jueves, 19 de enero de 2012

¡Los saudíes nos compran el GPS de parir!

¿Os acordáis, queridas y queridos, de que hace unos pocos días hablábamos de ese ya celebérrimo e imprescindible invento español, el GPS para parturienta y bebé? Pues los pronósticos más bigbrotherianos podrían hacerse realidad, ya que el trastito de marras avanza hacia la internacionalización... Podéis leerlo en El Confidencial (gracias, Angela, un día me dará un infarto de leer estas cosas y será solo por tu culpa, querida), pero si no os apetece "viajar" ya os lo copio yo aquí mismo, aderezado con mis propias impresiones:

Tecnología 'made in Spain' para evitar que te roben a tu bebé

E. C. -   18/01/2012  (06:00h)
La crisis hace que las maternidades españolas dejen de invertir en equipamientos considerados esenciales en otros países. Varios hospitales en Arabia Saudí han adquirido un sistema de fabricación española y único en el mundo para identificar sin errores a los recién nacidos. La tecnología de ICN Technologies (en la entrada anterior se hablaba de otras dos empresas para su implantación en Osakidetza, ¿será que no es tan único? ¿O será que son filiales? Espero que sean la misma empresa, porque da pavor pensar que haya tanto memo dedicado a estas chorradas), fundada por Carlos Herreros y participada por la firma de inversión Renta 4 y Rosalía de Mera, la mujer más rica de España, ha conseguido dar sus primeros pasos en el exterior.
El dispositivo se basa en un lector electrónico y único en el mundo (ya van dos veces que dices lo de "único en el mundo", ¿tan flipado te ha dejado el invento? Pues que te lo pongan a ti en la chorra para que no hagas pis con la del vecino, rico...) que permite la toma de huellas dactilares de un recién nacido en el paritorio junto a las de su madre biológica. La toma de la huella dactilar de un recién nacido es muy complicada, no sólo por el mínimo tamaño sino por condicionantes externos como el agua, los restos biológicos o la hipotermia del bebé (pues si es tan complicada, dejad de dar por el saco a un recién nacido, ponedlo en brazos de su madre y dedicaos a hacer negocio con la venta de vuestro cabello, o mejor aún, id a vendimiar, que falta hará). El sistema combina dos tecnologías: biometría y radio frecuencia (RFID). La funcionalidad biométrica (basada en rasgos biológicos personales y únicos) (todo es único para este chico, ¡qué impresionable o qué falto de vocabulario!) asegura una identificación inequívoca, fehaciente y permanente del recién nacido.
"¡Mamones! ¡Que os arreo! ¡Dejad de
joder la marrana y de gastar dinero del
contribuyente en gilichorradas!"

