domingo, 4 de septiembre de 2011

Una porra sobre el nacimiento de U-6

Queridas y queridos, llegados a este momento de júbilo y optimismo sin igual jamás esperado por los médicos que me atendieron en Hotel Espe y siempre en el horizonte para nosotros, procedo a dejaros una encuesta para que apostéis por la fecha de nacimiento de U-6.

Como en la encuesta no se puede identificar quién vota por cada opción, si queréis podéis dejar aquí en un comentario también por qué fecha votáis, para saber quién es el ganador (o ganadores) y ya veremos qué premio os enviamos.

Tengo pendiente contaros la primera visita domiciliaria de nuestra estupenda comadrona y su equipo. De momento, como es domingo y estoy especialmente yo misma, es decir, Vaga, os adelanto que fue fenomenal y que me sentí muy cómoda con ellas.

Hala, así que ya sabéis: votad y apostad, que nunca se sabe cuándo dan la campanada estos bebés. Por si os sirve de algo (que no sé yo si servirá, pero bueno, ahí queda), os diré que O.G. nació de 39+5.

Besos vagos y dominicales,
Lady Vaga,
la diva que divaga.

miércoles, 31 de agosto de 2011

Termina agosto y seguimos aquí (¡jódete, Fistra!)

No sé si os habéis dado cuenta, queridas y queridos, pero ya estamos terminando el mes de agosto; es decir, llevamos cinco meses juntos, compartiendo penas y alegrías, estupores y carcajadas, así, como quien no quiere la cosa... Mañana hacemos treinta y ocho semanas.

Nadie en el Hotel Espe daba un duro por U-6 y, en el caso de la doctora Fistra, ni siquiera por mí, pero aquí estamos... Veinticuatro semanas después, seguimos juntos y listos los dos para dividirnos dentro de unos pocos días.

U-6, nos vamos de viaje, cariño. Dentro de poco cambiaré tus pataditas desde dentro por tu mirada y tu cuerpecito menudo en mis brazos.

Mañana, mi pequeño tendrá vía libre para salir, como le prometí (y supliqué) en el Hotel. Ya puestos, me encantaría que esperase hasta el viernes al menos, para que la comadrona sepa dónde está la casa y nos diga si necesitamos alguna otra cosa para acondicionarla de cara al parto... Pero, en cualquier caso (había escrito "en cualquier caos" y no me ha parecido del todo equivocado), será él quien decida cuándo nacer. Como debe ser. Aún tiene cuatro semanas enteritas por delante.

Después, mis preocupaciones serán otras, imagino: organizarme con dos chiquitines en casa, intentar no desatender al mimoso de O.G., que se ha puesto muy madrero últimamente (será que se huele que pronto tendrá que compartir la atención de mamá con su hermanito), buscar el momento de hacer arrumacos al bueno de Lord Muchomacho... Pero ahora, lo único que importa es que hemos llegado hasta aquí, juntos y sanos, y eso hace que dé por bueno todo el camino recorrido.

Gracias a todos los que habéis pasado por aquí para leerme, compartir con nosotros estas semanas de espera y hacerme más llevadero el reposo. Gracias por las visitas, los comentarios de apoyo, las críticas (a los que tuvisteis educación al expresaros; al resto que os den por el rasca, majos), los regalos virtuales y físicos (esa Diana... La semana que viene te doy lo tuyo, guapa), las carcajadas compartidas y el apoyo guerrillero. Creo que no sois conscientes de cuánto me habéis ayudado y yo no soy especialmente buena expresando mis sentimientos, así que os quedaréis con la intriga.

Besos emocionados,
Lady Vaga,
la diva que divaga.


lunes, 29 de agosto de 2011

¿Qué es un ginesaurio? Decálogo breve

4 de septiembre de 2011: Gracias a Elisa, de EPEN, he tenido el placer de leer la traducción de este artículo, realizada por Úteros de Guerrilla y que podéis leer aquí, si queréis saber más sobre "10 maneras de preparar a una mamá para un mal parto". La incluyo porque me parece que está muy relacionada con lo que aquí os cuento y que puede ayudar a reconocer a los profesionales que no molan. Me emplazo desde aquí a mí misma a escribir una entrada, aún pendiente, sobre los que sí molan. He dicho.

