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jueves, 19 de abril de 2012

"Ayuditas" que os podéis meter por donde os quepan: la Kristeller

Queridas, queridos, emerjo de mi laboral retiro entre chirriantes sonidos de ultratumba al más puro estilo de Nosferatu (algo así como "ñeeeeeeeec, crrrrrrrrrrj, ñiiiiiiiiiiiii-ñiiiiiiiiic, ¿quién oooosa perturbaaaar mi sueeeeeeño?"), pero en guapa y maja, para castigar con el látigo de mis rosachíclicos chascarrillos a los inoportunos que se atreven a publicar memeces interneteras con la aviesa intención de asustar, someter y fustigar a las embarazadas que pueblan estos mundos cibernéticos de Dior.

"Mamooooneeeesss, como os arree con toa esta mano abierta
sus quito la tontería forever and eveeeeeer".
Henar, Adela y Marian son las responsables de que la esplendorosa Vaga haya abandonado su letargo remunerado para arrear con el tacón de los domingos a unos esperpentos de esos que escriben porque tienen dedos y a los cuales les irían macanudamente esos reglazos bien dados que se daban antes y que vuestros padres podrán relataros con detalles (básicamente, consiste en poner la mano hacia arriba con los dedos juntos como si fueses un italiano típico de película diciendo "ma che coooosa" para que el profesor de turno los golpee todos de una vez con la regla. Dicen que, del dolor, ves estrellas, constelaciones y hasta el número de la primitiva en tecnicolor).

Pero divago, divago. Vamos al grano, al meollo y a la sustancia, que en esta ocasión, viene de la desastrosa pluma de nuestros petardos amigos de Natalbén. Resulta que a estos espabilados se les ha ocurrido hacer una especie de engendro (ups) web sobre el embarazo y nos regalan perlas tan maravillosas como la que cito a continuación, comentada en rosa para deleite de mi amiga Anahi (es su color favorito de siempre-siempre):

El parto - Periodo de expulsivo: Maniobra de Kristeller


Maniobra de Kristeller.
"Simultáneamente" lleva tilde, pero aquí lo gordo es que,
tal como lo pintan (la ilustración es de Natalbén), yo diría
que esta señora ni siquiera ha borrado aún el cuello del
útero... Si el médico quiere apretar algo, ¿qué tal si aprieta
el culo y se va a dormir un ratejo mientras la mujer
pare tranquilamente?
Se realiza empujando con los puños o el antebrazo la parte superior del útero coincidiendo con la contracción y el pujo de la madre (los que la hacen podrían probar a meterse el puño por el OGT unos a otros, a ver qué se siente, y si les gusta yo les doy la dirección de un castillo inglés tela de chulo donde, a buen seguro, encontrarán variedad de instrumentos de tortura/placer de tamaños y formas para todos los gustos). Se suele emplear esta maniobra cuando el expulsivo es muy prolongado,  el feto es muy grande o cuando la madre está cansada y no tenga  fuerza por la anestesia epidural. Bueno, es que no me voy a molestar ni en remitirles a la OMS; me quedo por España y les recuerdo que la propia SEGO en 2007 ya especifica que esta animalada está contraindicada para facilitar el descenso del bebé. Y digo yo, ¿a qué llaman los de Natalbén "expulsivo prolongado"? ¿Serán esos expulsivos que amenazan con prolongarse más allá del turno actual y enmarronar a los que vienen detrás, impidiendo eso tan bonito de "dejar limpio" el paritorio? ¿Y un feto grande qué es? Por cierto, Natalbén, algunas mujeres encontramos más agradable que las empresas que quieren vendernos sus productitos llamen a nuestros hijos "bebé" en vez de "feto". Somos unas locas quisquillosas, pero el cliente siempre tiene razón, ¿no? Pues hala. El camino de Parla se lo saben, ¿verdad?
El uso de la Maniobra de Kristeller no significa que algo vaya mal (no, significa que te ha tocado una matrona un poco hijadeputing, ignorante, inconsciente o todo junto), sino que es una ayuda más para el parto (una ayuda tan valiosa como meter el dedo en el ojo a la parturienta, meterle Coca-Cola por la vía o recitarle la lista de los reyes godos a modo de mantra para mejorar su concentración). Siempre la realiza un profesional, ya sea ginecólogo o matrona (esto ya es recoña marinera, ¿quién la va a hacer si no, el que lee el contador del agua? ¿Un espontáneo? ¿La señora de la limpieza?).
La maniobra de Kristeller puede ser dolorosa dependiendo de la presión ejercida (¡no jodas! ¿Qué tal, entonces, si se la hacéis a vuestro padre a ver si os mete dos guantazos en agradecimiento?).  A veces, si la fuerza aplicada es muy grande, la mujer puede quedarse sin aire momentáneamente (pero solo un momentito, ¿eh? Si no, no es Kristeller, es intento de homicidio, creo).
En el postparto pueden sentirse dolores tipo "agujetas" en la zona superior del abdomen secundarias a la maniobra de Kristeller (pero ni os enteraréis, porque fijo que también os habrán cortado el chirri y seguro que eso duele más...). En ocasiones pueden aparecer pequeños hematomas si la fuerza ejercida ha sido muy grande (¿pequeños hematomas por una fuerza muy grande? ¿Nadie ha visto cómo le queda la barriga a más de una y más de dos tras la dichosa "ayudita"? ¿Son todos imbéciles?)

