viernes, 27 de enero de 2012

Doctor, usted me mira raro...

Así nos ven algunos ginesaurios en
cuanto les hacemos preguntas raras...
 - Señora, es usted un poco pesada con tanta pregunta, que si mi tasa de cesáreas, que si hago episiotomía de rutina, que si se sabe usted la EAPN*... Me siento incómodo, ¡déjeme hacer a mí, que soy el que sabe!

- Vaya, doctor, ¿era eso? Yo pensé que estaba usted tan raro conmigo por el color de mi piel...

- Para nada, señora mía, si todavía no he levantado la vista de los papeles. Además, yo soy un caballero y jamás discriminaría a una persona por su aparieHOSTIAPUTA!

- Ay, doctor, creo que a mi bebecín le cae usted bien, ¡mire cómo le saluda intraútero!


*La EAPN o Estrategia de Atención al Parto Normal es un documento que recoge la última evidencia científica y las recomendaciones del Ministerio de Sanidad sobre cómo atender un parto, pero algunos ginesaurios no la reconocerían ni aunque se la grapasen al escroto. Recomiendo encarecidamente su lectura.

jueves, 26 de enero de 2012

Interludio decimonónico

Muy embarazada no se la ve, pero para el caso me sirve. Echadle imaginación, ¡copón!

- ¡Un día más, doctor, se lo suplico! ¡No me induzca aún! ¡Mire que en mi familia somos de embarazos prolongados y bebés terciaditos!

- ¡Imposible, señora mía! Si la dejo llegar a 41+4, luego lo casca usté por ahí y se me llena la consulta de natura-listas de esas que prefieren parir con un palito entre los dientes* para morderlo en vez de pedir la epidural. ¡Es por su bien! ¡Esto me duele más a mí que a usted! ¡Señorita Puri, vaya afilándome el bisturí de los viernes!


*Son las conocidas como "secta del palito", bautizadas así por la gran Lady Ojazos, madre de Lady Rabbit y experta en denominaciones, títulos y make-up. La admiro a morir.

miércoles, 25 de enero de 2012

Señor jefe de servicio, tendrá noticias mías (y de la AEPD)

Queridas, queridos, una entradita breve hoy para comentaros que la AEPD ya ha acusado recibo de mi denuncia contra el Hotel Espe por negarme el acceso a mi historia clínica y me escribe una carta monísima para decirme que se pone a ello, ¡albricias!

Señor jefe de servicio, ya que usted fue quien dio orden a Atención al Paciente de que me la entregasen (eso dice usted en su carta) y lo hicieron de manera incompleta y por tres veces, espero que le caiga un buen tirón de orejas, de tal calibre que le permita llevar varios pendientes de clip de los muy ochenteros en cada lóbulo, por guardarse cual urraca unos datos que son míos, míos y requetemíos (por mucho que le jorobe a usted el páncreas tener que admitirlo).

Y si no le regañan, al menos llegará a sus entonces sanos oídos la noticia de que hay una chica muy cabezona que le tiene a usted a maltraer y siempre se sale con la suya, a saber:
  • Se marchó con el alta voluntaria y la PCR en mínimos históricos, a despecho de los catastróficos vaticinios de la Fistra.
  • No se siguió el embarazo por alto riesgo pese a su insistencia, canoso señor (gracias a una de sus ginecólogas, que decía que de riesgo nada, háganselo mirar).
  • Le envió el plan de parto más borde y recio que en el mundo ha sido, más seco que un bocadillo de mojama (¿verdad, Lady Rabbit?).
  • Se negó a reunirse con usted para hablar del susodicho plan, aunque ya había usted pedido cita para depilarse el pechete y estaba afilando las tijeras de episiotomizar.
  • Pasó olímpicamente de usted, que ahora decía que el parto también era de riesgo por tener cesárea previa.
  • No solo no parió a un prematuro inviable, sino que se esperó hasta la 41 porque las divas siempre se hacen de rogar y sus bebés, también.
  • Parió en su casa sin vía, en un parto unplugged, término acuñado por la Vaga divina y que ha sentado cátedra (¡que os lo veo en las firmas del foro, perracas! xD), un precioso bebé más grande y largo que su hermano mayor, sin un solo puntito.
Y hasta aquí puedo leer, pues me espera mi rico desayuno.
Lady Vaga,
la diva que divaga.