Queridas y queridos, como parte de mi desinteresada labor divulgativa que sé que os chifla y encanta a partes iguales, hoy quiero presentaros un breve manual de consulta que os sirva como herramienta para distinguir a un buen profesional de la ginecología de un ginesaurio. Pues es este un término que usamos a menudo, dando por hecho que todos estamos más o menos de acuerdo en la definición, pero no viene nunca mal concretar y acercar puntos de vista.

Ginesaurio: (sust. masculino, ú. t. c. adjetivo) Dícese de aquel ginecólogo cuya práctica profesional se basa en la falta de respeto a la usuaria, su consideración como un mero contenedor de bebés y la intervención sobre el cuerpo de la misma sin solicitar su consentimiento ni ofrecer información y alternativas, ocultando la verdad o magnificando los peligros con el fin de obtener su sumisión tácita o explícita.

Sabrás que estás ante un ginesaurio si, al analizar tu encuentro cercano con él/ella, ves que cumple varios de estos puntos:
  1. No te pide permiso para explorarte, sino que te da órdenes: "ahora desnúdese de cintura para abajo y túmbese" no es manera de dirigirse a una dama. O me explica para qué quiere verme los bajos y me lo pide con buenas maneras, o lo más cerca que estará de ver un aparato genital femenino será en una película X.
  2. No te explica el porqué de una exploración o procedimiento: pues lo que decíamos en el punto 1; un ginesaurio no concibe que tenga que explicarte nada porque él sabe más que tú y eso es así, o sea que bragas abajo y calladita, maja. Ante esto, ya sabes: underwear con cinturilla bien ajustada y culo prieto por si tu seguridad flaquea.
  3. Le molestan las preguntas o da respuestas indirectas: no es que te vaya a mandar a cardar lana directamente, pero se saldrá por la tangente ante preguntas como "¿cuál es su índice de cesáreas?" o "¿qué opina de la episiotomía?". No vale que diga "solo la hago cuando es necesario", eso es muy subjetivo; a mí me pasa igual, solo me desnudo si lo justifica el guion (así, sin tilde, según la RAE, ¿a que suena raro?), pero ahí tienes a Sophie Marceau, que si no enseña sus bien plantadas domingas no rueda a gusto. Lo que te digo, subjetividad.
  4. La información que maneja está desactualizada: si le mencionas los últimos protocolos de la SEGO, apreciarás un tic en su párpado; algunos ni siquiera han tenido aún tiempo de leerse las recomendaciones de la OMS de Fortaleza (1985), porque estaban muy atareados viendo "El coche fantástico" y de ahí empalmaron con "Baywatch". No te extrañe si te responden que eso que tú dices no existe o que no quieren que lo saques de la carpeta: ellos son omniscientes y tú una palurda que por haberse leído media docena de libros y cuatro artículos de Internet ya se cree que puede parir sin máquinas que hacen "ping".
  5. Te pone "peros" sin más: cuando comentas con él cómo te gustaría que sea atendido tu parto o le preguntas por su modo de actuar, te remata con un "si todo va bien". Ya sabemos que las intervenciones están para cuando algo va mal, pero precisamente estás intentando asegurarte de que ese médico confía en tu cuerpo y en tu capacidad de parir; sus aparatos y técnicas quirúrgicas deberían estar a buen recaudo a menos que resulten absolutamente imprescindibles. Si ya te dice o te pone por escrito "a criterio médico", horripílate y sal de allí lo más rápido que te permitan la barriga y los zapatos, nena: firmar eso es darles carta blanca para hacer su sacrosanta voluntad sin preguntarte siquiera.
  6. Te regaña o trata de infantilizarte: tanto si has cogido "mucho" peso como si te has negado a una prueba anteriormente, un ginesaurio de pro lo utilizará en tu contra para ponerse en plan "papá que regaña a la niña mala", pero tú no te dejes, que ya hace mucho tiempo que nadie te dice a qué hora volver a casa ni con quién debes dormir.
  7. Te trata con paternalismo: "confíe en mí", "los médicos estudiamos para esto", "no se preocupe por nada", "la trataremos estupendamente". Doctor, se lo voy a explicar una vez más: nadie, ni siquiera usted, está más preocupado por mi salud y la de mi hijo que yo misma, así que desembuche y cuénteme esos terribles riesgos que corro por el hecho de llevar un niño dentro de la barriga.
  8. Busca problemas en cada consulta para llevarte a su terreno: cuando no es que el bebé está de nalgas, es que es pequeño para la edad gestacional, o macrosómico... O tiene mucho líquido, o poco líquido, o tú tienes la tensión muy alta o ya te vas a pasar de semanas o es que eres añosa, bonita. El caso es asustar. Ojo: ya sabemos que las complicaciones pueden producirse de verdad, pero hablamos de un profesional que no te explica por qué lo que dice está justificado, sino que usará estas u otras posibles situaciones para asustarte y que te pliegues, sin ofrecer datos o alternativas. Para pasar miedo, puedes leer a Lovecraft o ver alguna película de terror, pero al médico se va para salir con más información que cuando entraste, no para tener pesadillas por las noches. Freddy Krueger tenía unas hermosas manitas navajeras, pero no era ginesaurio, lo cual le honra: no rajaba a nadie por una gestación prolongada.
  9. Aprovecha que ya te ha asustado para programarte una inducción o una cesárea: esto les mola porque así organizan su agenda y no tienen que dar plantón a sus amigos, perderse la cena que organizan Pochola y Chuchi el sábado o dejar de ir a la disco por ti, pobre parturienta insignificante.
  10. Durante el parto, te recordará que él lo controla y que todo "es por tu bien". Volvemos al principio: en vez de preguntar, sugerir, explicar y dar alternativas, irá por la vía de los hechos consumados, diciéndote que va a hacerte tal o cual o haciéndolo directamente. Desconfía si le ves con las tijeras en la mano y no descartes utilizar la magnífica técnica de la patada voladora. Si te has decantado por la analgesia epidural, plantéate apuntar a tu marido a algún arte marcial para que sea él quien le arrebate la tijera de la mano en plan Bruce Lee o esconde a tu abogado debajo de la mesa para que le recuerde tus derechos antes de proceder al trinche. 
Que sí. Que sé que me dejo cosas en el tintero, pero es que tengo pendiente escribir sobre los ginecólogos que molan, los que nos respetan y nos toman en cuenta en vez de decidir por nosotras, y claro, ante tan halagüeña entrada pierdo la perspectiva. Pero vosotras no la perdáis ni olvidéis que el parto es un momento decisivo en vuestra vida, que no creo que lo viváis más de quince o dieciocho veces máximo (así, tirando por lo alto), mientras que para los ginesaurios "ir a pariros" es pura rutina.

