lo cual recomendamos aislarlas en una sala de espera mal decorada y peor climatizada para evitar su contacto con señoras embarazadas respetables.

Y hasta aquí, el test de detección de embarazadas conflictivas. Espero, queridos ginesaurios que por el mundo campáis, que este test de bolsillo os resulte útil en vuestra práctica diaria y que disfrutéis clasificando a vuestras pacientes más que un cerdo en un lodazal (iba a decir "más que yo comprando zapatos de Guess en las rebajas, pero es que eso no os va nada de nada).

Ahora, voy a cenar y a relajar mi neurona de todo este estrés.
Lady Vaga,
la diva que divaga.

martes, 31 de enero de 2012

Manual para Ginesaurios, Lección I: Detección de Pacientes Conflictivas

Queridos ginesaurios y ginesaurias (para ser políticamente correcta, ya que obstétricamente no lo soy ni lo seré), como ya avancé en la entrada anterior, considero de vital importancia dotaros de las herramientas necesarias para que, en vuestro diario quehacer, podáis detectar a las mujeres potencialmente insumisas y a las embarazadas peligrosas, tal cual proponen mis amigas Guiri y Pibón, para lo cual procedo a forneceros la primera lección del Manual del Ginesaurio Feliz. Os lo doy subrayadito para que podáis imprimíroslo y estudiarlo en papel, que sé que esto de las nuevas tecnologías no os va demasiado (por algo sois saurios) y respeto la enumeración original de mis queridas amigas y aliadas en la subversión.

Lección 1: Detección de Pacientes Conflictivas. ¿Cómo identificar a mujeres insumisas/embarazadas peligrosas?

La detección precoz de las pacientes/usuarias potencialmente peligrosas es un objetivo ineludible en la primera consulta y se llevará a cabo mediante la realización de una anamnesis lo más completa posible, que debe incluir los siguientes puntos (además de cualquier otro que el ginesaurio estime oportuno):
Este señor ya se ha
apuntado, pero no
tiene Internet, así que
me toca mandárselo
por correo postal.
  1. Cociente intelectual. Ver punto 2.
  2. Inquietud intelectual. Si los puntos 1 y 2 indican niveles bajos, la señora* no es demasiado peligrosa y deberemos proceder a desinformarla como generalmente lo hagamos. Una puntuación alta en cualquiera de los dos indicadores (principalmente en el segundo) debe alertar al ginesaurio y marcarse en rojo en el expediente de la señora.
  3. Si tiene conexión ADSL (en el trabajo: nivel I de peligrosidad; en casa: nivel II; acceso a Internet en dispositivo móvil: nivel III). Puede ser útil averiguar a nombre de quién y con qué proveedor se contrató el servicio, para intentar dárselo de baja subrepticiamente y cortar así el flujo de información indeseada.
  4. Si viene con papeles a la consulta. Las señoras sobreinformadas son un material altamente inflamable y es preciso mantener la distancia física adecuada para evitar quemaduras, lesiones y "zascas" verbales. Si menciona que sus papeles son recomendaciones de organismos oficiales para la atención al embarazo y el parto, iniciar secuencia de ataque tal como a continuación se indica:
    1. Maniobra ninja para sustraer documentos.
    2. Defensa karateka para evitar que la interesada los recupere.
    3. Purificación de los susodichos papeles en una pira mortuoria .
  5. Worst case: señora que trae un plan de parto. Estas "enteradas" pueden convertirse en la pesadilla de cualquier ginesaurio que se precie y es menester desactivarlas utilizando la secuencia de ataque mencionada más arriba.
  6. Si parece feminista (desde el punto de vista del ginesaurio). Obviamos aquí la descripción de una feminista, por cuanto las hay de todos los colores, formas y tamaños y compete a cada profesional determinar qué modelo es el más peligroso en su caso en particular.
  7. Si lleva perlas. Es sabido que algunas mujeres peligrosas se disfrazan con perlas, para parecer señoras respetables. Esta tipología se desenmascara fácilmente al sugerirles una exploración vaginal: el 50% de las peligrosas, se niega; el 50% restante accede con pudor, pues al no haber previsto esta ingeniosa intentona, acuden a la consulta con ropa interior "de trapillo" que les avergüenza lucir ante caballeros ginesaurios de tan indudable atractivo.
  8. Si tiene fobia a ginesaurios (nivel III de peligrosidad). La ginesauriofobia es una terrible enfermedad psiquiátrica cuyo origen suele estar en una experiencia anterior, calificada de "mala" por la usuaria, o, en el caso de las que aún no han parido, en la lectura en demasía de chorradas interneteras como el blog en el que se publica este manual u otros todavía peores que se jactan de su seriedad. Las del segundo grupo suelen ser conocidas como "ginesauriofóbicas quijotescas" en honor al insigne Alonso Quijano, que perdió la chaveta por leer en exceso. Las pacientes aquejadas de ginesauriofobia creen que su anterior ginesaurio podría/debería haberse ahorrado la episiotomía/cesárea/Hamilton (póngase aquí lo que corresponda en cada caso) y constituyen el núcleo duro de la resistencia antiginesáurica, por lo cual resulta de todo punto imprescindible su identificación y neutralización por todos los medios a nuestro alcance.
  9. Si escribe para un blog. Este grupúsculo de revolucionarias cibercamufladas no solo lee, sino que tiene la osadía de propagar sus ideas, vivencias y estudios (calificados de "científicos" o "serios" por su parte con la absurda justificación de que emanan de la OMS, la SEGO, el Ministerio o algún otro organismo teórico y ajeno a nuestro cotidiano trabajo) por toda la red, tirando por tierra nuestra ardua labor de adiestramiento tan duramente realizada en el último medio siglo.
  10. Si hace preguntas. Las señoras que preguntan por nuestras tasas de cesáreas y episiotomías o por los motivos por los que inducimos un parto no son señoras, sino peligrosas bombas de relojería.
*Utilizo aquí el término "señora" por ser el más empleado por los ginesaurios para denominar a sus pacientes.