Bueno. Hasta aquí, las notas al margen joco-cabreadas de una servidora. Ahora, me gustaría recordar a estos señores tan listos que está muy feo decir mentiras y escamotear datos a las inocentes preñadas que les leen en busca de información y sosiego. Pero como yo no soy profesional de esto de la salud, sino una mera usuaria, aprovecho para citar a la maravillosa Mireia Marcos, comadrona con una gran experiencia a sus espaldas, en un comentario que ella misma dejó aquí hace cinco añazos (sí, ya sé que ese texto al cual ella respondió también da para comentar en rosa, pero vayamos por partes, amores; respeto sintaxis y ortografía originales): 

Sobre kristeller, La maniobra de Kristeller es una malpraxis denunciada por la OMS, sus riesgos son desprendimiento de placenta, lesiones leves y graves a la madre, hemorragia, muerte fetal y materna, y asfixia y sufrimiento fetal. Se hace sin justificación para acelerar más aún el expulsivo por interés de los medicos que asi se van a otra cosa mariposa. En los países civilizados está prohibida y si alguien la practica SE LE EXPULSA del cuerpo profesional y a juicio. Es un atentado contra la salud y los derechos humanos. En España es una verguenza que aun se practique, pero más vergonzoso que las madres crean que fue una ayuda. 

Esto, para que digan que es una ayuda; sí, una ayuda de las que no recomendaría ni a la doctora Carnicera, que tuvo a bien rajarme cuando nació mi primer hijo. En fin: que si buscáis información fiable sobre el embarazo y el parto, no lo hagáis en Natalbén (ni en este blog tampoco, dicho sea de paso), que os la cuelan sin pudor.

Ahora, me marcho a preparar la ropa para mañana, que es laborable.

Lady Vaga,
la diva que divaga. 

domingo, 5 de febrero de 2012

Matrosaurias al poder: Cómo putear a una embarazada plasta

Queridas matrosaurias, no es justo que tanto las mujeres como los ginesaurios tengan magníficos escudos y armaduras con los que luchar en épicas batallas mientras vosotras miráis parapetadas tras un ciruelo: por tanto, pongo mi pluma y mi ingenio al servicio de vuestro desempeño ¿profesional? para contaros cómo putear a una preñada conflictiva.

Lo siento, saurias mías, no puedo
convertiros en una señorita así de
explosiva...
Adquiriréis, mediante la lectura de este ameno articulín, las destrezas necesarias para fastidiar a las elementas subversivas que os hayan dado la brasa con preguntas inoportunas durante los controles de embarazo o que os hayan reventado las clases de preparación al parto cuestionando la inocuidad de la bendita epidural (aménlaepiduralquelapedirásllorandoagritoscomotodas, hombre, por Dior). Procedamos por tanto, sin más dilación, a enumerar vuestros recursos ante una parturienta rebelde:
 
1. Entra y sal como Pedro por su casa:
sin presentarte, sin llamar a la puerta, sin despedirte. La habitación y el paritorio son tu terreno de trabajo y esa barrigona de la cama, una extraña. Si alguien sobra, es ella; que se dé por aludida. Aprovecha para subir las luces cuando entres en la habitación si las tenía tenues y habla en voz bien alta, que estas locas son de esas que dicen que se van "al planeta parto" como la que se va a las rebajas del Zara, y de eso nada, hombre, que para parir hay que sufrir. Ah: despersonaliza; llámala "mamá", "barriguita", "gordita" o "niña". Nada de aprenderte su  nombre, a ver si se va a creer que pinta algo ahí.