Ahora me despido, que tengo que localizar un pamelón divino ya,
Lady Vaga,
la diva que divaga.

    viernes, 26 de agosto de 2011

    ¡Yo a esta tía la mato!

    No, queridas y queridos, no penséis que me he encontrado en el súper con mi carnicerita o con la doctora Fistra y he probado a arrancarles el moño a tirones, porque os equivocaréis.

    Me refiero a mi querida Lady Rabbit, que, discreta hasta el punto del alelamiento, creó su propio blog hace dos meses y no tuvo ni la mínima vergüenza de mandarme una cartita, e-mail o notificación personal para comunicármelo. Y no me vengáis con que lo puso en su muro de féisbuc y que con eso debería valerme, porque las divas, si no lo sabéis ya os lo digo yo, no pueden estar a todo, ¡por favor! Que lo mínimo habría sido enviar una tarjetita monísima impresa en una buena cartulina y con letra cursiva bien emperifollada para comunicarme la buena nueva...

    Acciones como esta solo dan lugar a malentendidos como aquellos de los que la prensa buitre gusta de hacerse eco entre folclóricas: que si la Jurado y la Pantoja no se aguantan, que si Katy Perry le ha robado unas bragas a Lady Vaga, que si Rihanna se ha depilado el chichi con una cuchilla de Beyoncè y no la ha repuesto... Vamos, que contribuye a perpetuar el manido cliché de que las divas nos llevamos mal entre nosotras y eso, ¡nohijosno!