¿No os dan ganas de convertiros en Hulka
y liaros a repartir estopa a mansalva cuando
leéis tantísima chorrada? A mí, sí.
La radiofrecuencia aporta es seguimiento, control y localización en tiempo real del bebé, su madre y las enfermeras que le atienden (o sea, que si la enfermera se va a la puerta del hospital a echar un cigar, ¿me la localizan también? Bueno es sabello). La empresa estará presente del 23 al 26 de enero en ARAB HEALTH 2012 (Dubai), la feria sanitaria más grande del mundo árabe, con 3.000 expositores de todo el planeta (huy, chato, me va fatal, en esas fechas estaré en Rio, poniéndome morenita en Ipanema). ICN presentará novedades tecnológicas. Por ejemplo, si el neonato se encuentra en un lugar inadecuado, el sistema permite cerrar puertas, bloquear ascensores y, en definitiva, poner en alerta a todo un centro hospitalario (¿lugar inadecuado? Por ejemplo... ¿De pastis en Coppelia? Inadecuado para un recién nacido es un hospital, no me jeringues...). Países como Arabia Saudita, Emiratos Árabes, Chile, Argentina o Brasil se están interesando por esta tecnología con sello español y que, según sus creadores, es aplicable a otros entornos (sí, ya os lo digo yo: a las prisiones).
24 errores en 4.000 partos
Cuando nació su primer hijo, Carlos Herreros observó que los sistemas para identificar al bebé eran muy vulnerables. Pero el miedo de un padre primerizo a que confundan a su hijo tiene también un origen fundamentado: el de los miles de casos documentados sobre robos o errores en las maternidades. “Hay robos y cambios incluso en los países desarrollados. La picaresca (perdona, pero robar un bebé no es picaresca, es ser un jodelagranbretaña) y los intereses económicos son universales y el error humano también. Nuestro sistema no deja lugar al azar”, asegura el presidente y fundador de ICN Technologies, la empresa que creó tras su experiencia.  Los gobiernos y los responsables sanitarios son reacios a dar cifras porque despiertan una gran alarma social. Apenas hay estadísticas, pero el estudio interno de un hospital español con 4.000 partos al año detectó 24 errores en apenas 6 meses. La pregunta es: ¿cuántos no se han detectado? (Es terrible, en efecto, sean pocos o muchos los bebés confundidos, pero no hace falta que vengáis a lucraros con esa tragedia, basta con que la mamá agarre a su bebé y no se separe de él.)
La difícil situación económica que atraviesan los hospitales españoles está provocando que pospongan o cancelen las inversiones en este tipo de sistemas, algo que no ocurre en otros países. “En España cuesta entender que la identificación fehaciente de un recién nacido y su control dentro del hospital merezca la misma atención e inversión económica que un aparato que se utiliza para diagnóstico. No sucede lo mismo en otros países dónde tienen claro que un sistema de estas características evita errores que tienen graves consecuencias, como la pérdida de identidad de un ser humano desde el momento que, por error, inicia su vida en el seno de otra familia. A veces para toda su vida… porque no se puede detectar”, comenta Herreros.

Decidme, queridas y queridos, si no es para metamorfosearse en el Tío La Vara y liarse con esta gente a garrotazos bien "daos" para quitarles el exceso de tontería... ¡Que no hace falta gastar dinero en aparatejos! ¡Que se dejen de máquinas que hacen "ping"! ¡Que lo más sencillo, barato y rápido es lo que nos dicta el sentido común: poner al bebé en brazos de su madre y no quitarlo de ahí para nada!

De verdad, que tanta memez ofende ya a cualquier ciudadano con medio cerebro. Aburrida me tiene ya leer estas imbecilidades que, encima, pretenden que financiemos con dinero público.

He dicho. Y ahora, voy a recortar gafas de papel para jugar con mis hijos.
Lady Vaga,
la diva que divaga.

miércoles, 18 de enero de 2012

Mi marido no tiene tetas (ni falta que le hace)

A raíz del comentario que ha hecho la simpar Verónica en la entrada anterior, me viene a la cabeza un tema que cíclicamente me pone a la neurona al borde del colapso. Es el dichoso tema de dar biberón "para que el papá se implique".

Los que me leéis desde hace algún tiempo, queridas y queridos, habréis visto que soy una persona harto comedida y que huye de la polémica, llevada, sin duda, por mi virginal pudor. De hecho, no suelo opinar en temas de crianza a pesar de tener mi criterio muy definido, a menos que me pregunten, y jamás criticaré a las madres que, habiéndolo deseado e intentado, no han conseguido dar el pecho a sus bebés. Esas mujeres merecen toda mi empatía, apoyo y respeto.

Sin embargo, hay un comentario que me rechina cuando hablamos de lactancia, bebés, tetas y sucedáneos y es el siguiente:

"nosotros le damos biberón para que el papi participe".

Es fea con avaricia y
recochura, pero para
el ejemplo me sirve.
Perdona, bonita, pero... what the fuck?

¿Esto es en serio o se dice para ver si la oyente pone cara de muñeca hinchable (expresión que leí por primera vez en Esto es para una que lo quiere así y que casi me hace encomendarme a santa Tena Lady)? Porque igual es que yo soy muy básica, pero prefiero, sinceramente, que me digan "pues no le doy el pecho porque no me sale de mis sacrosantas tetas" y listos (además, que, reitero, yo no pregunto nunca, cada una sabrá por qué hace una cosa u otra). ¿A qué viene esa chorrada de que el padre se implique?