martes, 24 de enero de 2012

Las enfermeras jocosas, más caspa que Pajares

Queridas, queridos, quienes me conocéis e idolatráis sabéis que una de mis incontables virtudes, quizá la que más os divierte, es la prosa incendiaria, pues refleja mi súper poder de heroína fósforo-style y así quedó plasmado en mi glorioso a la par que simpático Plan de Parto Subversivo y en el otro, más serio, que tuve a bien enviar al jefe de servicio del Hotel Espe (mucho más comedido que nuestro querido PPS, aunque tan lleno de "no consiento" como la boca de Esperanza Aguirre en las cuevas del sado un viernes noche) este pasado verano y con el cual, presumo, se limpió sus reales y canosas posaderas cuando le sobrevino la necesidad biológica acuciante después de un par de platos de fabada.

Entiendo que esos dos documentos puedan cabrear a ciertos sanitarios con la piel muy fina y poco sentido del humor y autocrítica, pero lo que no me parece mínimamente normal es lo que ha llegado a mis bonitos oídos decorados con pendientes de alta joyería y que sucedió en un hospital de nuestras Espéins y Olé-Chimpúm-pum un día cualquiera, hace bien poco. Esto que os voy a contar es verídico al 100% y lo más triste de todo es que no es un caso aislado. Doy fe.

Queridas, queridos, a continuación os copio palabra por palabra (omitiendo datos personales, of course) un fragmento del plan de parto que una mujer embarazada osó enviar a este hospital para que valoréis con vuestros ojos y entendederas si lo que pide es razonable, conforme a ley y derecho, viable y, sobre todo, exquisitamente educado en su forma. El subrayado es mío. Ved:

Solicito que este Plan de Parto se incorpore a mi historial y el día del parto aportaré una copia por si fuese necesario.
Deseo estar informada sobre la evolución del parto y que se me haga partícipe de las decisiones sobre el mismo.
Preferencias relativas a la presencia de otras personas

  • Durante todo el proceso de parto, me gustaría estar acompañada por [...]
  • Deseo ser informada si voy a ser atendida por profesionales en periodo de formación (MIR, matronas en formación...) y autorizar su presencia.
  • Deseo que se favorezca la intimidad en el proceso y que no aparezcan más personas de las necesarias.
Preferencias relacionadas con los procedimientos:
Prefiero que:

  • Se me permita el comienzo espontáneo de mi parto.
  • No me administren un enema y no se me rasure el periné.
  • Me permitan adoptar la posición que desee (acostada, sentada, libre deambulación...)
  • Me atienda la misma matrona durante todo el proceso, en la medida de lo posible.
  • Me permitan ingerir agua o líquidos claros (té, infusiones etc...) y comer algo ligero, si el parto progresa adecuadamente y siento la necesidad.
  • Se me favorezca la micción espontánea (sondaje vesical sólo si fuera estrictamente necesario).
  • El número de tactos vaginales sean los mínimos necesarios para valorar la evolución del parto.
  • No se estimule el parto con oxitocina si éste progresa adecuadamente.
  • No me gustaría que me rompieran la bolsa de aguas (amniotomía).
  • En caso de que necesite algún fármaco, quiero que se me informe y se me consulte previamente.
Para no extenderme innecesariamente, omito el resto del plan, que detalla con primor lo relacionado con la monitorización, analgesia, cuidados del recién nacido y otros asuntos importantes, pero que no vienen al caso. Os habéis fijado en que esta mujer es más que razonable en sus peticiones, ¿no? Y que comienza cada frase con un "prefiero", "me gustaría", "deseo"... Vamos, una persona flexible y perfectamente informada.