    Así que, en un acto de magnanimidad y esplendidez que solo una gran diva sedente como yo podría llevar a cabo sin despeinarse el tupé, procedo a dejaros el enlace del blog de la Rabbit, aunque no sé si en él tendrá previsto seguir contando los despropósitos que vivió en Hotel Stanley, destripando los nuevos episodios de la serie o despotricando contra lo que ella quiera, que para eso el blog es suyo.

    Se despide dignamente iracunda,
    Lady Vaga,
    la diva que divaga.

    jueves, 25 de agosto de 2011

    "¡Demandados!", el nuevo éxito de la temporada, ya en Internet

    Queridas y queridos, tengo el enorme placer, el grandísimo gusto y la inmensa alegría, así por no exagerar os lo digo, de presentaros el que será el gran éxito rompe-shares de la temporada otoño-invierno de estas nuestras Espeins y olé: "Demandados".

    Espectacular cartel promocional, cortesía de Jose Gil. ¡Mil gracias!


    Por si alguno de vosotros aún no se ha enterado de las últimas noticias acaecidas en este nuestro pequeño mundo lleno de ginesaurios acechantes, os contaré que "Demandados" cuenta la historia real de nuestra querida Lady Rabbit, que ha sido despedida del Hotel Stanley por el simple hecho de comentarles, así de pasadilla, que estaba embarazada (mi madre, que ya sabéis que es muy del refranero español, es fan absoluta de las historias basadas en hechos reales, así que seguro que se la tragará enterita y luego me llamará: "Vaga, hija, ¿has visto la serie esa de la chica del hospital? Es auténticamente terrorífica -ella se expresa con esa vehemencia, de tal palo...- y encima lo mejor de todo es que está basada en hechos reales, es que estos hospitales, dime de qué presumes y te diré de qué careces").

    Os recomiendo encarecidamente, queridas y queridos, que no os perdáis ni un solo minuto del trepidante metraje de esta fantástica obra que aúna ciencia, ficción, ciencia ficción, amor, drama, terror zombie, comedia y muchos, pero muchos despropósitos obstétricos... Puntualmente y según Lady Rabbit me dé permiso, os iré informando de las novedades en la grabación de la que será la serie más vista de todos los tiempos, más que el chichi de una parturienta en un hospital universitario.

    De momento, os adelanto el contenido del primer episodio (atención: a continuación voy a hacer un glorioso spoiler, así que si no quieres enterarte de qué va la serie hasta su estreno, mejor lo dejas aquí y lees otras entradas): Lady Rabbit, interpretada en la ficción por Amaia Salamanca (creo; aún están en negociaciones para ver si a Rabbit le convence), es una joven profesional de la sanidad a la que contratan en Hotel Stanley para seis meses con la tarea de ayudar a las nuevas mamás en todo lo que necesiten y, en especial, para apoyarlas en el inicio de sus lactancias. 

    Nuestra ingenua y joven heroína, que ya sabe lo que se cuece en el Hotel Stanley por una buena amiga (esa es Lady Vaga, pero no he sido "ficcionada" para esta serie porque ya me harán mi propio spin-off cualquier día de estos), comienza su trabajo embutida en su sexy uniforme y llena de buenas intenciones, pese a los comentarios poco halagüeños que ha ido recopilando acerca de ese establecimiento. Convencida de poder cambiar el mundo empezando por el área de Maternidad de Hotel Stanley, Lady Rabbit/Amaia será pronto despojada de su inocencia cuando toda la maldad y el caos intrínseco del Hotel comiencen a mostrarse en terrorífico esplendor. No dejarse lavar el cerebro para ofrecer biberones a todo bicho mamante será el mayor error de la dulce Lady Rabbit, que pronto descubrirá que, para sobrevivir en el Hotel Stanley, necesita mucho más que una caja llena de Dostinex y unas cuantas jeringas desechables.

    Su resignado temple y buena disposición le ayudan a sobrellevar las decepciones diarias, pero cuando se decide a anunciar su embarazo a sus compañeras y superiores, Lady Rabbit es expulsada fulminantemente de la empresa. Ante tamaña injusticia, la joven Rabbit comenzará su periplo en busca de un abogado dispuesto a ayudarla en plena canícula española: un viaje casi imposible que culminará en una demanda tan bien plantada que la sede central de Hotel Stanley no podrá ocultar su desasosiego.