No voy a entrar ya a enumeraros las cuantiosas, abundantes y copiosas tareas en las que un padre puede implicarse (bueno, vale, un poco sí os las enumero: jugar con el bebé, hacerle mimitos, cambiar pañales, dar comida cuando se empiecen a introducir alimentos complementarios, colaborar todavía más en las tareas domésticas para que mamá pueda descansar con el bebé, jugar con los demás hijos si los hubiera o hubiese, bañar al bebé... ¿sigo?), porque prefiero dar la vuelta a su afirmación y plantear la cuestión siguiente:

¿Estás insinuando que mi marido no se implica porque mis tetas no le dejan?

Mi querido Lord Muchomacho, cuya apostura e inteligencia se aúnan con una enorme buena disposición para convertirle en un ser asquerosamente cercano a la perfección, se considera (y esto lo dice él sin coacción física por mi parte, que conste) un padre súper implicado y no le hace falta dar teta para sentirse el namberguán para sus retoños. Es más, igual que no me ha pedido nunca que demos biberón a los niños (sea de mi leche o de vaca) para mejorar su tasa de satisfacción con el nivel de implicación parental, tampoco me ha comentado nada acerca de quedarse embarazado él la próxima vez, de parir o de hacerse conmigo todas las pruebas y controles prenatales, O'Sullivan incluido, of course, para compartir fifty-fifty la crianza de nuestros hijos.

Así que, por favor, dejemos de decir chorradas. Nuestros maridos son demasiado inteligentes como para tomar la parte por el todo y creerse esta falacia. Sé positivamente que ellos adoran a nuestros pequeños mamoncillos, tanto como valoran nuestros cuerpos de madre por ser capaces de gestarlos y alimentarlos (por eso durante el parto son capaces de cuidarnos tan bien, y si no aquí estamos nosotras para recordárselo), y que disfrutan muchísimo de cada ratito de juegos con sus churumbeles.

Y edito y republico, pues tenía tantas ganas de soltar esta parrafada, que me despedí a la francesa sin soltar siquiera "arrevoire que dijo Voltaire", como habría dicho Will Smith en El Príncipe de Bel-Air.

Ahora sí: me despido y me marcho a comerme un chuletón,
Lady Vaga,
la diva que divaga.

martes, 17 de enero de 2012

Qué bien que me quedé en mi casa... Bien acompañada

Supe hace unas semanas, queridas y queridos, que, de haber estado en un hospital, mi pequeño U-6 habría venido al mundo de una forma bastante menos tranquila. Esto habría incluido, además de antibiótico por llevar más de "x" horas de bolsa rota (veinticinco en total), las siguientes intervenciones, que paso a enumerar:

  • Maniobra de Kristeller o espachurre barriguil.

  • Generosa episiotomía para acelerar la salida del bebé.

  • Tirones para sacar a U-6, como complemento de la "Kris", que pueden tener como consecuencia graves lesiones del plexo braquial, entre otras.

    En el Hotel Espe, fijo que tenían una de
    estas preparada para mí, pero se quedaron
    con las ganas y yo conservo mi chichi
    intacto, ¡toma
    Y todo esto porque mi chiquitín decidió sacar primero el hombro que no tocaba y hubo que esperar a la siguiente contracción para que saliese todo su cuerpecito de un último empujón (porque sí, yo sentí la apremiante necesidad y enormes ganas de empujar, lo admito).

    Por eso, cada día me alegro más de haberme quedado en mi casa, bien atendida por una comadrona que hizo lo que tenía que hacer: colocar sus manos en el sitio exacto y esperar, sin prisa ni miedo, a que nuestros cuerpos (el de U-6 y el mío) hiciesen lo que la naturaleza les había dotado para hacer.