...Sobre todo, teniendo en cuenta
que la matrosauria estándar se
parece más bien a la grimosa
comadrona Joy, de Psychoville.
2. Porta siempre muchas cosas en las manos: bolsas con suero, bandejas con instrumental para coger una vía, los sobrantes de cables de la luz que se dejó el electricista la semana pasada cuando estuvo revisando la instalación... Cualquier cosa vale para asustar a estas díscolas, ¡da rienda suelta a tu imaginación! Por ejemplo, puedes irrumpir en la sala (al estilo del punto 1) con una aguja de hacer punto bien gorda y decirle, con una sonrisa de Joker, "¿quién te va a romper la bolsitaaaaa?", ¡ya verás qué risas!

3. Déjala más seca que un bocadillo de mojama:
ella se cree que su cuerpo funciona divinamente y aquí estás tú para demostrarle lo contrario, so pena de acabar en el rudo paro, así que manos a la obra. Una vía bien cogida para que sepa quién manda en tu turno y, ¡hala!, suerito para adentro... Cuando te pida beber (que te lo pedirá, y si no, al tiempo) respóndele con mucha retranca: "el suero te mantiene hidratada". Verás qué cara de ajo se le pone, pero lo mejor es que encima ¡se quedará con las ganas de escupirte, porque tiene la boca seca! ¡Bwa-ha-ha-ha!

4. Inmovilízala:
según llegue, cáscale un un monitor continuo además del suero, que eso molesta mucho a estas hippies naturistas que se las dan de pachamámicas. Nada de estetoscopio ni monitores en ventana... Cinturón non-stop y con el cable corto, como si estuviesen atadas a la pata de la cama. Llegadas a este punto, alguna iluminada te preguntará por el monitor inalámbrico, pero tú no te dejes impresionar; mírala como si hubiese dejado el platillo volante en doble fila y respóndele desafiante "sí, hombre, ¿y yo te llevo la cola del camisón por el pasillo?" o cualquier otra lindeza que se te ocurra.

Otra de Psychoville, la enfermera
Kenchington, que da pinta de
matrosauria pero total, de las de
clavarte la trompetilla hasta la glotis
para escuchar el latido del bebé.
5. Aparenta gravedad: ponte seria cuando mires su monitor, niega con la cabeza y masculla chorradas ininteligibles para el cuello de tu uniforme. No hay parturienta que lo resista. Si te pregunta qué ocurre, dale una respuesta ambigua y catastrofista que sea incapaz de entender. Si hay que inventarse palabras, se las inventa una, que estas modernas se empollan internet entero y hay que echarle mucho morro para sorprenderlas. No dejes pasar la ocasión, además, de mencionar que el plan de parto que ha presentado es una solemne tontería, que no tenéis medios para cumplirlo y que además es papel mojado porque haréis lo que sea mejor para ella (y para que tú no tengas que alargar tu turno ni un minuto más y además te dé tiempo a echar un cigarrito antes de pasar a paritorio a la de la 435). Ideal ya sería que hagas un canuto con él para formar una cerbatana y lo uses para lanzarle granos de arroz a modo de proyectiles.

6. Joróbale el atrezzo: la pelota esa de dilatación no tiene lugar en un hospital serio, ¡hombre ya!, eso es como las bolas-locas que regalaban en los ochenta en las tómbolas de pueblo para que los niños saltasen encima... Así que, a la que puedas, se la pinchas con la aguja de hacer punto. Tonterías en tu paritorio, las justas. Con la música, lo mismo: ¿qué es eso de parir escuchando a la tal Rosa Zaragoza? Sácate del bolsillo un transistor y les pones Radiolé (si eres mayor de cincuenta años) o Sonia y Selena (si eres menor de cincuenta o directamente cani). Y que haga círculos con la cadera al compás si es tan chulita.

7. El dolor es tu amigo: si la ves encajar las contracciones más o menos bien, recuérdale que un parto duele horrorosamente, tanto como la amputación de un miembro sin anestesia, y que todas piden la epidural a gritos demasiado tarde para ponérsela. Eso sí, cuando se queje, deja caer que ahora son todas unas quejicas que no aguantan nada y que cuando se la metieron, bien que lo gozaba.