    La catarsis de Lady Rabbit y su metamorfosis de pequeña crisálida maja a híper zorra vengativa centran el hilo argumental de esta estremecedora obra de acción, terror y cirugía no apta para cardíacos, embarazadas ni lactantes. Sangre, episiotomías de caballo, falsas apariencias y un jefe de servicio zombie harán de las noches una pesadilla en Hotel Stanley... Avisados quedáis.

    Y ahora me marcho a echar la siesta, aunque me da a mí que voy a soñar con esto y me voy a levantar meadita, meadita...

    Lady Vaga,
    la diva que divaga.

    miércoles, 24 de agosto de 2011

    A preguntas chorras, respuestas "desahogás"

    Lo bueno de estar de baja, queridas y queridos, es que me ahorro el escuchar tantísima chorrada que ya me sé de mi primer embarazo. Trabajando cara al público, cualquiera se cree con derecho de soltarme su gilipollez e incluso palparme la panza (sí, sí, lo han hecho dos veces en dos meses... Una clienta adorable que no me importó en absoluto, principalmente porque me pidió permiso y porque nos conocemos de antes de nacer O.G., y una señora mayor muy impertinente que me sobó sin venir a cuento, cual ginesaurio en celo), así que estos días he estado recordando algunas de las tonterías que he oído estos dos meses de incorporación al trabajo entre amenaza de prematuridad y esguince (menudo cenizo). Sentíos libres de enriquecer esta entrada con vuestras propias aportaciones y respuestas. Ah, mis respuestas son figuradas; en la realidad, dado que esto me pasa en el sitio que me paga las facturas, suelo sonreír y decir "huy, tengo muchísimo que ordenar en el almacén, con su permiso" y me voy con viento fresco. Soy así de discreta.

    Señora: Uuuuuuuuuuh, qué barriga tienes, está enorme... ¡Vas a tener un niño grandísimo!
    Lady Vaga: Sí, y de mayor dominará el mundo y les pondrá a todos bajo su yugo de tiranía y terror, ¡bwa-ha-ha-ha!

    S: ¡Pero si estás gordísima, menuda barriga!
    LV: Sí, señora, pero a mí el mes que viene se me pasa.

    S: ¿Y vas a poder parir a un bebé tan grande si con el primero te tuvieron que hacer cesárea? (otra con rayos X en los ojos)
    LA: Pues no lo sé, si yo tuviese el pandero como el suyo no me cabría duda de que sí, pero claro...

    S: Te queda lo peor, ahora con todo el calor.
    LV: Sí, las locas no pueden dormir por las noches y vienen aquí a soltar tonterías.

    S: ¡Que sea una horita corta!
    LV: Con que sea una horita sin escuchar chorradas, me conformo (esta respuesta sí la he dado de verdad, es que la conversación estaba siendo para morir lentamente).

    S: ¿Ya vas a tener otro? Pero si el primero es muy pequeñito todavía...
    LV: Las reclamaciones, en ventanilla, señora. En concreto, en la ventanilla de ese señor, que es el padre.

    S: ¿Otro niño? (refiriéndose al hecho de que este segundo bebé también sea varón)
    LV: Las reclamaciones a mi marido, se conoce que todos sus espermatozoides son Y.

    Y otras tantas memeces que he oído, acompañadas de historias de terror de partos con más tijeras y sangre que la saga entera de Saw, pero qué queréis, como soy unineuronal, las tonterías no encuentran dónde agarrarse y, según me entran por una oreja, salen por la otra. También podemos interpretar que el sonido no se propaga en el vacío (de mi cerebro) y por eso no consiguen preocuparme (en todo caso, cabrearme, sanguínea que es una).

    Y ahora, queridas y queridos, os dejo, que O.G. quiere montar un puzzle con su estupenda mamá y me temo que esa soy yo.