    Aclaro en este punto que estar en casa no es garantía de ser respetada, pues hay "profesionales" de parto en casa que dejan mucho que desear (sobre este tema ya habló mi adorada Lady Rabbit aquí y yo misma tengo previsto escribir algo, a ver si me inspiro un día), así que la ecuación perfecta, para mí, vendría a ser algo como:

    Entorno adecuado + compañía adecuada + actitud propia adecuada - prisas - interferencias = parto respetado y gozoso.

    Pero esto os lo desarrollaré en profundidad en otro momento.

    Y eso es todo por hoy, queridas y queridos. Simplemente, quería compartirlo con vosotros.

    Cambio y cierro.
    Lady Vaga,
    la diva que divaga.
  • viernes, 13 de enero de 2012

    La perfecta comadrona

    Me ha gustado esto de dedicar, así que esta entrada es para Anabel, gran comadrona y mejor persona.

    Sigo, queridas y queridos, absorta en interesantes lecturas sobre la atención al parto a través de la historia y quiero hoy compartir con vosotros un texto reproducido por Carlos Fisas, una vez más, en Historias de la Historia. El original es el Libro del arte de las comadres o madrinas y del Regimiento de las preñadas y paridas y de los niños, de Damián Carbón, publicado en 1541. Por cierto, parece ser que este fue el primer tratado sobre el tema que se publicó en España y el segundo en toda Europa.

    En tanto me hago con una edición impresa, os muestro el extracto publicado por Fisas, que no tiene desperdicio, para mostraros qué se entendía por una buena comadrona en el siglo XVI. Muchas de sus cualidades son aplicables a nuestros días, ¿verdad? Respeto la ortografía y sintaxis originales.

    >>La primera es que sea muy experta.
    Si miramos cuantas variedades se siguen en las preñadas en todo tiempo de su preñez y en el tiempo de su parir, claramente entenderemos no poder alcançar sino por grandes experiencias (como tengo visto). Y por eso ha de ser la dicha comadre e todo esto muy experimentada

    >>La segunda condición que ha de tener la comadre es que sea ingeniosa (es a saber) que con buen ingenio y discreción sepa examinar los partos dificultosos y malos y proveer en las cosas que daño para ello pueden traer.

    >>La tercera condición que ha de tener la comadre es que sea bien moderada (es a saber), que tenga buenas costumbres. Pues es menester que tenga buena casa y bien formados sus miembros, por lo que digamos de su buena complexión. No sea fantástica, no sea riñosa, sea alegre, gozosa porque con sus palabras alegre a la que pare. Sea honrada, sea casta para dar buenos consejos y exemplos, mire que tiene honestísima arte. Sea secreta que es la parte más esencial. Cuantas cosas les vienen en manos que no han de comunicar por la vergüenza y daño que se seguiría. Tenga temor de Dios. Sea buena christiana por que todas las cosas vengan en bien. Dexe cosas de sortilegios ni supersticiones y agüeros, i cosas semejantes porque lo aborrece la Yglesia Santa. Sea devota y tenga devoción en la Virgen María. Y también con los sanctos y sanctas del paraíso porque todos sean de un adjutorio."

    A mí, salvo la parte de la Yglesia Santa (que me da igual si mi comadrona es creyente o no, o si se encomienda a la Pachamama en pelota picada debajo de un árbol en luna llena), me parece casi todo de bastante sentido común y aplicable a lo que cabría esperar de un profesional actualmente, ¿no? He puesto en negrita lo que considero imprescindible. ¿Qué opináis vosotras? ¿Qué le pediríais a una buena comadrona?

    jueves, 12 de enero de 2012

    Parir con GPS ya es rizar el rizo

    Dedicado a Angela, cuyos e-mails tienen la inaudita propiedad de hacerme desvariar de risa.

    Queridas, queridos, la actualidad no deja de sorprendernos con noticias que, según quién las mire y según cómo se lean, tienen un trasfondo ciertamente inquietante. En esta ocasión, la siempre atenta Angela me ha hecho llegar esta notita en Deia que me ha chiflado, fascinado y asustado a partes iguales (más o menos). Ay, meine Angela, ¡cómo me conoces!

