Queridas, queridos, quienes me conocéis e idolatráis sabéis que una de mis incontables virtudes, quizá la que más os divierte, es la prosa incendiaria, pues refleja mi súper poder de heroína fósforo-
style y así quedó plasmado en mi glorioso a la par que simpático
Plan de Parto Subversivo y en el otro, más serio, que tuve a bien enviar al jefe de servicio del Hotel Espe (mucho más comedido que nuestro querido PPS, aunque tan lleno de "no consiento" como la boca de Esperanza Aguirre en las cuevas del sado un viernes noche) este pasado verano y con el cual, presumo, se limpió sus reales y canosas posaderas cuando le sobrevino la necesidad biológica acuciante después de un par de platos de fabada.
Entiendo que esos dos documentos puedan cabrear a ciertos sanitarios con la piel muy fina y poco sentido del humor y autocrítica, pero lo que no me parece mínimamente normal es lo que ha llegado a mis bonitos oídos decorados con pendientes de alta joyería y que sucedió en un hospital de nuestras Espéins y Olé-Chimpúm-pum un día cualquiera, hace bien poco. Esto que os voy a contar es verídico al 100% y lo más triste de todo es que no es un caso aislado. Doy fe.
Queridas, queridos, a continuación os copio palabra por palabra (omitiendo datos personales,
of course) un fragmento del plan de parto que una mujer embarazada osó enviar a este hospital para que valoréis con vuestros ojos y entendederas si lo que pide es razonable, conforme a ley y derecho, viable y, sobre todo, exquisitamente educado en su forma. El subrayado es mío. Ved:
Solicito que este Plan de Parto se incorpore a mi historial y el día del parto aportaré una copia por si fuese necesario.
Deseo estar informada sobre la evolución del parto y que se me haga partícipe de las decisiones sobre el mismo.
Preferencias relativas a la presencia de otras personas
- Durante todo el proceso de parto, me gustaría estar acompañada por [...]
- Deseo ser informada si voy a ser atendida por profesionales en periodo de formación (MIR, matronas en formación...) y autorizar su presencia.
- Deseo que se favorezca la intimidad en el proceso y que no aparezcan más personas de las necesarias.
Preferencias relacionadas con los procedimientos:
Prefiero que:
- Se me permita el comienzo espontáneo de mi parto.
- No me administren un enema y no se me rasure el periné.
- Me permitan adoptar la posición que desee (acostada, sentada, libre deambulación...)
- Me atienda la misma matrona durante todo el proceso, en la medida de lo posible.
- Me permitan ingerir agua o líquidos claros (té, infusiones etc...) y comer algo ligero, si el parto progresa adecuadamente y siento la necesidad.
- Se me favorezca la micción espontánea (sondaje vesical sólo si fuera estrictamente necesario).
- El número de tactos vaginales sean los mínimos necesarios para valorar la evolución del parto.
- No se estimule el parto con oxitocina si éste progresa adecuadamente.
- No me gustaría que me rompieran la bolsa de aguas (amniotomía).
- En caso de que necesite algún fármaco, quiero que se me informe y se me consulte previamente.
Para no extenderme innecesariamente, omito el resto del plan, que detalla con primor lo relacionado con la monitorización, analgesia, cuidados del recién nacido y otros asuntos importantes, pero que no vienen al caso. Os habéis fijado en que esta mujer es más que razonable en sus peticiones, ¿no? Y que comienza cada frase con un "prefiero", "me gustaría", "deseo"... Vamos, una persona flexible y perfectamente informada.
Ahora, por favor, fijaos en la frase que subrayo.
Sí, esa en la que la mujer solicita que le informen de si va a ser atendida por estudiantes o residentes y poder autorizar su presencia.
¿Os suena borde? ¿Agresiva o exigente? A mí tampoco.