    Besos perezosos,
    Lady Vaga.

    sábado, 20 de agosto de 2011

    Si estás pariendo, no te toques la pepita

    Os habéis quedado locos al leer el título, ¿eh? Pues algo así vendría a ser el ejercicio de sensacionalismo cutre-salchichero que Gema me ha dado a conocer estos días y que podéis leer aquí o a continuación, porque me voy a dar el gustazo de hacer un copia y pega de época.

    Como ex periodista que soy, me duelen los ojos, el cerebro y hasta mi alma trascendente cuando leo estos titulares y algo dentro de mí me dice "nena, no mires el artículo, no va a tener nada que ver con el titular, no seas tonta, no seas ingenua, no seas incauta, no... ¡Te lo dije! Ahora te jodes, que las embarazadas no podéis tomar aspirina".

    Sigue siendo verdad, queridas y queridos, esa vieja máxima, "sex sells", y cuando una lee un titular que dice "No intente masturbarse para dar a luz" piensa en historias terribles y apocalípticas, tipo "ahora me contarán que una mujer de Wichita o algún sitio raro de esos (porque no nos engañemos, estas cosas pasan en EE.UU. preferentemente, y a los informativos de la tele me remito) le dio tanta caña a su pepitilla, cual Bati-Cao pasada de pilas, que le sacó humo y, claro, acabó en cesárea, porque el pobre bebé dijo <<eh, mamá, yo no salgo hasta que los bomberos certifiquen que no hay peligro, que igual me torro al pasar>>"... "O quizá fue una parturienta de Oklahoma que se frotó el peluchito con tanto entusiasmo que al salir el bebé le borró de la frente el número de serie". Anyway, queridas y queridos, si vamos a hablar de masturbación y parto, hay textos más serios y documentados, como este, que desató cierta polémica y estupor entre los lectores habituales del blog de El Parto es Nuestro.

    Bueno. Que a petición de La Teta y Más, a quien no soy capaz de negarle nada (espero que no me pida las escrituras del piso), paso a copiar y despellejar esta obra maestra del cutre-periodismo veraniego, escrita con poco arte, menos rigor y nulo contenido. Os aviso desde ya que se cita un supuesto estudio, pero sin dar resultados porcentuales ni aportar datos sobre la eficacia de cada uno de los métodos que cita. Poneos un vasito de agua y respirad hondo, que allá vamos.

    No intente masturbarse para dar a luz

    KAREN ADOLF
    Cuando el parto se retrasa, la inquietud empuja a ciertas madres a intentar provocarse contracciones con remedios caseros. Un estudio publicado recientemente acaba de aclarar qué trucos son los preferidos de las mujeres encintas, la mayoría jóvenes que habían salido de cuentas. (Pero si un párrafo más abajo dices que la lista de "trucos" la han cogido de un estudio de hace diez años, ¿no será que tú te acabas de enterar de que existen, burra, más que burra?)

    Caminar, copular, comer comida picante y acariciarse los pezones son las cuatro tácticas más populares, según el trabajo, publicado en la revista Birth. La mitad de las 201 mujeres embarazadas que respondieron a la encuesta usaron estos u otros métodos para intentar hacer salir del vientre a sus bebés. Parte de las madres consultadas confesaron haber recurrido también a laxantes o acupuntura, mientras otras se masturbaron, según ellas, para inducir el final de su embarazo.

    La mitad de 201 son 100,5. Empezando por aquí, ya vamos mal, pero te damos un voto de confianza, señorita Adolf. En cuanto a los "remedios caseros", son, para la redactora, cualquier cosa que puedas hacer en tu casa sin ir al hospital, es decir, sin ginecólogos por medio. Dice además que usaron estos u otros métodos, toma ya el rigor. ¿Y la otra mitad no usó ninguno? ¿O entregaron la hoja en blanco?
    "Se masturbaron, según ellas, para inducir el final de su embarazo". Hombre, eso de "según ellas" tiene muy mala leche, ¿eh, señorita Adolf? Que parece que quisieras insinuar que las embarazadas somos unas marranotas mentirosillas a las que nos pillan in fraganti con una mano entre las piernas y solo se nos ocurre la excusa del parto...