    Os copio a continuación el texto de la noticia y yo comento, para no variar, en rosa chicle. Ah: vaya por delante que no dudo de la buena fe de quienes han "inventado" el metodito, que luego pasa alguien por aquí, entiende lo que le da la gana y ya nos ponemos puntillosos.

    Osakidetza implanta pulseras localizadoras a las madres y a sus bebés

    Esta solución tecnológica permite identificar y relacionar de forma inequívoca a ambos
    J. F. - Jueves, 12 de Enero de 2012 - Actualizado a las 05:38h

    Bilbao. Tolerancia cero a los errores en los numerosos procedimientos que siguen al nacimiento de un bebé en un hospital. Este es uno de los objetivos, quizá el principal (¿"Quizá"? ¿Qué clase de periodista eres tú, J. F., que no te molestas en averiguarlo? Por cierto, lo que habrán implantado será el sistema de identificación por pulseras localizadoras, pero tal cual lo dices parece que se las implantan a los pacientes en plan abducción marciana o chip canino...), del nuevo sistema que Osakidetza ha implantado en siete de sus clínicas (¿Ves? Ahora sí lo has dicho bien): Cruces, Basurto, Donostia, Txagorritxu, Bidasoa y Zumarraga, y próximamente estará en marcha también en el centro de referencia para la comarca del Alto Deba.
    Este remedio (la cursiva es del redactor) tecnológico identifica y localiza en tiempo real a la madre desde el alta en el hospital (¿alta? ¿No habrá querido decir "desde el ingreso"? No sé vosotros, pero yo una vez que me den el alta no quiero que me localicen tanto... Ni que fueran de la CIA) y al neonato desde su alumbramiento "garantizando la vinculación entre ambos y el correcto desarrollo y registro de todos los procesos", expresaban ayer a DEIA desde Saident, firma especializada en este tipo de soluciones, y que junto a la empresa Ibermática han desarrollado el proyecto.
    "Kit, estoy de parto. Ven en menos que se persigna
    un cura loco"
    De este modo, la constante monitorización "elimina" los posibles errores que se pudieran producir. La madre entra en el paritorio identificada con una pulsera en la muñeca y cuando se produce el nacimiento se procede a colocar una pulsera especial en el tobillo del recién nacido. "A partir de su vinculación, el sistema registra en cada momento lo que sucede a ambos durante su estancia en el hospital", agregaban. (¡Qué bueno! ¿Tiene cámara de vídeo, también, para que fisguen si me rasco las posaderas con la mano de la pulsera? Me imagino un gadget parecido al reloj que usaba Michael Knight en El Coche Fantástico... Y a la mujer de parto susurrándole "kit-matrona, te necesito. Ven a ponerme el Turbo-boost", anda que no molaría...)
    El sistema está ideado para alertar en el caso en que alguno de los procesos a realizar tras el alumbramiento no se haya ejecutado. De hecho, registra todas las entradas y salidas de la madre y el neonato, tanto de la habitación como de otras áreas de interés (del wc, creo. Ah, y de la peluquería. También se chiva si vas a la máquina de snacks del pasillo y te sacas una chocolatina). Y en caso necesario, permite localizar a un neonato o una madre (si estuviesen los dos juntos, como debe ser, verían ustedes que no hace falta localizar a nadie, repámpanos).
    "Doctor, me da igual lo que diga la p*** pulserita, o me deja
    ir al baño YA o le propino una patada voladora. ¡Que se me
    ha puesto el pelo blanco y todo de esperar!"
    "A nivel de seguridad se configuran de forma personalizada alarmas de eventos no permitidos como la extracción de un neonato de una zona determinada o la salida de una madre de su habitación cuando debe guardar reposo absoluto (¿cómorrrrrl? O sea, que no puedo llevarme a mi bebé donde me dé la realísima gana... ¿O es que dan por hecho que cualquiera de los trabajadores del hospital se dedica a mangar niños? Lo mejor es lo del reposo materno: ya me imagino a los de seguridad apostados tras la puerta de la habitación en plan SWAT, dispuestos a hacerle un placaje a la parturienta díscola que ha osado levantarse de la cama desobedeciendo al todopoderoso doctor... ¡Es como un arresto domiciliario, pero en el hospital! ¡Qué megachuli!). Además es capaz de detectar cualquier posible manipulación intencionada sobre las pulseras o tobilleras", subrayaban desde Saident (no sé yo si durante el parto mi marido estaría con ánimo de hackear la pulserita de marras en plan ciberfinolis para que no se note, pero si a alguien le da por liarse a golpes con el artefacto no hará falta ser un lince, cuando la vean hecha mistos ya se darán cuenta, digo yo. El de Saident declaró, textualmente: "estamos preparados para detectar cualquier manipulación: mordiscos, arañazos, hostia limpia contra la pared, vamos, somos mejor que Sherlock").
    Los equipos encargados de recoger la información de las pulseras combinan tres tecnologías diferentes, lo que permite una precisión máxima de lectura en todo tipo de entornos, incluso en las habitaciones, tal y como apuntaban desde Ibermática. Así, para que el personal sanitario acceda al sistema, "se han colocado dos tipos de estaciones de trabajo en el hospital: fijas, que están instaladas en cada una de las salas; y móviles, que se utilizan para las visitas y controles en diferentes zonas de la maternidad" (no me veo yo a la doctora Fistra cargada con un iPad, pero oye, debe de tener su encanto estar en plena visita y que mientras te remiran los bajos salte una voz metálica que dice: "¡Alarma, alarma! ¡La de la cama 212 se ha ido al wáter sin notificarlo por triplicado!").