Ahora, por favor, fijaos en la frase que subrayo. Sí, esa en la que la mujer solicita que le informen de si va a ser atendida por estudiantes o residentes y poder autorizar su presencia. ¿Os suena borde? ¿Agresiva o exigente? A mí tampoco.

Bueno, pues esa solicitud suscitó indignación y cachondeíto fino a partes iguales entre las simpáticas enfermeras de la planta cuando leyeron este plan de parto. Resulta que para ellas, por el mero hecho de acudir a un hospital universitario, las mujeres deben abrirse de piernas y dejarse hacer; les cabrea mucho que esta mujer pida saber si la atendían estudiantes o residentes. Alegan que es un hospital universitario y que se tienen que joder y dejar que aprendan los residentes (textual).

Ante tamaño despropósito calzado con zueco blanco caladito, yo digo: sois un hatajo (sí, este se escribe con hache) de idiotas redomadas si pensáis así. No solo es de buena educación presentarse al entrar en una habitación (y más ante una mujer que intenta parir), sino que es un derecho del paciente saber con quién está hablando, quién le atiende y si es un estudiante o no. Esta mujer, queridas iletradas que pululáis por el hospital riéndoos de vuestras futuras parturientas, no está pidiendo más que lo que recoge la Ley de Autonomía del Paciente, que quizá deberíais leeros con calma, si es que vuestra comprensión lectora limitada os lo permite. Sabed, simpáticas ignorantes de la vida, que tiene todo el derecho (la ley la ampara) de vetar la entrada de los estudiantes si tal le pluguiere (el futuro de subjuntivo es lo que tiene, que queda precioso y muy redicho) y que son los estudiantes lo que tendrían que joderse y no ella, que va a parir y no a inmolarse. ¿O es que os creéis que por entrar por la puerta del hospital una mujer de parto se convierte en un objeto inanimado que cualquiera puede manipular? Que alguien hurgue en tus orificios corporales sin tu consentimiento expreso tiene un nombre, guapas, y es un delito. Propongo que, visto que sois tan liberales con los agujeritos ajenos, os cacheen todos los opositores a la Policía Nacional, con perros antidroga incluidos que os olisqueen el OGT, para aprender, por el mero hecho de estar paseando por la calle, que es el campo de trabajo de los policías, pues ellos también tienen que practicar... Ah: y no os avisarán ni os pedirán permiso, ¿quién os creéis que sois?

Pero es que lo más gracioso del caso es que esta mujer es tan educada y razonable que no se niega de entrada a que la atiendan estudiantes, solo pide saber si lo son o no, pero vosotras, por si acaso, os enfadáis. Me habría gustado ver vuestras caras de ajo si recibiéseis media docena de planes de parto subversivos o bien tajantes como el que escribimos Lady Rabbit y yo a nuestro jefecito de servicio en su día... Y no me vengáis con que los estudiantes tienen que aprender, porque en eso estamos todas de acuerdo, pero perfectamente pueden entrar y decir "hola, soy fulanito, residente de ginecología, y me gustaría explorarla, si a usted le parece bien" o también "hola, soy menganita, matrona residente, ¿puedo hacerle tal y cual?" y seguro que les dan permiso. Y si no se lo dan, pues a seguir practicando con muñecos, con cadáveres o con alguna de vosotras, ya que lo veis tan normal y evidente.

Ah, y si eso me contáis un día por qué os enfadáis las enfermeras con esta mujer, si a quien le interesa su plan de parto es a las comadronas y, en última instancia, a los ginecólogos, así como a los neonatólogos... No sé quiénes sois para cuestionar que ella pida, simplemente, saber. Espero que os deis cuenta de lo insensible, bruta y poco profesional que resulta vuestra actitud, digna de cavernícolas que se ríen con las viñetas de la SEGO. Que para exigir respeto, primero hay que darlo, y esta mujer ha hecho gala de una educación que ya la quisiérais vosotras.