8. Preséntales a tu amiga Kris Teller: la kristeller es miel sobre hojuelas, mano de santo y la purga de Benito, así todo junto, si quieres poner a una de estas prepotentillas en su sitio. Mete el codo ahí bien entre las costillas y verás qué rápido se olvidan de la OMS, de la SEGO y hasta de quién es el padre. Ah: no olvides tus tijeritas. Paséate con ellas en la mano por el paritorio como si fueses un cowboy luciendo pistola en el Far West. Si consigues que las luces del techo se reflejen en el filo mientras les das vueltecitas con los dedos, quedarás como una reina y la pobre preñadita se hará popó encima.

Y podría seguir, queridas matrosaurias, pero creo que por hoy ya está bien de información; no quiero saturar vuestros pequeños cerebros primitivos con un exceso de datos que os perjudicaría en vez de ayudaros. Seguramente, para continuar con esta saga gloriosa, en días sucesivos tendré a bien facilitaros una guía de mitos y trolas gordas que soltar durante la preparación al parto para convertirla más bien en "preparación al corte". Os avisaré, llegado el caso, para que no os lo perdáis.

No puedo despedirme sin encomiar y elogiar la labor de tantas comadronas serias, responsables y comprometidas con su trabajo que, día a día, ayudan a las mujeres a parir en un clima de tranquilidad y seguridad. Por suerte, vosotras sois legión y solo es cuestión de tiempo que las otras, las prepotentes, se extingan a pesar de que mi escrito les dé fuerzas para asaltos postreros.

Y, ahora sí, me despido, satisfecha de mi divulgativa labor.
Lady Vaga,
la diva que divaga.

viernes, 3 de febrero de 2012

Matrosaurias, venid a mí, tengo prosa para todas

Queridas, queridos, afronto este fin de semana con la gran alegría y buena disposición de ánimo que dan el saberse querida por diversos colectivos, a saber: el de los usuarios (principalmente mujeres) que tanto se carcajean con este rinconcito humilde rebosante de buen humor y el de los saurios, profesionales sanitarios cuasi extintos, a quienes anima mi labor divulgativa de los últimos días. Pues han sido tantos los correos de agradecimiento que he recibido esta semana en mi bandeja de entrada, que Ambrosio ha tenido que pedir ayuda a Audrina para, entre los dos, despejarme un poco el escritorio, que ya empezaba a parecerse a los platós de televisión de los ochenta cuando enseñaban las montañas de cartas de admiradores y aspirantes a concursar. Y es que ser una diva es duro, queridos, muy duro... Os lo juro por mi clutch de pedrería.

Foto de archivo: una sauria de guardia. Prefiere no
pasar por las habitaciones por no mancharse el
uniforme-blanco-nuclear y sus pacientísimas
pacientes se lo agradecen horrores.
El caso es que, pensando, pensando, entre sesión de spa, masaje, manicura y descanso, me he dado cuenta con pasmo y horror de que me he dejado fuera de mi extensísimo club de fans a un sector pequeñito, pero que, como Teruel, existe: las matrosaurias. ¡Oh, infamia!

Ay, que sí, que ya sé lo que me vais a decir: "pero, Lady, si los ginesaurios ya están siendo aplastados por las nuevas generaciones de ginecólogos buenos, los que de verdad se empapan de la evidencia científica y respetan a sus pacientes, ¡cuánto más del pasado son las matrosaurias, pues la renovación en ese ámbito se viene produciendo desde antes y con más fuerza!". Y tenéis razón, pero qué queréis, yo soy de corazón generoso y creo que las tres o cuatro matrosaurias que quedan se merecen también una entrada al paraíso vía mi blog. No en balde tuve ocasión, hace apenas una semana, de conocer en persona a uno de estos especímenes (¿verdad, M.J.? Un día lo contamos a medias por aquí si quieres...) y tuve que sacar mi lupa, el cuaderno de campo (forrado en imitación de cocodrilo, porque yo soy muy ecochic para mis cosas) y mi pluma buena para plasmar en el papel el hallazgo, tan incrédula me hallaba.

Así pues, en breve podréis disfrutar de una nueva entrega de manuales y tutoriales malditos, destinada esta vez a empoderar a las pocas matrosaurias que aún perviven (y que, por suerte, no consiguen empañar la labor de tanta comadrona maravillosa como he podido conocer en los últimos años).

Y ahora os dejo, más intrigados que Belén Esteban ante una cartilla Micho.

Lady Vaga,
la diva que divaga.
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