    "Les digo que yo no estoy embarazada, solo he
    venido a visitar a mi prima... ¡Y la pulsera es de
    Tous, coñe!"
    En ambos dispositivos se reciben automáticamente las alarmas que se produzcan para que los trabajadores del hospital puedan reaccionar frente a ellas (o sea, que viene hasta Perry como el aparatito se chive, se te pone la habitación como el Rocío en temporada alta. Y si se les olvida quitártela cuando te marches, se te presentan en casa los domingos, porque el aparatejo les sopla que has hecho paella de marisco y te ha salido riquísima).

    Hasta aquí, la noticia comentada. Ahora, digo yo: en época de crisis como la actual, ¿les sobra la pasta para dedicarla a estas chorradas? ¿No es mucho más barato y efectivo adoptar otra solución? A saber: cuando nazca el bebé, en vez de anillarle como a un polluelo de una especie en peligro de extinción, ¿qué tal si se lo ponen a la madre sobre el pecho y no lo separan de ella en ningún momento? A mí me parece mucho más sencillo y eficaz... Quizá sea porque yo soy Vaga, claro, pero es que me parece tan evidente...

    No se me ocurre ni un caso en que esta memez de invento pueda ser útil (quizá en bebés que tienen que estar en incubadora, pero eso ya deberían decírmelo los papás que han pasado por esa experiencia durísima), teniendo como tenemos el baratísimo piel-con-piel de toda la vida de Dior. Además, que ya tenemos las pulseras de papel que se ponen en las maternidades y que -doy fe- son jodidísimas de romper... ¿Tantos casos se han registrado de madres que se las arrancan y huyen despavoridas escondiendo a sus bebés en el camisón? Seamos un poco serios, por favor.

    ¿Será que la pulserita avisa a los médicos de los pasos que hay que seguir por protocolo? Algo tipo "lleva seis horas dilatando, poner oxitocina"... No sé. "Al bebé no se le ha puesto la profilaxis oftálmica, ¡estos padres son unos dejados!", "la parturienta tiene pelillos en las piernas, ¡avisen al comando esteticista!"