En fin, que os habéis retratado. Menos mal que cada día quedan menos de vuestra calaña y se van imponiendo por aplastante superioridad numérica los profesionales sanitarios serios, respetuosos y conocedores de la evidencia científica, porque con gente como vosotras, apañadas estaríamos; tenéis menos futuro que un submarino descapotable, gracias a Dior.

Palabra de Lady Vaga,
la diva que divaga.



lunes, 23 de enero de 2012

Carta a Melani Olivares

Querida Melani, no tengo el gusto de conocerte. Tú a mí tampoco (todo se andará), pero no quiero dejar pasar la ocasión de escribirte unas líneas para felicitarte por el nacimiento de la preciosa Manuela.

Leí hace unos días tu entrevista en El Mundo acerca de tu intención de parir en casa, que recibí con alegría y entusiasmo. Para todas las que defendemos el derecho de la madre a escoger la manera de traer a sus hijos al mundo es un motivo de orgullo que vosotras, las mujeres con proyección pública, habléis abiertamente de vuestros planes y deseos para el parto, aun antes de parir. Sé que te arriesgaste mucho exponiéndote así ante la opinión pública y que no todos los comentarios vertidos sobre el tema fueron halagüeños ni mucho menos, pero eso solo te convierte en todavía más valiente ante mis ojos.


Querida Melani, desconozco las circunstancias en las que transcurrió tu parto o qué profesional te atendía; no puedo (ni debo) valorar los motivos por los que se estimó necesario vuestro traslado al hospital, pero estoy segura de que fue imprescindible y espero que en el hospital te tratasen con todo el respeto y cariño que merece cualquier mujer de parto (esta parte me cuesta un poco escribirla con prosa comedida, dado que mi primer parto también fue atendido en ese lugar y la escena fue rocambolesca, como ya conté aquí hace unos meses).

Escucharás, a partir de ahora, muchos comentarios de iluminados varios que irán desde el cauto "menos mal que fuisteis al hospital a tiempo" hasta bravuconadas e insultos diversos que mi clase y educación me impiden reproducir, aunque no imaginar. Querida Melani, no les hagas el menor caso. Tú tomaste una decisión consciente, informada y meditada, la decisión de que tu hija naciese en vuestro hogar, rodeada de amor y de profesionales preparados, y eso es lo que cuenta. Por supuesto, los hospitales están para las urgencias y ese fue vuestro caso. Bienvenidos sean, entonces, todos los avances de la ciencia médica y cuantos procedimientos sean imprescindibles para garantizar vuestra seguridad y bienestar. Quédate con eso. No prestes oídos a las chorradas apocalípticas que oirás/leerás durante las semanas venideras. Has dado a tu hija la oportunidad de decidir cuándo nacer, habéis vivido el comienzo del parto en casa aunque su desarrollo haya hecho necesario trasladarse al hospital. Has actuado con toda la sensatez y prudencia de una mujer informada y sabia, avalada por la evidencia científica, y eso te honra.

Gracias, Melani, por poner cara a todas las que hemos parido o querido parir en casa alguna vez. Para mí, has parido como una campeona.

Lady Vaga,
la diva que divaga.

viernes, 20 de enero de 2012

¡Anillad a vuestros hijos cual paloma mensajera!

Las anillas de la paloma son mucho más pequeñas
y discretas que el trasto que ha inventado ese
señor, pero también es cierto que el trastito es
blanco y va con todo...
Beatriz me cuenta que el GPS anti-mangantes-de-niños ya está en funcionamiento en un hospital de León y yo empiezo a verle las ventajas... ¿Qué tal si se lo dejan al bebé puesto de por vida y así puedo localizar a mis vástagos si se piran de farra contraviniendo mis maternales instrucciones? Por decir algo, porque a la vista de la pinta del trastejo de marras, más incómodo no puede ser...

Y hasta aquí este tema. Solo diré una vez más que lo más fácil, barato y rápido es no separar a los bebés de sus madres, ni para ir al nido, ni para lavarlos ni para llevarlos a pediatría ni a las rebajas de enero. No seamos tan imbéciles, por favor.