    El trabajo, dirigido por el ginecólogo de la Universidad Estatal de Ohio Jonathan Schaffir, tomó la lista de diez trucos propuestos en su cuestionario de otro trabajo similar publicado hace diez años. Aunque la ciencia aún no ha esclarecido el mecanismo exacto que induce el parto, Schaffir cuestiona la efectividad de la mayoría de métodos caseros, ya que el nacimiento depende de hormonas liberadas por el feto, “algo sobre lo que las madres no tienen ningún control”.  (Eso ya lo sabemos las mujeres; lo que hace falta es que se enteren los ginecólogos que se empeñan en enchufarnos oxitocina según entramos por la puerta del hospital, ¿o es que no se han enterado de que un gran porcentaje de las inducciones, sobre todo en primíparas, acaba en cesárea?) La mayoría de las consultadas usaron uno o más trucos por recomendación de familia, amigos e incluso médicos. Y es que resulta que, entre todas las prácticas citadas, acariciarse los pezones puede tener algo de base. La práctica produce oxitocina, que a su vez causa contracciones del útero, reconoce el doctor Schaffir, que sin embargo advierte de que sus palabras no deben tomarse como una invitación al masajeo de las areolas. “No lo recomiendo, porque no hay un protocolo establecido”, concluye.
    Hombre, se me queda un poco cojo este articulito que, pudiendo regodearse hablando del sexo como gran disparador hormonal universal, va y solo lo menciona de pasada... Pero dejando eso de lado, boquiabierta me deja el doctor al no recomendar la estimulación de los pezones por no haber un protocolo. ¿A qué espera para diseñar uno? ¿No ha pensado que podría "jartarse" de pillar cacho por la cara si lo hace con un poco de desparpajo? Aunque, bien mirado, creo que cada mujer, incluso cada pareja, tiene su propio protocolo y lo llama "preliminares", "tonteo", "petting" o "sobeteo", según usos y costumbres... Y casi es mejor no darles ideas, que si les da por protocolizar la masturbación ya me veo al ginesaurio de turno regañando a la parturienta: "¡Señora, esa estimulación no es efectiva! ¿Es que no leyó la hojita que le dieron junto con el consentimiento (des)informado? ¿No ha hecho la preparación al parto? No se toque así, sino de esta otra manera. Que se lo explique la comadrona mientras yo las contemplo en este sofá fumándome un puro". ¡Qué miedo!

    Y ahora me pongo de mala leche, porque estoy visualizando a la señorita Adolf y a sus compañeros de retiro laboro-estival charlando animadamente:
    - Mira, voy a hacer una notita sobre este estudio que habla de trucos para ponerse de parto.
    - Pues te va a leer el Tato, porque en pleno verano como no hables de playa o sexo, me dirás.
    - No problem, meto en el titular la palabra "masturbación" y verás cómo os hundo a todos en la miseria en cuanto a número de visitas.
    - Zorraca, eso no vale. Si aquí no dice nada de la masturbación, no has escrito ni dos líneas sobre eso.
    - ¡Se sienteeeee!

    Así que la Adolf le da a "publicar" y nos deja a todos hechos fosfatina al leer esta patraña horrible que intenta advertirnos de inimaginables peligros pero luego no entra en faena ni a la de tres, puesto que no nos revela cuántas mujeres de ese enooooooorme y documentadísimo estudio (conozco estudios de cremas anticelulíticas con mayor número de participantes) recurrieron a alguna de estas técnicas para inducirse el parto, ni cuántas de ellas utilizaron específicamente la masturbación, ni si les dio resultado o solo gustito (que ya es un buen resultado, oye), ni qué catastróficas contraindicaciones puede tener el auto-magreo pre-parto para justificar ese titular tan patético, que bien podría haber sustituido por "leedme, por favor, tengo la autoestima baja y si no recibo más de quince visitas me convertiré en una otaku por siempre jamás y oleré a cerrado hasta morir". Habría sido más honesto.

    En fin, es lo que tiene el verano: insustancialidad informativa (más aún que en invierno, sí) y chorradas varias. Al menos es una edición digital y ningún árbol ha sufrido por culpa de la señorita Adolf. Como me entere de que alguno de vosotros lo imprime, os lleváis un collejón. He dicho.

    Lady Vaga,
    la diva que divaga.
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