    Ya puestos, podrían ponérsela a la mujer desde que el médico de cabecera le confirma el embarazo y así no se saltaría ni una sola revisión ni mucho menos una prueba... Y sería estupendo dotar al trastito de la tecnología necesaria para monitorizar las contracciones y avisar a la mujer de que tiene que ir ya al hospital. Por supuesto, si la embarazada se resiste, ¡que le dé una descarga eléctrica! ¡Por desobediente!

    En fin. Me sigue pareciendo que las maquinitas chorras no pueden sustituir el criterio de un profesional médico empático y bien formado (de actualizado, digo, no de cachas, aunque también eso mola), preocupado por sus pacientes y dispuesto a tomarse su tiempo con cada uno de ellos. A mí, las pulseritas, para el parque de atracciones. Y si son de metales preciosos con cuentas de jade y/o ámbar, mejor que mejor. Por si tenéis pensado hacerme un regalo, ahí lo dejo. Que una es Diva pero no es tonta.

    Dicho lo cual, voy a seguir leyendo a Eça de Queiroz, que hoy tengo el día lusófilo.
    Lady Vaga,
    la diva que divaga.

    Gracias, Mamá Vaca, lo hago tarde, pero lo hago (Premio al Blog Versátil)

    Bueno, pues continúo poniéndome al día y agradeciendo premios que me concedieron durante la era a.U-6 y hoy he decidido rescatar esta entrada que redacté allá por el 30 de agosto y terminarla sin más dilación. El texto en colorines es el nuevo y el negro lo que en aquel entonces perpetré redacté.

    Perdonad, queridas y queridos, que últimamente esté perdida y os tenga algo abandonados. El motivo no son las vacaciones estivales, pues esas me las reservo para disfrutar de mis pequeños O.G. y U-6 junto con el permiso de maternidad, sino que progresivamente, conforme se acerca el final de mi embarazo, voy sintiendo la necesidad de refugiarme en mí misma, dedicar algo de tiempo al pequeño U-6 y disfrutar de los últimos días de O. G. como hijo único, ahora que su índice de mimosidad se ha disparado hasta límites jamás conocidos por mí.

    Tengo pendiente recoger varios premios y no creáis que se me olvida. Bueno, mentira, se me olvida a diario, pero prometo hacerlo en cuanto mi neurona deje de estar colapsada, así que voy a comenzar por el más reciente e iré tirando hacia atrás del hilo hasta agradecerlos todos. Que una es Vaga pero también es una señora.

    Bueno, pues eso. La Mamá Vaca, que me colma de inmerecidos honores un día sí y otro también, me da este premio que yo creo que a mí no me va nada, porque mi blog de versátil tiene más bien poco: un día me quejo un poco y al día siguiente me quejo más, así que la versatilidad yo creo sinceramente que no es lo mío. Pero ella es tan maja y tan divina que me lo da, porque nosotras lo valemos, y yo lo recojo emocionada y con topolinos, porque estos días le he cogido miedo al taconazo, ya sabéis bien por qué.

    Procedo a continuación a copiar y pegar las instrucciones que acompañan a este premio:

    1. Agradecerlo a la persona que te lo entregó y enlazarlo. Eso ni se duda, ¿o es que os pensáis que soy una zorra desagradecida? Por favor...
    2. Compartir siete cosas sobre ti.
    3. Concederlo a 15 blogs que hayas descubierto recientemente. Sí, hombre, no flipemos. Yo lo concedo a unos cuantos y no me hagáis contar hasta quince, que igual me peta la neurona que me queda en pie y la pifiamos ya del todo. Nohijasno.

    A ver, entonces, ya he enlazado a la dulce Mamá Vaca y ahora me falta contar cosas sobre mí, porque no tengo el cuerpo en este momento para pensar a quién le concedo el premio... Y lo de hablar de mí tampoco lo cojáis como costumbre, que ya os digo que no quiero desvelar todos mis secretos estilo All about Eve.