Cabreada de oír tanta tontería, me despido.
Lady Vaga,
la diva que divaga.

Lord Muchomacho rescata a Lydia Bosch

Para mis queridas Twins, divinas y enteradas siempre.

Os adelanto, queridas y queridos, parte del contenido de las portadas del próximo lunes de las revistas del colorín más prestigiosas de nuestras Espéins y Olé:

Ya te gustaría, bonita...
Lydia Bosch, muy bien acompañada
Los rumores se disparan, mientras ella guarda silencio

La actriz se dejó ver en compañía de un apuesto desconocido, bastante más joven que ella, en un conocido centro comercial cercano a su domicilio.

Fuentes consultadas por nuestros redactores no han podido confirmar ni desmentir si hay un romance entre Lydia y el joven o se trata de una simple amistad. Tampoco hemos podido conocer la identidad de su atractivo nuevo acompañante, al que vimos conduciendo el coche de la actriz hasta el domicilio de la misma.



Queridas, queridos, tener una mansión en mitad del pijerío más absoluto que rodea a la city es, en ocasiones, un rollo macabeo.

Ayer,  mientras yo disfrutaba del dolce far niente todo lo que se puede cuando lo compartes con dos bebés, Lord Muchomacho se dirigió a un pequeño centro comercial cercano a nuestro casoplón para hacerse con algunos víveres con los que alegrar nuestra placa vitrocerámica. Cuál no sería su sorpresa, al llegar a la línea de cajas, al encontrarse a Lydia Bosch entre los picos de pan y las galletas integrales de elaboración propia, rodeada por la práctica totalidad de la plantilla del establecimiento y varios guardias de seguridad.

Los paparazzi, sin pudor ni temor de Dior, esperaban al acecho en la puerta del centro comercial, sin agazaparse ni emboscarse ni nada, qué va, antes bien, expuestos y osados en su actitud, cámara en mano. Por ello, no quería la Bosch salir por la puerta principal y pedía insistentemente a los allí presentes que alguien le hiciese el favor de coger su coche (el de Lydia) y dar la vuelta al edificio para que ella, previo permiso del encargado, saliese por la puerta trasera o backdoor y esquivase así a tan indeseados interlocutores.

Sin embargo, nadie levantaba la mano para ofrecerse, pues el coche de la dama era automático y no tenían ellos experiencia en tales lides... Porque digo yo, que si te ofreces para salvar a Lydia Bosch de los fotógrafos y luego resulta que se lo rayas con la primera esquina que pilles, es para asaetearte con miradas llenas de desprecio, como poco, y catalogarte de loser por los siglos de los siglos, amén.

Es aquí cuando Lord Muchomacho dice "¿es que ninguno de vosotros sabe conducir un coche automático?" y se plantea dar un paso al frente, cargar a la famosa en brazos al estilo "Oficial y caballero" y sacarla de allí como todo un héroe, abriéndose paso entre guardas, cajeras y reponedores, para depositarla en su lujoso cochazo y llevarla hasta su humilde casita, mucho menos glamourosa que la mía, claro está.

¿Y lo hizo?, me preguntáis, mientras claváis en mi pupila vuestra pupila azul. Pues eso mismo le pregunté yo cuando llegó a casa con la bolsa de la compra llena de ricas viandas. Y he aquí lo que me respondió:

- De eso nada, que el lunes me sacan todas las revistas fijo... ¡Qué vergüenza! Además, de lo que yo tenía ganas es de llegar a casa para estar con vosotros, no con esa señora que no conozco de nada.

Por eso, solo por eso, esta noche Lord Muchomacho se ha ganado una velada romántica, aunque sea a las tres de la madrugada, con comienzo feliz y final aún más feliz. Avisados estáis. Disculpadme por el amarillismo que destila el principio de esta entrada, pero era el enfoque más acorde con el tema...

Y ahora, voy a ponerme mona para mi hombre mientras le insto a poner los pies en alto, en plan "reposo del guerrero".

Lady Vaga,
la diva que divaga.
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