Bueno, pues esa solicitud suscitó indignación y cachondeíto fino a partes iguales entre las simpáticas enfermeras de la planta cuando leyeron este plan de parto. Resulta que para ellas, por el mero hecho de acudir a un hospital universitario, las mujeres deben abrirse de piernas y dejarse hacer; les cabrea mucho que esta mujer pida saber si la atendían estudiantes o residentes. Alegan que es un hospital universitario y que se tienen que joder y dejar que aprendan los residentes (textual).
Ante tamaño despropósito calzado con zueco blanco caladito, yo digo: sois un hatajo (sí, este se escribe con hache) de idiotas redomadas
si pensáis así. No solo es de buena educación presentarse al entrar en una habitación (y más ante una mujer que intenta parir), sino que es un derecho del paciente saber con quién está hablando, quién le atiende y si es un estudiante o no. Esta mujer, queridas iletradas que pululáis por el hospital riéndoos de vuestras futuras parturientas, no está pidiendo más que lo que recoge la Ley de Autonomía del Paciente, que quizá deberíais leeros con calma, si es que vuestra comprensión lectora limitada os lo permite. Sabed, simpáticas ignorantes de la vida, que tiene todo el derecho (la ley la ampara) de vetar la entrada de los estudiantes si tal le pluguiere (el futuro de subjuntivo es lo que tiene, que queda precioso y muy redicho) y que son los estudiantes lo que tendrían que joderse y no ella, que va a parir y no a inmolarse. ¿O es que os creéis que por entrar por la puerta del hospital una mujer de parto se convierte en un objeto inanimado que cualquiera puede manipular? Que alguien hurgue en tus orificios corporales sin tu consentimiento expreso tiene un nombre, guapas, y es un delito. Propongo que, visto que sois tan liberales con los agujeritos ajenos, os cacheen todos los opositores a la Policía Nacional, con perros antidroga incluidos que os olisqueen el OGT, para aprender, por el mero hecho de estar paseando por la calle, que es el campo de trabajo de los policías, pues ellos también tienen que practicar... Ah: y no os avisarán ni os pedirán permiso, ¿quién os creéis que sois?
Pero es que lo más gracioso del caso es que esta mujer es tan educada y razonable que no se niega de entrada a que la atiendan estudiantes, solo pide saber si lo son o no, pero vosotras, por si acaso, os enfadáis. Me habría gustado ver vuestras caras de ajo si recibiéseis media docena de planes de parto subversivos o bien tajantes como el que escribimos Lady Rabbit y yo a nuestro jefecito de servicio en su día... Y no me vengáis con que los estudiantes tienen que aprender, porque en eso estamos todas de acuerdo, pero perfectamente pueden entrar y decir "hola, soy fulanito, residente de ginecología, y me gustaría explorarla, si a usted le parece bien" o también "hola, soy menganita, matrona residente, ¿puedo hacerle tal y cual?" y seguro que les dan permiso. Y si no se lo dan, pues a seguir practicando con muñecos, con cadáveres o con alguna de vosotras, ya que lo veis tan normal y evidente.
Ah, y si eso me contáis un día por qué os enfadáis las enfermeras con esta mujer, si a quien le interesa su plan de parto es a las comadronas y, en última instancia, a los ginecólogos, así como a los neonatólogos... No sé quiénes sois para cuestionar que ella pida, simplemente, saber. Espero que os deis cuenta de lo insensible, bruta y poco profesional que resulta vuestra actitud, digna de cavernícolas que se ríen con
las viñetas de la SEGO. Que para exigir respeto, primero hay que darlo, y esta mujer ha hecho gala de una educación que ya la quisiérais vosotras.
En fin, que os habéis retratado. Menos mal que cada día quedan menos de vuestra calaña y se van imponiendo por aplastante superioridad numérica los profesionales sanitarios serios, respetuosos y conocedores de la evidencia científica, porque con gente como vosotras, apañadas estaríamos; tenéis menos futuro que un submarino descapotable, gracias a Dior.
Palabra de Lady Vaga,
la diva que divaga.