    1. Soy zurda. Esto igual a vosotros os la pela, pero a mí me ha supuesto, durante los años de universidad, llevar casi crónicamente el meñique manchado de tinta, dado que mi velocidad al escribir era mayor que la de la tinta para secarse... Eso sí, los cuadernos para zurdos son una chorrada, yo prefiero darle la vuelta a uno normal y usarlo de atrás adelante; no os gastéis pasta en uno con el canutillo a la derecha, es una estafa.
    2. Me encanta leer. Cuando aprendí a leer, me sentí independiente por primera vez en mi vida: ya no necesitaba a mis padres para que me contasen cuentos y encima podía enterarme de qué ponía en todos los libros de mi casa... Eso sí, ahora tengo poco tiempo o ninguno para leer y, encima, además de libros, quiero leer blogs, así que voy siempre con retraso en mi lista de lecturas.
    3. Me gustan las gafas hasta el fetichismo. Me veo mucho más mona e interesante con ellas y ya si es un hombre (atractivo, no vale el Mocito Feliz) el que las lleva, es que me lo comería. Curiosamente, en mi vida solo he estado con un chico que llevase gafas y fue algo efímero... Por suerte, Lord Muchomacho se las pone en el trabajo, lo cual tengo que obviar si quiero concentrarme en mis tareas.
    4. Tengo pasión por los puzzles, sean los de piececitas de toda la vida, sean en versión videojuego o en piezas de madera. Soy capaz de abstraerme durante horas, o mejor dicho, era, porque ahora ya sabéis, entre dar teta, limpiar culillos y hacer algo por la casa se me va el rato...
    5. Mi libro favorito es la Odisea. Soy una rendida admiradora de Ulises, el héroe más astuto y espabilado que el mundo ha visto, un tío tan listo que cambió el curso de una guerra interminable y tan perseverante que fue capaz de viajar diez años para volver a reunirse con su familia. Vamos, como diría mi abuela, "un hombre que se viste por los pies", expresión curiosa donde las haya, porque ya me explicaréis cómo te pones un jersey por los pies, vamos.
    6. Jamás pensé en serio que tendría hijos, no me lo planteaba. O.G. llegó porque quiso y cuando quiso, no os creáis que nos preguntó...
    7. Dz4< fdsdsa xzcedc    cx   cfvvcguy7uy5. Esto lo escribió O.G., pero lo dejo porque tiene toda la razón.
    Bueno, pues ya he cumplido, con meses de retraso, con lo que debía hacer. Se me siguen acumulando las tareas y los temas sobre los que desbarrar, pero prometo seguir en ello. Poquito a poco, queridos fans.

    Y ahora, con vuestro permiso, voy a hornear un bizcocho.
    Lady Vaga,
    la diva que divaga.

      Remodelando House of Vaga

      ¿Habéis visto qué rebonita me ha quedado la nueva mansión? Queridas, queridos, por obra y gracia de la genial Sarai Llamas, el blog de la Diva tiene nueva imagen y a mí me requetechifla hasta el extremo.

      ¡Qué mono mi nuevo Chesterfield de tres plazas! ¡Qué divinos mis megataconazos malvas lánguidamente abandonados en un lateral, así como al desgaire! ¡Y qué megachulísimos los iconos para interactuar, con butacones de colores! Y es que la Vaga inspira y en nada tendré mi propia crew de creadores deseosos de poner todas sus ideas al servicio de la Haus of Vaga, como mi imitadora peliteñida y escuálida (esa que se viste de mamarracha para cantar). Camino de ello vamos y, si no, al tiempo.

      Bueno. Pues así de monas y divinas son las cositas que Sarai diseña, así que ya estáis tardando en visitar su blog y gozarlo mirando todo lo bonito que tiene por allí.

      Sarai, querida, mil gracias. Esto ha quedado fabulosísimo. Tu asesoría de imagen es mejor que la de Carmen Lomana y Nati Abascal juntas tomándose unos chatos.

      Se despide para babear con su nuevo look,
      Lady Vaga,
      la diva que divaga.
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