Este también se ha inscrito, pero no sé
por qué, me da a mí que no voy a hacer
carrera de él...
Y hasta aquí, la primera lección de este manual. En días sucesivos, obsequiaremos a nuestros ginesáuricos lectores con un fabuloso test para determinar el nivel de peligrosidad de las usuarias y, si el tiempo y las autoridades lo permiten, añadiremos también un examen tipo test para consolidar las destrezas adquiridas tras este capítulo, que, por supuesto, deberán entrenar en su consulta con cada paciente que entre por la puerta. Estudiaremos también la posibilidad de organizar talleres prácticos para perfeccionar la ejecución de la secuencia de ataque y otras maniobras físicas de defensa personal contra las pacientes peligrosas.


No, no me lo agradezcáis todavía, queridos ginesaurios, pues es mucho más lo que estoy dispuesta a hacer por vosotros. No es buena lid la que se da contra un rival desarmado y estoy tan segura de la victoria final que no me importa mostraros nuestras cartas.

Y ahora me marcho a hacer coches de plastilina.
Lady Vaga,
la diva que divaga.

viernes, 27 de enero de 2012

Los ginesaurios también necesitan amor (y yo se lo voy a dar)

Queridas, queridos, sé que todos admiráis y defendéis con ardor la simpática labor didáctica a la que me entregué con mis mediadas fuerzas tras mi retiro físico y espiritual en Hotel Espe, allá por la primavera pasada, que tantas alegrías me ha traído y a tantas mujeres y familias ha ayudado, pero, precisamente por ello y porque todos aquí somos damas y caballeros que gustamos del fair play, creo que es momento de equilibrar la balanza para que esta contienda siga siendo molona y divertida y no una batalla ganada de antemano. Por tanto, entenderéis que vuestra querida Lady Vaga ponga su pluma al servicio de la justicia y dé un paso adelante para, con bravura y valentía, ofrecer a los ginesaurios una herramienta que les facilite su labor, verbigracia, reconocer en una mujer a una potencial embarazada díscola.


Este ya está como loco venga a darle
al refresh para leer el Manual para
Ginesaurios... ¡Muchacho! ¡Si tú no
eres ginecólogo ni nada, eres el celador,
que le has cogido la bata y el
estetoscopio a un despistado para
hacerte el chachi!
Esta entrada, queridas y queridos, que hará vuestras delicias cual marron glacé deshaciéndose golosamente en vuestro paladar, directo a vuestras magras, es fruto de los pérfidos cerebros de dos amigas, compañeras de lucha y aventuras, a quienes, para preservar su anonimato, llamaré Guiri y Pibón. Ellas me sugirieron el tema y el esqueleto del mismo y me dieron permiso (qué digo permiso, me animaron, ¡oh, insensatas!) para sacarlo aquí, revisado, ampliado y aliñado con mi afilada prosa y excelso verbo.

Tomad y gozad todos con él, porque esto es palabra de la Vaga, la Guiri y la Pibón.

Pero esto será otro día. Hoy solo quería avanzaros, para que no os asustéis, que, en días venideros, se nos llenará el blog de ginesaurios agradecidos dispuestos a besar mis pies enfundados en acharoladas botas de tacón de dominatrix, pues no es plan, tal como se pondrá la cosa, de usar peep toes y dejar que estos individuos me llenen los pies de babas.

Es justo y necesario.
Lady Vaga,
la diva que divaga.
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